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jueves, 28 de agosto de 2014

El Pecado

Los pecados son las malas acciones que absolutamente deben evitarse. Ellos constituyen el mayor mal, aunque el hombre de hoy parece no tener de ellos una clara conciencia, de tal manera que ya Pío XII decía que el mayor pecado de nuestro tiempo es que los hombres han perdido el sentido del pecado.
El pecado comporta el rechazo de la recta razón, es decir, el rechazo de la verdad, y el rechazo del amor de Dios que nos indica cuál es nuestro verdadero bien. Directa o indirectamente es desprecio de Dios y de su amor.
El pecado corta en nosotros el hilo directo con la vida y da la muerte del alma. Como la enfermedad debilita y destruye el cuerpo, así el pecado es aquel cáncer espiritual que debilita y mata la vida del espíritu.
En Cristo crucificado el pecado revela su verdadera naturaleza: no es sólo desobediencia a un mandamiento divino, sino una condena a muerte del Amor. Este es su terrible poder.
Pero el Crucificado es poderoso. Jesús con su muerte nos revela el verdadero rostro del pecado, mas nos ofrece también la fuente inagotable del perdón.
24. ¿Qué es el pecado?
El pecado es una transgresión de la ley de Dios y el rechazo del verdadero bien del hombre. Quien peca rechaza el amor divino, se opone a la propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y hiere la belleza espiritual de la Iglesia, de la cual todo cristiano debe ser piedra viva.
25. ¿De qué modo se puede cometer el pecado?
Se puede cometer el pecado en los pensamientos (complaciéndose en el mal), con los deseos (deseando el mal), con las palabras, con las obras y con las omisiones (no haciendo el bien que se puede y se debe hacer).
26. ¿Los pecados son todos igualmente graves?
Los pecados pueden ser más o menos graves, y la distinción fundamental es entre pecados veniales (o leves), y pecados mortales (o graves).
27. ¿Qué es el pecado mortal?
El pecado mortal es una transgresión de la ley de Dios en materia grave, hecha con plena advertencia (esto es, conscientemente) y con consentimiento deliberando (es decir, voluntariamente).

28. ¿Qué significa "materia grave"?
Significa que el objeto o contenido de la acción constituye una transgresión importante de la ley moral.
29. ¿Qué significa exactamente que la advertencia debe ser "plena" y el consentimiento "deliberado"?
Significa que la mente debe captar con claridad el valor moral de la acción, y la voluntad quererla plenamente.
30. ¿Qué es el pecado venial?
El pecado venial es una transgresión de la ley de Dios en la que falta o la gravedad de la materia, o la plenitud de la advertencia o del consentimiento.
31. ¿Por qué el pecado grave se llama mortal?
El pecado grave se llama mortal porque separa de Dios haciendo perder la gracia santificante, que es la vida del alma.
32. ¿Qué otros daños ocasiona al alma el pecado mortal?
El pecado mortal destruye la caridad en nuestro corazón y nos aparta de Dios, sumo Bien y felicidad nuestra. Si no es reparado por el arrepentimiento y por el perdón de Dios provoca la exclusión del Paraíso y la muerte eterna del Infierno, priva de los méritos adquiridos e impide todo crecimiento espiritual haciéndonos esclavos del mal.
33. ¿Hay algo más grave y más dañino que el pecado mortal?
No existe nada más grave y más dañino que el pecado mortal, que separa de Jesús, único Salvador. El sarmiento separado de la vid no sirve para nada, si no es para ser echado al fuego (Jn 15, 6).
34. ¿Por qué el pecado leve se llama venial?
Porque aún siendo una acción que en sí es mala, sin embargo no es tan tal que determine una verdadera oposición a Dios; no nos hace perder su amistad y, aunque nos debilita espiritualmente, no mata en nosotros la vida de la gracia.
35. ¿Qué daños produce el pecado venial?
El pecado venial enfría el fervor de la vida cristiana, obstaculiza el camino de perfección y nos hace merecedores del Purgatorio en la otra vida. Puede además disponernos al pecado mortal.

domingo, 24 de agosto de 2014

¿Por qué no oramos?

