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Este himno, el Oh, hermosa luz, también conocido como elHimno del farolero, por cantarse al final de la tarde, cuando comienzan a encenderse las luces, es un himno de vísperas –la oración del final de la tarde- que se precia de ser el más antiguo registrado en el cristianismo, fuera de aquellos que están basados en diversos pasajes de las Escrituras (como en el caso del Benedictus, los Salmos o el Nunc Dimittis o el Magnificat, este último, el más antiguo himno mariano del que se tenga conocimiento).
La primera referencia a este himno se consigue en las Constitutiones Apostólicas del siglo III, y san Basilio el Grande consideró el canto de este himno como una de las tradiciones más queridas de la Iglesia.
Hasta la fecha, se recita diariamente durante las vísperas, entre cristianos de rito bizantino.
En el video, compartimos el himno, en su versión en inglés, cantada por los monjes del monasterio de Valaam, en Rusia.
Un instrumento de percusión, sea de madera o de metal, es el responsable de llamar a algunos monjes a la oración.
En griego, se le conoce como “semantrón”, “semandron”, “semanterion” o, incluso, como “xylón” (de allí, se entiende, nuestro querido “xilófono”). En rumano, se le llama “toaka”. Los monjes rusos le llaman “bilo”, mientras los rumanos, búlgaros y macedonios le dicen “klepalo”. Se trata de un instrumento de percusión utilizado en los monasterios ortodoxos y católicos de ritos no latinos para llamar a los monjes a la oración, o también para iniciar una procesión.
Clasificado como un instrumento perteneciente a la familia de los idiófonos (esto es, que tienen sonido propio pues su propio cuerpo es su caja de resonancia), hay tres variables de semantrones: pueden ser de madera (generalmente una viga larga y plana), portátiles, que se sujetan en la mano izquierda de quien la toca; puede ser, también, una viga colgada de dos cadenas, que se toca con dos mazos. Una última variable, de metal, se toca con mazos también metálicos.
En estos vídeos, un monje rumano y un monje sirio tocan distintos golpes en el semantrón.
"Adoro Te devote" fue compuesto por nada menos que S. Tomás de Aquino
La comunidad de la abadía de Sainte-Madeleine du Barroux, al sur de Francia, fue fundada en 1978 y, desde 2008, forma parte de la confederación benedictina. En este vídeo, que registra las grabaciones del álbum “In Paradisum – Les Soeurs“, vemos breves y magníficas imágenes de la abadía y de la comunidad religiosa – y oímos una bellísima interpretación de “Adoro Te devote“, uno de los más célebres himnos eucarísticos de toda la historia de la Iglesia, compuesto por S. Tomás de Aquino.
Este singular video recoge imágenes y sonidos del gran monasterio cartujo del norte de Grenoble, en Francia.
El Te Deum es uno de los primeros himnos cristianos. Tradicionalmente, se le ha atribuido a San Ambrosio, por lo cual también se le llama “himno ambrosiano”, aunque también se dice que fue compuesto en conjunto por Ambrosio y Agustín: en el año 387, cuando San Agustín fue bautizado San Ambrosio, este último, inspirado por el Espíritu Santo, improvisó el himno, mientras Agustín iba respondiendo a sus versos. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que la autoría corresponde a Aniceto (también conocido como “Nicetas”) de Remesiana, en el siglo IV. El Te Deum es, en sentido estricto, un himno de acción de gracias; las primeras palabras del himno, “Te Deum laudamus” (que traducen “a Ti, Dios, te alabamos”) dan cuenta de ello. Este himno suele cantarse en momentos de celebración (una canonización, ordenaciones sacerdotales, la elección de un Papa), pero también es cantado regularmente en la Liturgia de las Horas. El el video, escenas de la vida en la Gran Cartuja de Grenoble son acompañadas por el audio de los monjes cartujos, cantando el himno, en el latín original:
Te Deum laudámus: te Dominum confitémur.
Te ætérnum Patrem omnis terra venerátur.
Tibi omnes Angeli; tibi cæli et univérsae potestátes.
Tibi Chérubim et Séraphim incessábili voce proclámant:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dóminus Deus Sábaoth.
Pleni sunt cæli et terra majestátis glóriæ tuæ.
Te gloriósus Apostolórum chorus;
Te Prophetárum laudábilis númerus;
Te Mártyrum candidátus laudat exércitus.
Te per orbem terrárum sancta confitétur Ecclésia:
Patrem imménsæ majestátis;
Venerándum tuum verum et únicum Fílium;
Sanctum quoque Paráclitum Spíritum.
Tu Rex glóriæ, Christe.
Tu Patris sempitérnus es Fílius.
Tu ad liberándum susceptúrus hóminem, non horruísti Vírginis úterum.
Tu, devícto mortis acúleo,
aperuísti credéntibus regna cælórum.
Tu ad déxteram Dei sedes, in glória Patris.
Judex créderis esse ventúrus.
Te ergo quǽsumus, tuis fámulis súbveni,
quos pretióso sánguine redemísti.
Ætérna fac cum sanctis tuis in glória numerári.
Salvum fac pópulum tuum, Dómine, et bénedic hæreditáti tuæ.
Et rege eos, et extólle illos usque in ætérnum.
Per síngulos dies benedícimus te.
Et laudámus nomen tuum in sǽculum, et in sǽculum sǽculi.
Dignáre, Dómine, die isto sine peccáto nos custodíre.
Miserére nostri, Dómine, miserére nostri.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.