Entrada destacada

ADORACIÓN EUCARÍSTICA ONLINE 24 HORAS

Aquí tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo. Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una parroquia en la que se exponga el...

Mostrando entradas con la etiqueta diálogo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta diálogo. Mostrar todas las entradas

viernes, 31 de marzo de 2017

QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO

No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

martes, 21 de junio de 2016

¿Por qué Dios no me enciende?

Muchas veces siento que amo una idea de Dios, pero no a Dios persona


Hoy me quiero detener a pensar en esa pregunta. Hoy Jesús se acerca a mí y me pregunta por mi nombre: “¿Quién soy Yo para ti?”.

Quiere que le diga qué lugar ocupa en mi corazón. Quiere saber si es Él a quien sigo o sigo a otros que no tienen palabras de vida eterna.

Me mira como miró a los suyos. Me mira conmovido esperando mi respuesta sincera. Por eso quiero hoy mirar a Jesús y contestarle. Quiero decirle lo que de verdad significa en mi vida. Quiero mirar mi corazón y descubrir su verdad en mí. Él está en mí. Él conduce mi vida pero yo muchas veces sigo a otros.

¿Cuál es ese Jesús al que sigo? ¿Qué imagen de Cristo es la que llevo grabada en mi alma?

Jesús ha venido a mi vida para cambiarla, pero yo sigo tantas veces centrado en mí mismo, en mis planes, en mis sueños. Vivo buscando mi seguridad y mi camino y no quiero darme por entero. Digo que sigo a Jesús pero no lo hago de verdad. Me quedo quieto, mudo, con miedo.

¿Quién es Jesús para mí? Me gustaría decirle que es el centro de mi vida. Que sin Él no tengo nada. Que mi vida está plasmada por su amor. Me gustaría confesarle mi deseo de seguir siempre sus pasos. Su verdad me toca en lo más profundo. Quiero ser como Él. Quiero ser Él.

Jesús quiere que le siga a mi manera y quiere que lleve conmigo mi cruz, su cruz. Me dice lo que espera de mí. Yo sé quién es Jesús. Sé que padeció por mí. Por eso quiero caminar a su lado, sufrir y padecer con Él.

Pero a veces dudo y no me parece tan fácil. Me falta la fuerza para ponerme en camino. Muchas veces prefiero salvar mi vida. Guardarla, esconderla, protegerla.

Sé quién es Jesús, pero dudo y no sé si es tan conveniente seguirlo. Veo su final y me duelen los clavos y el madero.

Hoy surge la pregunta en mi corazón. ¿Quién es de vedad Jesús para mí? Dios desea que le diga qué lugar ocupa en mi vida.

¿Dónde lo he puesto? No en el centro. Ahí estoy yo con mis deseos y proyectos. Pero Él no está. Estoy yo solo con mis dolores y sufrimientos. Yo con mis alegrías y sueños.

¿Y Él? En otra parte. En la razón. Allí donde comienzo a pensar en Él, en lo importante que es Él en mi vida. Sí. Allí lo encuentro.

Pero el corazón se me queda frío porque no lo he puesto en el centro de mi vida. No quiero que se vaya de mi corazón. Quiero amarlo más. Quiero que esté en el centro. Quiero saber a quién sigo de verdad.

Muchas veces siento que amo una idea de Dios, pero no a Dios persona. Dice el padre José Kentenich: “¿Qué es Dios para mí? Una idea primordial. Y por eso Dios no despierta mi personalidad. Como nuestro amor al yo y a los hombres está también despersonalizado, no podemos ver a Dios de otro modo que como una idea primordial. Yo mismo me he preguntado a menudo: ¿Has orado alguna vez como se debe? Nos entregamos a una idea. Pero, ¡qué poco original y espontánea es nuestra relación con Dios! Dios tiene que ser una persona. ¿Lo admito en la práctica?”.

No quiero que Jesús sea sólo una idea, un principio importante que determine mi forma de ser y comportarme. Tiene rostro, tiene voz, me acompaña, me abraza.