 

¿Por qué sentimos que no oramos eficazmente? ¿Por qué lo primero que descuidamos es nuestra vida de oración? Sabemos que debemos de orar, pero no lo hacemos. Entendemos que es importante, pero no lo ponemos en acción.
¿Por qué parece tan difícil? Tal vez porque no creemos estar facultados para orar. Tendemos a pensar: Bueno, Cristo, Pablo y otros cristianos ejemplares oraban y lograban cosas, pero yo no soy nadie, ni siquiera tengo un ministerio definido… Y el desánimo nos envuelve y nos deja pasivos, orando solamente ante necesidades apremiantes, obteniendo minúsculas respuestas a nuestras minúsculas oraciones.
Esta es la batalla espiritual, en la que Satanás, nuestro adversario, lucha sin tregua por derrotar al cristiano aun antes de que trate de pelear. Satanás no se anda con miramientos a la hora de intimidar -intenta a toda costa someter y vencer al cristiano. Y el problema es que el cristiano no sabe que la victoria ya es suya porque el poder de Cristo resucitado lo está respaldando. El pueblo de Dios perece por falta de conocimiento, parafraseando Oseas 4:6. ¡Necesitamos usar la Palabra de Dios a la usanza de Jesús, cuando derrotó a Satanás diciendo: "Escrito está"! (Mt 4:4)
Es de absoluta necesidad que el cristiano tenga comunión diaria con Jesucristo, mas esto no siempre se enseña al inicio de la vida cristiana. La vida del cristiano depende de la renovación diaria en comunión. Muchos cristianos se apartan porque no entendieron esto. No resisten la tentación, regresan a su antigua naturaleza. Se esfuerzan por servir a Dios y luchar contra el pecado, pero carecen de fuerza porque luchan en sus propias fuerzas.

¡Guerra!

Vivimos en un estado de guerra contra el diablo, y debemos aprender las técnicas para vencer a nuestro adversario o nos destruirá a nosotros. Tenemos armas para esta guerra, y necesitamos aprender a usarlas en cada aspecto de nuestra vida de oración. Estas armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de las fortalezas de Satanás (2 Co 10:3-4). En Ef 6 Pablo nos exhorta: "Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo... Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Ef 6:11, 14-17). Debemos vestir los diferentes aspectos de la vida del Señor Jesús (Ro 13:14 "sino vestios del Señor Jesucristo...")
¿Cuál es el escenario para la lucha? Ef 6:18 nos dice que el campo de batalla contra Satanás y sus fuerzas es el de la oración. Allí sus fuerzas son derrotadas y el creyente obtiene la victoria.
¿Parece imposible? Sí, lo imposible se nos enfrenta a todos, pero hay una manera de hacerle frente a la imposibilidad: ¡invádela! No con discursos sobre esperanza, no con ira, no con resignación, sino con violencia. La oración provee el vehículo para esta clase de violencia<1>. Es peor que un tanque de guerra (1 Jn 5:4-5 "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?")

El costo

La mayoría de nosotros no oramos habitualmente, porque sabemos muy bien que va a costar algo. Más que tiempo, dinero o fe. Nos cuesta una cosa: la sinceridad<2>. Sí, el ser lo suficientemente sincero para decirle a Dios: "No puedo hacerlo yo solo". Mi sincera confesión de impotencia da lugar a la omnipotencia.
Tenemos que tener la honradez de reconocer lo que no somos. Debemos ser sinceros con Dios, reconociendo nuestra obvia necesidad del perdón y la plenitud interior; admitiendo lo mucho que nos agotamos luchando en nuestras propias fuerzas; insistiendo en no conformarnos con respuestas artificiales a nuestro vacío. Y entonces hallamos al Único que es el dador de la verdadera plenitud de vida y el único camino hacia Dios. Confrontamos Su maravilloso nacimiento, Su impecable vida, Sus enseñanzas fenomenales, Sus dinámicos milagros, Su muerte expiatoria y Su gloriosa resurrección.
Y al abrirle nuestro corazón a su vida y su poder, tenemos que aprender qué vino a hacer El en verdad. Tal vez el punto culminante de Su enseñanza en la tierra fue cuando sus discípulos pidieron "Señor, enséñanos a orar". Allí les enseñó algo sobre la violencia. Orar es cuestión de asaltar, de atar, de hacer la guerra. De invadir.<3>
Desde el punto de vista de la tierra, las cosas pueden parecer imposibles, pero desde el punto de vista del cielo hay una violencia que puede hacer estallar lo imposible. Pero se necesitan tropas para la invasión<4>.

