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ADORACIÓN EUCARÍSTICA ONLINE 24 HORAS

Aquí tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo. Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una parroquia en la que se exponga el...

miércoles, 22 de marzo de 2017

img_2893La Cuaresma nos ofrece la siempre turbadora imagen del desierto, parte del camino de la sabiduría cristiana en la búsqueda de Dios. Los conceptos de desierto y hombre espiritual han estado, desde los primeros tiempos, íntimamente unidos. Pero es en el desierto, ese espacio en apariencia hostil, donde Dios presenta sus mayores y más extraordinarias manifestaciones de su infinito amor y donde su misericordia brilla con mayor luminosidad. El desierto exige esfuerzo, lucha, supervivencia, superación pero también confianza y esperanza. Ayuda a agudizar los sentidos, a vencer las tentaciones y a interiorizar en el corazón la fe. Es el lugar adecuado para el encuentro personal con Dios.

Para escuchar nítidamente la voz de Dios hay que tratar de encontrar de vez en cuando el silencio y la soledad. Esta Cuaresma es un buen momento para buscar este camino de iluminación interior. Aceptar los diferentes desiertos que se me pueden presentar y tener la sabiduría de aprender a cruzarlo superando con entereza, animosidad y mucha fe para no caer en la tentación de desfallecer. Desiertos hay muchos. El desierto de las fatigas y los sufrimientos; el desieto de la cruces penosas por los problemas económicos o laborales; el desierto de la falta de amor; el desierto de la insatisfacción; el desierto de la oración; el desierto de la incomprensión; el desierto de la enfermedad; el desierto de una ruptura; el desierto de la caídas profundas que nos impiden levantar; el desierto de estar atrapado a determinado vicio; el desierto de la depresión o del desánimo; el desierto de la aridez espiritual; el desierto de rebelarme contra Dios por la situación personal, familiar, social, laboral o económica que estoy viviendo...
Todos tenemos un desierto que cruzar. La sabiduría está en cruzarlo sin perder el sentido de la verdad. Atravesarlo sin tentar a Dios porque muchas veces el plan de Dios es el desierto de la prueba no para que el hombre caiga sino para hacerle crecer, para fortalecerlo en sus propósitos y templarlo en su camino de peregrinación. ¡Pero qué difícil es aceptarlo!
He pasado muchos desiertos en mi vidas. Ahora me encuentro disfrutando de en un oasis temporal, pero esos desiertos me han capacitado, desde mi fragilidad, para aceptar la obra que Dios tiene pensada para mí. Sigo caminando dispuesto a permitir en mi vida cuantos desiertos Dios quiera que transite porque cada vez que me adentro en ellos va moldeando algunas áreas de mi vida que deben ser transformadas. Tiene mucho trabajo por delante pero en este tiempo cuaresmal le pido al Señor no dejar de buscarle, de alimentarme con su Palabra, de ser fiel a la obra que inició conmigo en el momento de mi gestación y, fundamentalmente, de servirle como Él quiere ser servido.