Hoy me pregunto: ¿Me detengo a rezar ante su imagen, ante su cruz? Una persona me comentaba que nunca había rezado delante de un Cristo crucificado. Me llamó la atención. Tal vez seguimos a un Dios impersonal. A un Dios desencarnado.

Dios se ha convertido en una idea que despierta mi amor pero no me arrastra, no me enciende por dentro, no saca lo mejor de mí. Dios sólo puede ser el centro de mi vida si es persona, si vive en mí. Si tiene rostro. Si pasea por mi vida, se detiene, me mira. Si se hace fuerte en lo más hondo de mí.

miércoles, 15 de junio de 2016

La larga historia de Isfahan, la ciudad más cristiana de Irán

Fruto de las emigraciones de refugiados cristianos, es hoy la capital cultural del país


Isfahan es la capital cultural de Irán, la más bella de las ciudades iraníes, gema engastada en medio del territorio persa, pero también la más cristiana del país.

Casi 5 millones de iraníes la visitan sólo durante las vacaciones del Nowruz (los últimso diez días de marzo), y entre las muchas atracciones de esta ciudad, su aspecto multicultural se manifiesta sobre todo en la ideal fusión entre musulmanes chiíes y cristianos de culto armenio.

La historia de este amor es larga. Tras la guerra entre Persia y el Impero Otomano entre 1603-1605 d.C., los armenios comenzaron a llegar a Irán buscando una nueva vida en el reino del buen rey safavid Shah Abbas I. Este había acogido en su imperio, en la ciudad de Nakhchivan al sur del río Aras, a decenas de miles de armenios que huían de las persecuciones de los otomanos. Y en 1604, cuando los otomanos estuvieron a punto de conquistar Nakhchivan y masacrar su población, decidió hacer emigrar a los súbditos cristianos al interior de Irán, eligiendo para ellos la ciudad más bella, la capital: Isfahan. En Isfahan les cedió un terreno que se convertiría pronto en el nuevo barrio de Jolfa; Jolfa era el nombre del lugar de procedencia de esas tribus armenias, una localidad que hoy forma parte de la república de Azerbayán.
A su entrada en Irán, los refugiados armenios comenzaron la construcción de iglesias y monasterios para continuar sus actividades religiosas como en su patria. Así, en 1606 nació en Jolfa el primer monasterio, que incluía una pequeña iglesia llamada Amna Perkich, que significa “Curación completa”. La pequeña iglesia fue después ampliada y trasformada en la magnífica catedral de Vank, construida unos 50 años después bajo la supervisión del arzobispo David. Está entre las iglesias más bellas y constituye una de las mayores atracciones del país.

La catedral incluye un campanario, construido en 1702, una tipografía fundada por el cardenal Khachatoor, una librería inaugurada en 1884 y un museo abierto en 1905. La arquitectura del edificio es única en el mundo, porque es una mezcla entre el arte safavid del siglo XVII y el estilo de altas arcadas de las iglesias cristianas.

El edificio tiene una cúpula parecida a la de los edificios islámicos y, según los expertos, ha influenciado e inspirado la construcción de muchos lugares de culto cristianos en Irán y en Mesopotamia. La entrada principal de la catedral es una gran puerta de madera que introduce a los visitantes en el patio del edificio.

Un gran campanario domina el patio y se levanta sobre las tumbas de cristianos ortodoxos y protestantes sepultados a lo largo de la pared de la entrada. El campanario, construido 38 años después de la estructura principal, conduce a la navata: al lado hay una gran inscripción azul rodeada de crucifijos de piedras, procedentes de iglesias del barrio de Jolfa que ya se han derrumbado. En el area elevada a la izquierda, un memorial recuerda a las víctimas de la masacre otomana.