El aprendizaje de la oración

El propósito del programa de oración de Dios es enseñarnos a vencer, ejercitarnos para vencer<5>. El no hace nada en la esfera de la redención humana salvo por medio de la oración.
Toda su actividad y realización las ha ligado a la oración<6>. Nuestra sensación de indignidad nunca debe estorbar nuestra vida de oración, como dice Heb 4:15 y 16. Nos llama a acercarnos confiadamente, no porque seamos dignos de hacerlo, sino porque El es digno."No tenéis... porque no pedís" (Stg 4:2). Por ello, debemos darle prioridad al aprendizaje de la oración, practicarla hasta que tengamos una destreza que pueda mantener a raya al enemigo.

¿Es la Oración una opción o un mandato?


Muchas veces nos preguntamos si la oración es un mandato que todos los cristianos debemos cumplir, o si simplemente es una herramienta cuyo uso es para cuando la necesitemos .

Pero Dios, sabiendo perfectamente lo que más nos conviene, nos da el mandamiento de orar. Eso lo podemos encontrar en los siguientes pasajes:
1 Cr 16:11 "Buscad a Jehová..."
Mt 7:7 "Pedid, y se os dará..."
Mt 26:41 "Velad y orad..."
Lc 18:1 "...la necesidad de orar siempre..."
Jn 16:24 "...pedid, y recibiréis..."
Ef 6:18 "orando en todo tiempo..."
1 Ts 5:17 "Orad sin cesar"
Stg 5:13 "...Haga oración"
Podemos ver que la oración no es opcional para el cristiano que desea la vida abundante que ofrece Cristo.

 

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN


Es una necesidad universal

El salmo 65:2 nos dice "Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne" y en Is 56:7 "...porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".
El hombre tiene en su corazón la necesidad de establecer una relación con Dios. Así fue creado. También requiere de la certidumbre de la eternidad (Ecl 3:11 "y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin"). Por eso, siempre busca algo superior ante qué inclinarse. Pero esta apremiante necesidad nace en el espíritu humano, y solamente puede ser satisfecha en el ámbito espiritual. Por eso cuando una persona no tiene a Dios en su corazón y por ende su espíritu nuevamente lleno y vivo, busca llenarlo con fiestas, alcohol, drogas, y todo tipo de satisfacciones temporales materiales.
La oración cambia la vida del ser humano radicalmente, al grado de que le hace "llegar al aprecio y a la evaluación honesta de cada uno como un hijo del hombre y un hijo de Dios"<1>. En el campo de la psicoterapia ha quedado demostrado que la oración "puede ser el instrumento más importante en la reconstrucción y rehabilitación de una personalidad"<2>, puesto que el poder radica en Dios.
La oración es la vía de comunicación entre nosotros y el terreno de lo sobrenatural, abre puertas insospechadas y trae respuestas inimaginadas (Jer 33:3 "Clama a mí [Jehová],...y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces"), pues nos pone en contacto directo con nuestro Dios Todopoderoso.
El hombre es totalmente dependiente de Dios, lo sepa o no lo sepa (Hch 17:24-28 "El Dios... es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas... ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y...: Porque linaje suyo somos") y no puede vivir apartado de Dios, ajeno a la salvación provista por medio de Jesucristo, ni ignorando Su revelación de las verdades terrenales y celestiales contenidas en la Biblia (Jn 14-16, Col 1:15-21, Ro 11:32-12:2).

