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lunes, 31 de octubre de 2022

Si no lo veo, no lo creo

 

La dulzura de Dios

azucareroUn cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios.

Uno de los niños levantó el brazo y dijo: Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar y todo lo que está en ella; nos hizo como hijos de Él. La profesora queriendo buscar más respuestas fue más lejos. ¿Cómo saben que Dios existe si nunca lo han visto?

La sala quedó toda en silencio. Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y dijo: Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza de leche, pero si ella no pone el azúcar, la leche queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, solo que no lo vemos. Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor. La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo os he enseñado muchas cosas, pero tú, Pedro, me has enseñado algo más profundo que todo lo que yo ya sabía. Ahora sé que Dios es nuestro azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas.

Le dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.

A veces, razonar la existencia de Dios no consiste en proporcionar grandes explicaciones o demostraciones complejas. La sabiduría no está en el conocimiento, pues teorías existen muchas, pero dulzura como la de Dios no existe todavía ni en los mejores azúcares.

Decálogo para mantenerse en forma sin dejar de comer

 

Decálogo para mantenerse en forma sin dejar de comer

hamburguesa gigante


1.- Cada día, cuando suene el despertador, respira profundamente, sonríe con ganas y date un aplauso.

Eres una persona privilegiada. Estás vivo. Él tiempo se te regala a cambio de nada. Tienes por delante la posibilidad de ser feliz. El tiempo no es una condena, es la posibilidad del amor, del gozo, de la felicidad. No lo conviertas en un barbecho estéril. Generalmente es una cuestión que sólo depende de ti. Date una oportunidad.

2.- Mírate al espejo y ríete un poco de ti mismo.

Verás que tienes el corazón despeinado, la ilusión legañosa y la generosidad en pleno bostezo. Date una buena ducha de optimismo y verás qué bien te sientes. Hay muchos que sólo se duchan por fuera, y, claro, huelen. El mejor secreto contra la vejez es aplicarse alguna crema que mantenga tersos tus ideales. Te ofrezco una marca: la utopía.

3.- Conecta tu teléfono móvil y llama.

Dios te escucha. Siempre tendrás cobertura. Reza saboreando despacio tus sentimientos. ¡Cómo se esponja el corazón cuando uno se descubre amado de Dios! ¡Saltarás de gozo como un cervatillo! Te quedará un cuerpo "Danone" dispuesto a devorar el día y repartirás alegría incluso a quien no te la pide. Recuerda: de mañana y a última hora del día tienes tarifa reducida. Aprovecha y llama.

4.- Mantén la línea de tu libertad.

Controla la dosis de fútbol, de ruidos, de tele y de alcohol. De lo contrario perderás en la primera esquina la ingenuidad. Pasarás de ser un fan a ser un fanático, antes de que puedas darte cuenta. Si te viene la tentación cómprate un libro, es lo que más se parece a libre. Cuídate y recuerda el verso del poeta "Érase un hombre a un televisor pegado...".

5.- Sonríe siempre, sonríe.

La sonrisa es tu arruga más bella y te mantiene joven. Cada vez que sonríes abres mil puertas cerradas y pones nombre a la gente que pasa. No hay dinero capaz de comprar una sonrisa auténtica y, sin embargo, brota espontánea cuando es gratuita. Sé tú así, como una sonrisa, porque tampoco tú tienes precio.

6.- Haz ejercicios diariamente.

Practica el perdón, la tolerancia, el respeto, la sensibilidad, el cariño... y tendrás un espíritu "cachas". Y así, cada noche, en esta competición que llaman vida, ganarás el trofeo más preciado: la paz interior y el gozo de encontrar el sentido de vivir debajo de la almohada. No te preocupes, hay trofeos para todos. Mañana más.

7.-Abre tu agenda y anota: reservado para mí.

Fíjate bien, lo tienes todo ocupado: trabajo, amigos, televisión, clases, salir, entrar, visita cultural... ¿Y tú? ¿No eres importante para dedicarte un ratito? Sí hombre. Cancela algún compromiso y siéntate contigo. Háblate mirándote a los ojos. Tienes que decirte muchas cosas. Hace ya mucho tiempo que no te ves de verdad. Eres tu mejor amigo. Confía en ti mismo y cuéntate todas tus preocupaciones. Saldrás aliviado. Los amigos están para eso.

8.- Practica el refrán: 'El que reparte se queda con la mejor parte'.

No falla. Una mano abierta a los otros puede ser caricia, consuelo, saludo, ayuda... Una mano cerrada es siempre amenaza, puñetazo, distancia, desconfianza ... etc. Quien comparte su vida dispone siempre de un cheque en blanco para el amor. Hazlo y verás cómo sube tu saldo cada día. Los que viven para su cuenta corriente son sólo eso: corrientes.