Catedral de Vank.
Cada año, el 23 de abril, los armenios se reúnen para conmemorar a las víctimas de esa masacre y encienden velas en honor de sus mártires. En una esquina del patio, las habitaciones y los pasillos del área reservada a los huéspedes, y el lugar donde reside el arzobispo de Isfahan y las demás autoridades religiosas armenias de Irán. Al fondo del patio y ante la catedral, un edificio hospeda la librería y los museos.
La librería contiene más de 700 antiguos manuscritos raros en armenio y en lenguas europeas que se remontan a la Edad Media. El museo de Vank acoge una única e inestimable colección de objetos pertenecientes a los armenios. Construido en 1871, el museo contiene también el Edicto de 1606 del Shah Abbas I que fundaba Nueva Jolfa y prohibía la persecución de los armenios.

Sublimes copias de la Biblia forman también parte de la colección del museo: entre ellas, una Biblia de 0,7 gramos realizada por los miniaturistas armenios y, según los expertos, la más pequeña del mundo. Vestidos de la era safavid, alfombras, pinturas europeas compradas por mercantes armenios en sus viajes, bordados y otros objetos del patrimonio artístico iraní-armenio deslumbran a los visitantes. El museo Vank acoge también una colección completa de fotografías, mapas y documentos turcos sobre la masacre armenia de 1915, llevada a cabo por los sultanes otomanos. También hay paramentos sagrados, ostensores, cálices y otros objetos sagrados.

Interior de la catedral de Vank
La tipografía de Vank fue la primera en todo Irán y en Oriente Medio. El primer libro impreso en ella se refería a la vida de los monjes y de los sacerdotes armenios, y una copia del mismo se conserva en el museo. La primera imprenta, construida por el obispo Khachatoor, fue reemplazada por una nueva en 1647 comprada en Amsterdam. Más tarde, en 1844, un residente armenio de Jolfa importó otra imprenta de Europa, también conservada en el museo. El primer libro impreso por esta última máquina relativamente moderna es “Los salmos de David”, cuya copia original se conserva en la Oxford Bodleian Library.

El exterior de ladrillos colorados de la catedral da vida a una espléndida combinación de mosaicos persas, color oro bizantino y frescos de estilo europeo que embellecen las paredes interiores. El exterior sencillo contrasta con el interior decorado de manera gloriosa. El techo de la entrada está decorado con motivos florales y la parte superiore de las paredes está embellecida con frescos que recuerdan las fases de la vida de Jesús. El interior está decorado con pinturas, esculturas doradas y cautivadores mosaicos, y los pináculos sostienen imágenes pintadas de la cabeza de un querubín rodeado de alas plegadas.

En el lado septentrional de las paredes de la catedral se representan imágenes del Día del Juicio con el Paraíso arriba y el infierno abajo. Las partes inferiores están cubiertas de pinturas que representan a los armenios torturados por los turcos otomanos.

Tras la muerte de Shah Abbas I, también su sucesor Shah Abbas II puso gran atención a los armenios y a Nueva Jolfa, barrio situado cerca del río Zayandeh, que aún acoge a una nutrida comunidad de armenios iraquíes.

La comunidad armenia iraní creció en número de manera relevante, sobre todo después de 1933, cuando muchos refugiados armenios huyeron a Irán escapando de la Unión Soviética. Los armenios en Irán forman la comunidad cristiana más numerosa, y han construido iglesias, escuelas, centros culturales, artísticos y deportivos. Hoy los irano-armenios tienen dos diputados en Majles, el Parlamento, y son la única minoría que tiene estatus de observadores en los Consejos constitucionales de los Guardianes. Los irano-armenios publican libros, periódicos y diarios (el más famoso se llama Alik).

Puente Shiohse
En Isfahan los cristianos no viven cerrados en su barrio, sino que se encuentran por todas partes: son artistas, artesanos, vendedores de alfombres, pero sea cual sea su trabajo, son queridos por los habitantes de la ciudad, que tiene casi una segunda alma  cristiana – cuenta con 13 iglesias.

En esta ciudad se encuentra también el “Sioseh Pol” (Puente de las 33 Arcadas), de Shah Abbas Safavid. Tiene 33 arcadas en recuerdo de los años de Cristo y en honor de los cristianos de la ciudad. Y hoy, ironía del destino, es el símbolo por excelencia de la ciudad y uno de los símbolos de todo Irán.