 

Es una necesidad personal

Los dos requisitos para una vida cristiana victoriosa son visión y pasión: ambos son nacidos y sustentados por la oración. Para ser mucho para Dios tenemos que estar mucho con Dios. El poder de la oración es tan vasto como Dios, porque Dios está respaldándolo.
El Señor Jesús nos ofrece promesas espectaculares de respuesta a la oración, cuando nos acercamos a El con fe, y usando la autoridad de su nombre (Jn 14:13-14 "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre [en el nombre de Jesús], yo [Jesús] lo haré").
Nuestra oración es algo que Dios desea, para El es precioso el tiempo que le dedicamos a la relación íntima con El (Ap 5:8 "...que son las oraciones de los santos", Ap 8:3 "...para añadirlo a las oraciones de todos los santos...").

 

LAS RAZONES QUE TENEMOS PARA ORAR<3>

Ef 6:18 "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu..."

¿Por qué es necesaria esta oración constante, persistente, vigilante, vencedora?

Porque el diablo está vivo (Ef 6:11-13 "...estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque... tenemos lucha contra... principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes...").
Es el medio designado por Dios para obtener las cosas, y el gran secreto de todo lo que nos falta en nuestra experiencia, nuestra vida y nuestra obra es el descuido de la oración (Stg 4:2"...pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís").
Los modelos que Dios nos ha dado de cristianos ejemplares consideraban la oración como parte primordial de sus vidas.
La oración desempeñó un papel muy importante en la vida terrena de nuestro Señor Jesucristo.
Cristo ora por nosotros ahora (He 7:25 "por lo cual [Jesucristo] puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos", Ro 8:34 "Cristo es... el que... está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros").
Es el medio que Dios ha designado para que recibamos misericordia y gracia que nos ayudan en el momento de necesidad (He 4:16 "Acerquémonos [a Jesús]... para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro").
Es la forma que Cristo ha designado para que sus discípulos obtengan plenitud de gozo. Hace a Dios real (Sal 16:11 "...En tu presencia hay plenitud de gozo...", Jn 16:24 "...para que vuestro gozo sea cumplido").
Así nos libramos de toda clase de preocupación, ansiedad y necesidad de la vida -obtenemos la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Fil 4:6-7 "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús").
Es el método designado para obtener el Espíritu Santo -nos da la plenitud de su poder.
Nos mantiene en forma para no ahogarnos en los cuidados de este mundo. En el libro de Lucas se nos prepara para la segunda venida de Jesucristo (Lc 21:34-36 "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.")

 

Por lo que la oración consigue.

Fomenta nuestro crecimiento espiritual más que ninguna otra cosa, excepto el estudio de la Biblia.
La oración nos da poder para la obra. La oración y el poder son inseparables.

 

Contribuye a la conversión de otros.

 

A través de la oración, Dios puede tocar el corazón de individuos específicos por lo que estemos orando, en mi caso particular eso fue lo que pasó. Yo no quería saber nada de Dios ni del cristianismo, y cada vez que alguien intentaba convencerme se generaba una gran discusión. Pero por la oración de muchos, mi corazón fue cambiando al grado que fui yo el que buscó que me hablaran de Dios.

 

Acarrea bendiciones a la iglesia.

 

Si tenemos respuesta en forma individual, mucho más en forma colectiva, y podemos pedir bendiciones especiales para nuestra iglesia, y como es parte de la voluntad de Dios recibimos la bendición.

¿QUÉ SUCEDE POR LA FALTA DE ORACIÓN?