¡Señor, te doy gracias por la vida que me has dado, por todo los sufrimientos y las alegrías! ¡Todo viene dado por Ti! ¡Ayúdame a aceptar lo que Tú me envías! ¡Si debo entrar de nuevo en el desierto de la vida dame la fuerza y la confianza que viene de tu Espíritu para aceptarlo con entereza cristiana! ¡Que se conviertan en verdadero estímulos para tener la certeza de que es la manera que quieres para moldear mi carácter! ¡Ayúdame en esta Cuaresma a buscar más tiempos de silencio y soledad para recorrer junto a tu Hijo un camino interior de conversión, de cambio y de transformación! ¡Ayúdame a vivir el sentido de la vida desde la cercanía a Jesús! ¡Ayúdame a aprender a caminar a ciegas, siguiendo la guía del Espíritu! ¡Concédeme la gracia de ser muy austero en este tiempo y estar siempre abierto a la entrega al prójimo! ¡Concédeme la gracia de abrir mi corazón para que sea transformado por tu Santo Espíritu y ser un cristiano auténtico que entregue su vida por servir a los demás de corazón! ¡Señor, quiero adentrarme en el desierto de la Cuaresma para envolverme de tu misterio, para que nadie se interfiera entre nosotros, para sentir tu amor y tu misericordia! ¡Deseo entrar en el desierto de la Cuaresma para despojarme de mis yoes y en la aridez que me envuelva hacer que desaparezcan de mi alrededor todo aquello que es innecesario! ¡Deseo entrar en el desierto de la Cuaresma para hacerme más disponible a Ti y a los demás! ¡Deseo entrar en el desierto de la Cuaresma para, en mi desnudez interior, comprender todo desde lo íntimo, desde la intimidad contigo que da una perspectiva diferente a las cosas y a la vida! ¡Deseo entrar en el desierto de la Cuaresma para que desde la transparencia de mi oración poder ponerte mi realidad ante Ti, todos mis anhelos y mis fracasos, mis alegrías y mis desesperanzas! ¡Y a Tí María, Madre del Silencio, te pido tu compañía en este tiempo para seguir el ejemplo de tu vida oculta en Nazaret, en tus años de desierto en lo cotidiano de la vida, que te sirvieron para acoger con el corazón abierto el proyecto que Dios tenía pensado para Ti!
Del compositor Giovanni Gabrieli escuchamos su motete Timor et tremor a 6 voces de su colección Reliquiae Sacrorum Concentuum.

Carta de Satanás


carta de satanás, desde dios Te ví ayer cuando comenzabas tus tareas diarias. Te levantaste sin ni siquiera orar a tu Dios. En todo el día no hiciste nada de oración. De hecho ni recordaste bendecir tus alimentos. Eres muy desagradecido con tu Dios y eso me gusta de ti.
También me agrada la enorme flojera que demuestras en lo que se refiere a tu crecimiento religioso. Rara vez lees el evangelio y cuando lo haces estás cansado. Oras muy poco y muchas veces, recitas palabras que no meditas.
Por cualquier pretexto llegas tarde o faltas a tus reuniones de formación, si es que las tienes.
¿Y qué decir de tus quejas al cooperar en la evangelización y el diezmo?. Todo eso es útil para mi.
No puedo describirte cómo me alegra que en todo este tiempo en que estás siguiendo a tu Dios, no hayas cambiado tu manera de comportarte. Tantos años y sigues como al principio, crees que no tienes nada que cambiar. ¡Me encantas!
Recuerda que tú y yo hemos pasado muchos años juntos y aún te detesto. Es más, te odio porque odio a tu Padre. Solamente te estoy usando para molestarlo.
Él me echa del cielo y yo voy a utilizarte mientras pueda para vengarme de él.
Mira ignorante, Dios te ama y tiene grandes planes preparados para ti, pero tú eres tan idiota y tan ciego que me has cedido tu existencia y yo voy a hacer que vivas un verdadero infierno en vida.
Aún estaremos juntos doblemente y esto realmente va a dolerle a tu Dios.
Con tu cooperación, voy a mostrar quién es el que realmente  gobierna tu vida. Con todos los momentos rendidos que nos hemos pasado disfrutando muchas películas XXX y qué decir de las veces que hemos ido a los espectáculos en vivo.
Aquel día con tu debilidad con aquella personita simpática, qué bien nos lo pasamos. Pero más me agrada que no te arrepientas, sino que reconozcas que eres joven y tienes derecho a gozar de la vida. No hay duda: eres de los míos.
Disfruto mucho los chistes colorados o verdes que cuentas y tú te ríes por lo gracioso de ellos. Yo me río de ver a un hijo de Dios participando en eso. El hecho es que ambos lo pasamos bien.
La música vulgar y de doble sentido que escuchas me encanta.
También disfruto mucho cuando difamas y te revelas contra tu Dios, me siento feliz cuando te tomas una pastilla para que puedas aguantar bailando toda la noche y cuando bebes mucho alcohol hasta acabar borracho. ¡¡Cómo lo disfruto!!
Ciertamente cuando vas y te diviertes sanamente, me desilusionas, pero no hay problema, siempre habrá otra oportunidad.
Hay veces que me haces servicios increíbles cuando das malos ejemplos a los niños o cuando les permites que se desvíen de su inocencia, por medio de la televisión o cosas por el estilo. Son tan perceptivos que fácilmente imitan lo que ven. Te lo agradezco mucho.
Me gusta verte perder el tiempo a veces con los mensajes de whatsapp y con las redes sociales. Me complace que no puedas dejar de pensar en tu teléfono móvil ni siquiera un rato, ya que así dejas de pensar en tu Dios. Lo que más me agrada es que rara vez tengo que tentarte, casi siempre caes por tu cuenta.
Tú buscas los momentos propicios, te expones a situaciones peligrosas, tú buscas mis ambientes. Si tuvieras fuerza de voluntad, cambiarías de ambiente y de compañías, recurrirías a los sacramentos y entregarías realmente tu vida al que dices llamar tu Dios y aún vivir más el resto de tus años bajo la guía del Espíritu Santo.
Me encanta cuando a la persona que quieres la haces sufrir nada más por quedar bien con tus amigos. Así se hace, al fin y al cabo tu imagen en el mundo importa mucho, ¿verdad?
No acostumbro enviar este tipo de mensajes, pero eres tan conformista espiritualmente que no creo que vayas a cambiar.
No me mal entiendas: aún te odio y no me interesas en lo más mínimo, si con tu manera de comportarte haces quedar en ridículo a Jesucristo.
Tu enemigo que te odia...
Satanás

