Entrada destacada

ADORACIÓN EUCARÍSTICA ONLINE 24 HORAS

Aquí tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo. Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una parroquia en la que se exponga el...

Mostrando entradas con la etiqueta mirada interior. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mirada interior. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de marzo de 2017

La mirada interior

mirada-interior
No hay que pensar que las personas de bien son las que subrayan forzosamente la injusticia, la sinrazón, la maldad, la falta de criterio o la deshonestidad que hay en los otros. Con frecuencia, los que poseen esos defectos son los que tienden a verlos por doquier en cualquier esquina; su actitud es la de la crítica permanente, sospechando y prejuzgando a los demás a través de su propia realidad. E, inversamente, los que atesoran grandes cualidades morales evitan resaltar los defectos ajenos porque son capaces de observar a los demás a través de sus propias cualidades.

Las personas sólo deberíamos mirar desde una óptica: la de nuestra mirada interior. Que nuestros ojos miren desde lo profundo; que sean el espejo de nuestros sentimientos, emociones y pensamientos. Si me encuentro en el grupo de los que al hablar sólo soy capaz de resaltar los defectos de los demás, estaré revelando lo que siente mi corazón. Si mi interior estuviera lleno de justicia, de bondad, de generosidad, de paciencia, de misericordia, de nobleza, de honestidad y, sobre todo, de amor, sería capaz de ver en los demás estas cualidades tan elevadas.
Ver la vida ajena con los ojos de Cristo es hacer de la propia vida un proyecto de Salvación. Es aprender de la mirada del Señor y de sus encuentros con tantos con los que se cruzó. Es orientar mis valores, mis sentimientos y mis pensamientos en la autenticidad para convertir mis relaciones con los demás en unas relaciones basadas en el respeto y en el amor.
Es lo que le pido hoy al Señor, que pueda experimentar la gracia de esta convicción, ensanchar mi corazón para que se abra por completo a su acción transformadora que tiene en el pecado su principal enemigo.
Y antes de terminar la oración miro el pequeño crucifijo que me acompaña en este tiempo de oración y me pregunto, ¿hasta qué punto me inquieta que Cristo muriera en la cruz para redimirme del pecado?

¡Padre, tu nos dices “volved a mí de todo corazón”! ¡Soy consciente, Padre de bondad, que no puedo regresar a Ti de verdad si no lo hago desde el corazón pero también tengo claro, Padre, que me es imposible vivir si no es desde el corazón! ¡Tú me llamas en el corazón pero bien sabes que muchas veces me olvido de Ti por el trasiego de la vida, por mis faltas y mis pecados, por lo mucho que me cuesta a veces llegar a la profundo del corazón donde Tú anidas y quieres que escuche tu voz! ¡Padre, sabes que mi corazón se distrae con lo mundano, que me cuesta regresar a lo esencial, que dudo muchas veces porque no sé ver tu mano providente en cada uno de los sucesos de mi vida! ¡Cuánto me cuesta, Padre, contemplar tu presencia que me llama para que yo regrese a lo esencial, a mi interior, para ser la persona auténtica que Tú quieres que sea! ¡Espíritu Santo, ayúdame a examinarme desde la autenticidad y la verdad, a medir mi vida, a pensar las cosas desde la dimensión interior! ¡Concédeme la gracia de descubrir lo importante de encontrarme a mi mismo para ser un cristiano auténtico sin dobleces que corrija sus constantes defectos desde la sencillez y con una gran capacidad de amar, de servir y de darse a los demás! ¡Ayúdame a no enmascarar mi vida con maquillajes inútiles para descubrir en mi corazón la mirada amorosa y misericordiosa de Dios! ¡Concédeme la gracia de engrandecer mi espíritu para que Tú puedas obrar en mi corazón, para que Dios pueda entrar en él con serenidad, para que se rompan todas aquellas barreras que me impiden tener con Cristo una relación de amistad! ¡Ayúdame a que mi vida de oración sea un momento en el que Dios llene de verdad mi alma con su presencia y con sus silencios! ¡Y a Tí, Jesús, no permitas que nunca puedas gritarme desde la Cruz el “¿Por qué me has abandonado?” pues esta frase me sitúa ante autentica medida del pecado y es la expresión de hasta que punto me amas, el ejemplo de que Tu amas hasta despojarse de todo por amor!
Me sanaste con tu bien, cantamos hoy dando gracias al Señor porque nos ha amado hasta morir por nosotros en la Cruz y porque su amor nos sanó:

domingo, 11 de septiembre de 2016

El violín

Se cuenta que con un viejo violín, un pobre hombre se ganaba la vida. Iba por los pueblos, comenzaba a tocar y la gente se reunía a su alrededor. Tocaba y al final pasaba entre la concurrencia una agujereada boina con la esperanza de que algún día se llenara. Cierto día comenzó a tocar como solía, se reunió la gente, y salió lo de costumbre: unos ruidos más o menos armoniosos. No daba para más ni el violín ni el violinista. Y acertó a pasar por allí un famoso compositor y virtuoso del violín.

Se acercó también al grupo y al final le dejaron entre sus manos el instrumento. Con una mirada valoró las posibilidades,lo afinó, lo preparó... y tocó una pieza asombrosamente bella. El mismo dueño estaba perplejo y lleno de asombro. Iba de un lado para otro diciendo:

- ¡es mi violín...!, ¡es mi violín...!, ¡es mi violín...!- Nunca pensó que aquellas viejas cuerdas encerraran tantas posibilidades.

No es difícil que cada uno de nosotros, profundizando un poco en sí mismo, reconozca que no está rindiendo al máximo de sus  posibilidades. Somos en muchas ocasiones como un viejo violín estropeado, y nos falta incluso alguna cuerda. Somos... un instrumento flojo, y además con frecuencia desafinado. Si intentamos tocar algo serio en la vida, sale eso...unos ruidos faltos de armonía. Y al final, cada vez que hacemos algo, necesitamos también pasar nuestra agujereada boina; necesitamos aplausos, consideración, alabanzas... Nos alimentamos de esas cosas; y si los que nos rodean no nos echan mucho, nos sentimos defraudados; viene el pesimismo. En el mejor de los casos se cumple el refrán: "Quien se alimenta de migajas anda siempre hambriento": no acaban de llenarnos profundamente las cosas.

¡Qué diferencia cuando dejamos que ese gran compositor, Dios, nos afine, nos arregle, ponga esa cuerda que falta, y dejemos que Él toque! Pero también en la vida terrena existen violinistas que nos pueden afinar; un amigo, un compañero, un maestro, nuestro Director Espiritual, o cualquier persona de la que podamos obtener conocimientos, un consejo, una buena idea,  una corrección fraterna, y quedaremos sorprendidos de las posibilidades que había encerradas en nuestra vida.

Comprobamos que nuestra vida es bella y grandiosa en cuanto somos instrumentos perfectibles y, si nos proponemos ser mejores, lucharemos constante e incansablemente por ser un "violín cada vez mejor afinado".