"...la falta de oración por parte del hombre [limita] las cosas grandes y poderosas que Dios quiere efectuar... si Dios ha de efectuar obras grandes y maravillosas en los asuntos de los hombres y las naciones, llevando adelante el sublime propósito de redención, entonces los hombres deben orar...Para que todas las formas de servicio cristiano sean realmente fructíferas, tienen que ser sostenidas por la oración... cuando el cristiano ora, su capacidad de alcanzar y su poder de hacer bien se ven multiplicados mil veces; aun más: cien mil veces... El hombre es quien pone en movimiento la riqueza del banco del cielo."<4> (Ez 22:30-31, Jn 15:7, Sal 50:15).
Cualquier persona que se encuentre en un ministerio, debe de mantenerse en oración. Muchos ministerios fracasan por dejar de orar.
Si queremos acercarnos a Dios, necesitamos hacerlo a través de la oración, ya que ella nos permite comunicarle a El nuestros sentimientos y preocupaciones, nuestros deseos y esperanzas, nuestros gozos y victorias. Es como platicarle diariamente lo que uno piensa y siente y todo lo que vive durante ese día para que también El se regocije con uno por sus logros, o le consuele en momentos de angustia.
Hay que recordar que tenemos un Dios poderoso, y si solamente le pedimos cosas pequeñas, sólo cosas pequeñas nos dará. Si realmente le pedimos grandes cosas, estamos reforzando nuestra fe, y grandes cosas nos dará.
Al igual que a caminar se aprende caminando y a nadar se aprende nadando, a orar se aprende orando. Y al igual que al aprender a caminar o a nadar, se empieza con gateos y en aguas poco profundas, también las primeras oraciones serán sencillas, pero poco a poco se empezará a correr y a profundizar, hasta que las oraciones sean poderosas en Cristo Jesús.

Qué es la Oración

 

"La oración no es una varita mágica para que Dios haga realidad nuestros deseos, sino más bien es una manera de convertirnos a nosotros en instrumentos para que los deseos de El se hagan realidad."

 

Definición de oración

Normalmente siempre que queremos saber la definición de una palabra la buscamos en el diccionario. Algunas de las definiciones que obtenemos de "oración" son las siguientes:
La Enciclopedia Hispánica dice: "Diálogo del hombre con la divinidad que responde a algún tipo de manifestación de ésta. La respuesta humana puede ser de reconocimiento, de acción de gracias, o de impetración ante alguna necesidad."<1>
Otras definiciones las podemos encontrar en Diccionarios Bíblicos: "Es el ofrecimiento de las emociones y deseos del alma hecho a Dios, en el nombre y por la mediación de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Jn 16:23-27. Es la comunión del corazón con Dios mediante el auxilio del Espíritu Santo, Ro 8:26, 27, y es para el cristiano la verdadera vida del alma. Sin ese espíritu filial nadie puede ser cristiano, Job 21:15; Sal 10:4."<2>
"Es cualquier comunión espiritual con Dios, incluyendo la confesión, petición, adoración, alabanza y acción de gracias... Es un recurso natural de los hijos de Dios."<3>
F. J. Huegel define la oración como: "La oración es el privilegio más grande que tiene el ser humano, y su gozo más preciado, puesto que por medio de ella mantiene comunión con su Padre celestial que es la Fuente e la Vida, y es también el medio más poderoso que el ser humano tiene a su alcance para triunfar."<4>
Charles Spurgeon decía que "La oración es el delgado nervio que mueve los músculos de la omnipotencia."<5>
Podríamos resumir todas estas definiciones diciendo que: Cuando el hombre ora, Dios obra.

 

La primera oración registrada en la Biblia

La primera oración históricamente registrada en la Biblia se encuentra en Gn 4:26: "Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová".
Antes de eso, el hombre hablaba directamente con Dios. Adán (Gn 3:8) y Caín (Gn 4:6) así lo hicieron.
La única oración dada para uso perpetuo en el AT es la de Dt 26:5-15: "Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa; y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión; y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros; y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová" en relación al ofrecimiento de los diezmos y primicias, la cual contiene en forma simple los elementos importantes de la oración: reconocimiento de la misericordia de Dios, dedicación de uno mismo, y petición de futuras bendiciones.
Tal vez se podría agregar la bendición sacerdotal de Nm 6:24-26: "Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.", de forma petitoria, y la breve oración de Moisés de Nm 10: 35-36: "Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen. Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel" al levantarse y ponerse la nube.