¡Pongo tantas veces freno al amor de Dios en mi vida!

orar-con-el-corazon-abierto
Pienso hoy como gozaría más mi corazón con la fuerza de la fe si fuera verdaderamente consciente del amor que Dios siente por mí; cada vez que el Padre me abraza —y lo hace con frecuencia porque soy como el hijo pródigo que regresa con frecuencia hogar— mi corazón se debería encoger de alegría; si fuera consciente del sentir de Dios que me ha dado la vida y ha pensado en mí antes de mi existencia; si fuera consciente de hasta qué punto habita en mí la presencia del Padre pues soy templo del Espíritu Santo; si fuera realmente consciente de que Dios busca mi amistad, tiene necesidad de relacionarse íntimamente conmigo como Padre, como amigo, como confidente, como huésped del alma... mi corazón debería estar siempre rebosante de alegría.

Pero con mi cabezonería, mis mundanidades, mi fragilidad humana, mis egoísmos… ¡pongo tantas veces freno al amor de Dios en mi vida! ¿Por que cuesta tanto abrirse al amor de Dios y comprender que sin su amor yo no viviría, no existiría? ¿por qué cuesta tanto abrir la puertas del corazón a ese Dios que nos ama, que busca nuestra mirada, que quiere ser invitado para entrar en lo más profundo del alma?
El problema es que ni siquiera me siento como aquel centurión del Evangelio, consciente de quien tenía delante y consciente también de su pequeñez pero con una fe grande, que le dijo al Señor aquello tan impresionante del «no soy digno de que entres en mi casa». Al contrario, yo pienso que sí, que lo soy, cuando en realidad estoy repleto de miseria e iniquidad.
En este día lo único que le pido al Señor es que no cese de llamar constantemente a la puerta de mi corazón, porque quiero invitarle a entrar. Está en su derecho. Es su hogar. Por el bautismo soy templo del Espíritu Santo, es decir, morada de Dios. Pero le pido también que no llame a la puerta única y exclusivamente porque tiene derecho entrar sino porque yo necesito que entre pues soy pequeño, pecador, frágil y débil y necesito de su perdón, de su amor y de su misericordia. Anhelo ser testigo de su esperanza y de esa misma generosidad que le llevó a mirar misericordiosamente a Zaqueo, invitarle a bajar del árbol para invitarse a cenar con él en su hogar.
Sí, Dios no excluye a nadie. Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios tan humanos y mundanos. Al contrario, quiere morar en el corazón del ser humano porque ve en cada persona un alma que tiene necesidad de ser salvada, y se siente profundamente atraído por aquellas almas que considera perdidas y las que, además, lo consideran de sí mismas.
Como cada día Cristo me muestra la grandeza de su misericordia y me da la oportunidad de renovarme interiormente, te recomenzar, te buscar una conversión auténtica, de convertirme con el corazón abierto y de abrirle, humildemente, de par en par las puertas de mi pobre y sencillo corazón.