9.- Consume productos sin código de barras.

No cumplen la normativa vigente, es verdad, pero son los de siempre y llevan garantía. Además de ser naturales no tienen fecha de caducidad y son cien por cien ecológicos: justicia, solidaridad, tolerancia, derechos humanos, libertad. Es decir, civilización del amor. Tienen la ventaja, además de que podemos cultivarlos en nuestra propia casa y no pagan impuestos. Se trata de llevar una vida saludable.

10.- Hazte un seguro de vida.

El que quiera ganar su vida la perderá pero el que pierda su vida por mí la ganará para siempre » (Lc. 9, 24)

En principio te saldrá un poco caro porque te exigirá una alta inversión, pero luego recogerás beneficios abundantes. Hay otros seguros más baratos, pero ya no son tan seguros. Tu póliza se llama Evangelio. No admite rebajas. Si te apuntas te juegas la vida. Seguro.

¿Por qué no celebro Halloween?

 

¡Por qué celebro la alegría de la vida!

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Nuestras sociedades ponen todos los medios para comercializar cualquier aspecto de la vida: nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestros recuerdos, nuestros amores, nuestro trabajo, nuestras vacaciones… ¡Todo es aceptable durante los 365 días al año para ganar dinero! ¡El gran invento descristianizado es la celebración de Halloween, la celebración de las calabazas vacías y las brujas sonrientes! ¡Muchos cristianos lo celebran pero desconocen su significado real!
¡Son muchos los que no saben las intenciones maliciosas de suplantar las celebraciones cristianas del día de Todos los Santos y del Día de difuntos!
Al contemplar el éxito comercial de Halloween, ¡que no nos caigan las lágrimas, no nos lamentemos, al contrario dejémonos desafiar por el evento, démosle un nuevo significado! ¿Por qué no llenarlo de fe?
Es cierto que en ciertas épocas de la cristiandad, las imágenes cristianas y las estatuas han sido ricas en bailes macabros, visiones infernales, torturas u otros horrores. En ciertos momentos es así como hemos expresado la relación con la muerte, el juicio que se hará sobre nuestras acciones y, a veces, también el deseo de encerrar a la población en miedos esterilizadores.
Halloween —en realidad la celebración de todos los santos en las sociedades de raíz cristiana, no lo olvidemos— nos invita a los católicos a revivir nuestras propias celebraciones, a darle un significado profundo detrás de las viejas palabras y los ritos de nuestra fe.
Atrapada ahora en el calendario entre la fiesta de las calabazas con muecas y el día de los difuntos, la fiesta de los santos está destinada a ser la fiesta de la felicidad de todos los que nos reconocemos amigos de Jesús, sin miedos y sin máscaras.
Los cristianos tenemos muchos otros accesos a la felicidad a pesar de que la muerte misma es un elemento básico de la felicidad cristiana porque es el viaje a la patria celestial. ¿Acaso el evangelio de las bienaventuranzas no pone la fe en el centro de las contradicciones de la vida proclamando felices a los pobres, a los que lloran, al hambriento de justicia? ¿no es una manera de resaltar la vocación subversiva de la fe cristiana?
Esta la noche es la antesala de todos aquellos que están enamorados de la felicidad, de los que aman la felicidad ajena, de los que están listos para darse a sí mismos y cuyo corazón busca latir al ritmo del corazón de Jesús. Esta felicidad, no puede explicarse. En la vigilia de esta noche, la de Todos los Santos, podemos por medio de la oración contemplar los rostros de aquellos que cuentan con la visión de Dios, los que sienten la huella de la santidad de Dios, la multitud de santos de todos los tiempos que están de pie ante el Trono de Dios.
Halloween no es una fiesta inocente porque sus símbolos son símbolos de muerte y de terror. Se celebra el cumpleaños del diablo que millones de seguidores en todo el mundo conmemoran con misas negras, abusos terribles a menores, disfraces irreverentes, máscaras vampíricas, profanaciones eucarísticas… El ambiente que rodea este día es de miedo aunque el demonio sepa presentar lo negativo con la mejor de las apariencias.
Aunque no lo creamos celebrar Halloween implica trabar una amistad con el mundo de las tinieblas, de lo oscuro y de lo maligno. Celebrar Halloween no agrada a Dios. Mañana es el día para desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús, orando si es posible en vigilias de oración. No se trata de no celebrar nada sino de celebrar el día de Todos los Santos, a los que estamos unidos por nuestro camino de fe. ¡Yo celebro la vida, no la muerte!