 

La primera oración en la vida cristiana

La primera oración en la vida cristiana es aquella en la cual reconocemos que somos pecadores, y que necesitamos de Cristo como nuestro Señor y Salvador. Esto parte de la verdad que se nos revela en la Biblia:
1. El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios, con el propósito de tener comunión con Él. (Gn 1,2)
2. Debido a la desobediencia por propia voluntad del hombre en el huerto del Edén, el hombre cayó y se convirtió en pecador (Gn 3). Toda la creación se corrompió y se encadenó por el pecado de Adán y Eva (Gn 3:17, Ro 8:19-22).
3. Dios proveyó un medio para restablecer esa comunicación rota a través de nuestro Señor Jesucristo y la salvación que obtuvo para nosotros en Su sacrificio en la cruz (Gn 3:15, Jn 3:16).
Al tomar esta decisión clave en nuestras vidas, cada uno de nosotros se convirtió en una nueva persona, con un nuevo destino, y esto necesariamente conlleva un nuevo estilo de vida, en el cual la oración se convierte en algo imprescindible.

 

Citas utilizadas:

1 Micropedia, Enciclopedia Hispánica, Volumen 2: Encyclopaedia Britannica Publishers, Inc., p 204
2 Diccionario de La Santa Biblia: Sociedad Americana de Tratados, p 475
3 F.N. Peloubet, D.D., Peloubet's Bible Dictionary: The John C. Winston Company, p 528
4 Federico J. Huegel, Secretos de la Oración: Editorial Moody, p 10
5 Citado en: Dick Eastman, La hora que cambia al mundo: Miami Florida: Editorial Vida, p 9

Las más grandes garantías de la Palabra

 

Aquí hay algunas porciones de las Escrituras para que comiences a reclamar las promesas de Dios para tu vida.

Promesas para tus seres amados inconversos:

Lc 5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento
Lc 19:10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Jn 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Jn 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Hch 11:14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tu, y toda tu casa.
Hch 16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Ro 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
1 Co 7:13-16 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamo Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
1 P 3:1-2 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
2 P 3:9 El señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 

Promesas para tus hijos:

Sal 8:2 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
Sal 91:11-12 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.
Sal 127:3-5 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Pr 3:4 Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
Pr 22:6 Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Is 44:3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.
Is 49:25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
Is 54:13 Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.
Col 3:20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.
2 Ti 3:15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

 

Promesas de prosperidad:

Sal 23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Sal 34:10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
Sal 37:25 Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.
Mt 6:31-33 No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Lc 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
2 Co 9:6-8 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.
Fil 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
3 Jn 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

 

Promesas para tu matrimonio:

Gn 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Gen 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Sal 101:2 Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.
Pr 3:5-6 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
Pr 10:12 El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas.
Ro 13:10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
1 Co 13:4-8 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Ef 4:31-32 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Ef 5:21-33 Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
1 P 3:1-11 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.
1 Jn 4:15-21 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quién ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

 

Promesas para sanidad:

Ex 15:26 Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Sal 103:3 El que perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias.
Sal 107:20 Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina.
Pr 4:20-22 Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.
Is 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Jer 17:14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
Jer 30:17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
Mal 4:2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
Mt 8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Mt 9:35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.
Mr 16:15-18 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Lc 6:19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.
Stg 5:14-16 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
3 Jn 2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

 

Promesas para la paz interior:

Sal 37:11 Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.
Sal 119:165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.
Is 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Is 26:12 Jehová, tu nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.
Is 55:12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los monte y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
Jn 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Ro 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Ro 8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Ro 14:17-19 Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.
Ro 15:13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Fil 4:6-7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.