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lunes, 31 de octubre de 2022

La felicidad está en saber apreciar la grandeza de las cosas más pequeñas

 

La felicidad está en saber apreciar la grandeza de las cosas más pequeñas

El gran maestro de la sencillez y de las cosas pequeñas es el Espíritu Santo. Cuando abres tu corazón a la gracia que proviene de Él, cuando le pides que te ayude a valorar los ofrecimientos sencillos de la jornada, cuando te avienes a disfrutar de las cosas sencillas del día, cuando valoras los pequeños detalles que se te presentan la felicidad inunda tu ser. Son muchas las ocasiones en que los hombres cerramos el corazón y no somos capaces de disfrutar de los pequeños detalles, no somos capaces de atender determinadas palabras que recibimos, de ciertas cosas aparentemente insignificantes que nos ocurren porque desde nuestra mirada soberbia y egoísta no nos parecen relevantes. Obviamos llevar a cabo ciertos actos de bondad porque no se ven a los ojos de los demás. 

La felicidad está en saber apreciar la grandeza de las cosas más pequeñas. Admiramos, elogiamos y aplaudimos los hechos más sobresalientes de la vida pero pasamos por alto esas cosas que nos parecen pequeñas y de menor importancia que, sin embargo, son las que en definitiva determinan nuestros éxitos o fracasos. Y todo se escurre como el agua entre nuestras manos. Son las pequeñas cosas las que hacen grande nuestra vida. Olvidamos que venimos sin nada y nos iremos sin nada y que solo dejaremos en este mundo huella en el prójimo en los detalles pequeños: este gesto de amor, esta sonrisa en el momento adecuado, esa entrega en el momento que uno lo necesita, ese detalle inesperado, ese saludo amable, esa ayuda generosa, ese abrazo amoroso de perdón, esa mirada de misericordia, esa llamada de interés por el otro…

Todos estos detalles abiertos a la gracia son inspiración del Espíritu que abre el corazón al amor. El cristiano que proclama el Evangelio debe ser sencillo como sencillos deben ser sus gestos. El Evangelio se proclama de palabra y viviendo con fidelidad a la Voluntad de Dios porque el camino de las cosas pequeñas y de la sencillez es el camino que nos lleva a Cristo, que consiste en negarse a uno mismo, llevar la cruz, desterrar el egoísmo y servir al otro desde el amor auténtico.

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