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sábado, 26 de julio de 2014
Distinción ira y enojo
Pregunta:
Padre, tengo una pregunta que me hicieron y no pude contestar: ¿El enojo es igual a la ira? Y, si la ira es pecado, ¿por qué Jesús corrió a los cambistas? Agradezco su respuesta.
Respuesta:
Mi querido hermano: En un sentido amplio, podríamos decir que el enojo y la ira son sinónimos, sin embargo, debemos decir que en sentido estrecho existe una diferencia de grado. El enojo es algo pasajero, que no se genera en el corazón, sino que es generalmente producto de una contrariedad. A este respecto nos dice San Agustín: “Quien se irrita con causa no es culpable; porque si la ira no existiese, ni aprovecharía la doctrina ni los tribunales estarían constituidos, ni los crímenes se castigarían. Así, quien no se irrita, cuando hay causa para ello, peca: la paciencia imprudente fomenta los vicios, aumenta la negligencia e invita a obrar el mal, no sólo a los malos sino también a los buenos.” (San Agustín, la ciudad de Dios, 105). En otro texto Santo Tomas nos dice: “Si uno se encoleriza cuando debe, en la medida que debe, por lo que debe encolerizarse, etc., es entonces la ira un acto de virtud" (Santo Tomás, Sobre los mandamientos, 1. c., p. 263).
Generalmente nos enojamos o irritamos con alguien cuando no hace las cosas como se deben, cuando no responde como esperábamos, cuando, en definitiva la otra persona no responde a la expectativa que nosotros tenemos. Así, por ejemplo, el padre de familia se enoja con el hijo cuando éste saca malas calificaciones, cuando no obedece, cuando trata mal a sus hermanos. Pero es algo pasajero, el amor por su hijo permanece en su corazón. De hecho es el amor el que lo ha empujado a enojarse. Es por ello que dice el apóstol San Pablo: “Si se enojan, no pequen. Que no se ponga el sol en su enojo. No den oportunidad al diablo” (Ef 4, 26-27).
Jesús, empujado, como lo dice el apóstol San Juan, por el amor a su Padre, se enojó y corrió a latigazos a los vendedores del templo. Su acción obedece a esta situación de enojo por lo que no pecó.
La ira, que es un pecado capital, lo es debido a que es una pasión desordenada. En otras palabras, podríamos decir que la ira es un enojo que se sale de control. Por eso dice Casiano, que “la ira cierra el entendimiento y nos hace actuar irracionalmente”. Podemos decir que la ira es ya la antesala del odio y por ello dice Santo Tomás que “si se le deja entrar en el corazón, se transformará en odio, el cual es un pecado sumamente grave pues es contrario al amor”. La ira, es un sentimiento, que aunque puede ser pasajero, engendra ya una serie de perjuicios en contra de una persona que lo puede llevar a obrar realmente mal pues como dice Santo Tomás: “La ira impulsa la venganza”.
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