Tenedor

 

Conserva tu tenedor

conserva tu tenedorUna mujer, a quien le habían diagnosticado una enfermedad terminal y le habían dado tres meses de vida, estaba poniendo sus cosas "en orden". Le pidió al sacerdote que fuera a su casa para discutir ciertos aspectos de sus deseos finales. Le dijo qué canciones quería que cantaran en su funeral, qué lecturas le gustaría que leyeran y con qué ropa querría ser enterrada. También pidió que la enterraran con su Biblia favorita. Cuando el sacerdote estaba preparándose para irse, de pronto la mujer recordó algo muy importante para ella y dijo: "Hay una cosa más". "¿Qué es?", preguntó el sacerdote. "Esto es muy importante", continuó la mujer, "quiero que me entierren con un tenedor en la mano derecha".

El sacerdote se quedó parado mirando a la mujer sin saber qué decir.

- "Esto le sorprende, ¿no?", dijo la mujer.

- "Bueno, para ser honesto, estoy extrañado por su petición", dijo el sacerdote.

La mujer explicó: "recuerdo que en todos los años de concurrir a comidas en la iglesia, cuando se retiran las fuentes del plato principal, alguien inevitablemente dice "conserva tu tenedor". Era mi momento favorito porque sabía que algo mejor venía... como torta de chocolate o pastel de manzana, algo maravilloso y sustancial. De modo que quiero que la gente me vea en mi ataúd con un tenedor en la mano y quiero que pregunten: "¿Para qué es el tenedor?". Entonces quiero que por favor les diga: "Conserva tu tenedor.... aún falta lo mejor."

"Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría cuando se despidió de ella. Sabía que era una de las últimas veces que la vería antes de morir. Pero también sabía que la mujer entendía mejor que él lo que era la Gloria. Ella sabía que algo mejor venía.

En el funeral, la gente que se acercaba al ataúd veía el vestido que más le gustaba, su Biblia favorita y el tenedor en la mano derecha. Una y otra vez el sacerdote escuchaba la pregunta "¿Para qué es el tenedor?" y él sonreía. Durante su mensaje, el sacerdote les contó la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les contó sobre el tenedor y lo que simbolizaba para ella; les contó cómo él no podría dejar de pensar en el tenedor y quizás ellos tampoco podrían hacerlo. Tenía razón.

De modo que la próxima vez que tomes un tenedor, deja que te recuerde muy suavemente que aún falta lo mejor.

Profundizar en los textos de San Lucas

 

Profundizar en los textos de san Lucas


La Iglesia nos permite celebrar la figura del evangelista san Lucas, médico griego convertido al cristianismo y compañero de san Pablo, autor de su propio Evangelio y del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Tengo una especial preferencia por él. Hace unos años, cuando trabajaba en el mundo editorial, reedité una maravillosa novela histórica sobre su figura: Médicos de cuerpo y de almas, de Taylor Caldwell y me emocionó la película Pablo, apóstol de Cristo en la que un anciano Lucas intenta reavivar la fe de Pablo a través de sus logros y recopilando la palabra del apóstol en forma de cartas. Hoy es un día muy hermoso para meditar sobre la identidad del discípulo y todas las exigencias que sus textos nos invitan a vivir en la vida cristiana. 

San Lucas y su evangelio nos abre de manera bellísima a la figura de María, embellece la obra de la anunciación, de la visitación, del nacimiento y de los primeros pasos del Dios hecho hombre. A él le debemos el conocer mejor a la Virgen, a la que presenta con una delicadeza sin precedentes, y que resume en una de las frases para mí más hermosas, profundas y motivadoras de la Sagrada Escritura: «Todas estas cosas las meditaba en su corazón”.

El suyo es el Evangelio de la universalidad de la salvación, el Evangelio de la universalidad de la proclamación del espíritu evangélico, la universalidad de la misión, la universalidad del crecimiento de la Iglesia después de Pentecostés.  

Lo hermoso de san Lucas es que ensalza el anuncio de la salvación de una manera maravillosa, sencilla, tierna y dulce y deja un poso delicado de la bondad y la misericordia del Señor. En sus escritos Jesús aparece en su máxima expresión, sin sus textos no habrían llegado a nuestra vida la transformación de la parábola del hijo pródigo, ni la del buen samaritano, ni la de la oveja perdida, ni la de la prostituta perdonada. Nos habría pasado desapercibido la delicadeza con la que Jesús trataba a enfermos de cuerpo y de alma, nada sabríamos de la existencia de Zaqueo, ni tan siquiera de la existencia del buen ladrón. No habríamos experimentado la tierna mirada de amor de Cristo al prójimo, ni sentido como Cristo camina a nuestro lado en el relato de los dos de Emaús.

El evangelio de san Lucas es el evangelio de la misericordia, es el evangelio de la ternura de Cristo, es el evangelio del corazón cristiano, es el evangelio de la misión, es el evangelio que pone al cristiano en el camino del discipulado. ¡Qué gran ocasión para releer con amor su Evangelio y los Hechos de los Apóstoles!