¡Señor, hazme pequeño porque es la manera de comprobar que Tú eres lo más grande! ¡Quiero, buen Jesús, abrirte las puertas de mi corazón y disfrutar de tu compañía porque cuando tú entras en él me das mucha paz, mucha serenidad, mucho sosiego y mucho amor pero sobre todo me traes la salvación que es el gran tesoro que puedo recibir del Padre a través de Ti! ¡Deseo, Señor, que mi corazón se convierta en tu morada permanente para que me traigas el alimento y la salud que mi corazón necesita! ¡Señor, tocas tantas veces las puertas en mi corazón y yo hago oídos sordos que no te quiero dejar fuera; necesito que transformes mi vida y me llenes de amor, de tu bondad, tu misericordia y de tu generosidad; ven Señor Jesús! ¡Señor, me invitas a abrir la puerta de mi corazón a la misericordia del Padre; tu y yo sabemos que las puertas siempre se abren hacia afuera porque si las abro hacia dentro solamente quedan mi egoísmo, mi soberbia, todas aquellas cosas que me separan de ti; permite que se abra la puerta hacia fuera para poder recibir tu amor en mi propia pequeñez y miseria pero abrirlas también para darte todo lo que tengo de bueno a los demás y convertirme también es portador de misericordia con el corazón abierto y las manos entregadas al bien! ¡Señor, concédeme también ser grande en lo que yo que soy pequeñito y pequeño en aquello que soy grande! No pases de largo cuando estés cerca de mi, Señor, porque bien sabes que son constantes los tropiezos y muchos los obstáculos que tengo que superar para llegarme hasta tu encuentro!
¿Cómo podré estar triste? cantamos hoy con la soprano Kathleen Battle:

martes, 21 de marzo de 2017

Me tienta...

 Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto. Que nos encontremos a solas, Tú y yo.
 Necesito contemplar tu rostro, me hace falta el calor de tu voz, caminar juntos" callar, para que hables Tú.
 Quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides.
 Me pongo en tus manos, ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza.
 Barre mis dudas e inseguridades, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Ver dónde aprieta el zapato para urgir el cambio.
 Me tienta el activismo. Me tienta la seguridad, hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio, dedico poco tiempo a la oración. ¿Leer tu Palabra en la Biblia?" para cuando haya tiempo.
 Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar apariencia de buen cristiano, pero dentro, donde sólo Tú y yo nos conocemos, tenemos mucho que cambiar.
 Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mi alrededor. Que me sirvan en lugar de servir.
 Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias, y ponerle tu nombre de Dios.
 Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y actuar como el buen samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi lado, Señor, y yo me hago el distraído!
 Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión, acostumbrarme a que otros sufran y tener excusas, razones, explicaciones" que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman" un rato, Señor, porque en el fondo no puedo engañarte.
 Me tienta separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad.
 Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el alejarme de la política, la economía, la participación social" que se metan otros" yo, cristiano sólo el Domingo. Misa y gracias"
 Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. La familia, los hijos, la oración" al cuadragésimo lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay?
 Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía.
 Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy.
 Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. ¡Enséñame a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro.
 Llévame al desierto de la oración, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Ti. 

El Santo Sepulcro como nunca lo has visto

Un video te muestra la evolución de uno de los grandes templos de la cristiandad



Ofrecemos un vídeo con la evolución del Templo del Santo Sepulcro, desde hoy hasta llegar a la cueva de piedra que vio la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Se trata de un vídeo realizado por Raffaella Zardoni para la Asociación Pro Terra Sancta, en colaboración con el padre Eugenio Alliata, ofm, del Studium Biblicum Franciscanum.


Con una reconstrucción en tres dimensiones podemos ver las vicisitudes vividas por el templo, el lugar exacto de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y cómo el templo ha ido evolucionando hasta convertirse en el lugar que conocemos hoy.