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jueves, 14 de julio de 2016

“In hoc signo vinces” ¿Qué significan la “P” y la “X” en el altar?

El llamado “Chi-Rho” o “Monograma de Cristo” es uno de los símbolos más antiguos de la cristiandad


Las figuras del arte cristiano primitivo se centran, principalmente, en la narración gráfica de los sucesos evangélicos y en la reproducción –que nos atreveríamos a calificar de prácticamente “serial”, por criptográfica- de imágenes simbólicas y alegóricas. A los frescos de las catacumbas de Priscila (en Roma, de principios del s. III), por ejemplo, pertenece la imagen más antigua de la Virgen María, que hemos reseñado en un post anterior). El conjunto representa uno de los temas centrales de la fe cristiana, y una de las más tempranas figuras del arte

La visión de Constantino, según Rafael Sanzio                                                                                                                                          
Entre todas estas imágenes destaca en primer lugar, indiscutiblemente, la Cruz. Desde el nacimiento de la Iglesia, ya era empleada como emblema de la propia persona de Cristo. La sola idea de un dios condenado a muerte, mediante la imposición del castigo reservado a los peores criminales, fue considerada absurda por el gobierno romano, “pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan […] es fuerza de Dios […] Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1, 18). Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) el motivo empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegas C y R las primeras letras del nombre de Cristo, en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.

Pero este monograma, por sí mismo, no asociado al nombre de Cristo, ya había existido en la Antigüedad, a modo de abreviatura de la palabra chréstos, “ungido”, como un símbolo de buena fortuna. Ha sido entendido como el mismo signo que cuentan sus biógrafos que se apareció a Constantino –en visión o en sueño- la noche antes de la batalla contra Magencio en Saxa Rubra (312), como cuenta Eusebio de Cesarea en su Vida de Constantino. Según James Hall, autor del diccionario de temas y símbolos artísticos, no hay evidencia certera “de que el emperador haya introducido este símbolo [en el estandarte imperial romano, como aparece en las monedas de la época] con alguna intención propiamente cristiana”. Sin embargo, el mismo Eusebio pone en boca de Constantino una abierta confesión de fe (como se lee en su Historia Eclesiástica, escrita en la primera mitad del siglo IV), cuando, en la estatua que levantan al emperador en el Foro romano, “sosteniendo en su mano derecha el signo salvador, los mandó que grabaran estas palabras en la inscripción, en lengua latina: «Con este signo salvador, que es la verdadera prueba de valor, salvé y libré vuestra ciudad del yugo del tirano…»”

Cuando la fe supera a las montañas

Ytala RodriguezUn cover que ha alcanzado 2 millones de visualizaciones en YouTube



Lo que le sucedió a Itala Rodríguez, joven artista peruana, con el cover La fe de María de la banda Son By 4, es increíble.


“Pensar en que no estaba pensando hacer un vídeo y termine haciéndolo!

Desde lo más simple y más sencillo.

No imaginé que sería tan significativo para muchas personas, pues aquí me di cuenta que Dios obra a través de tus sueños y anhelos también.

Álvaro Andrés Hernández Cooper quien siempre ha estado a mi lado y quien grabó La fe de María por mis ganas de cantarla ya que me había enamorado de la canción!

Antonio Sedano el pequeño amigo que tuvo la grandiosa idea de hacer un vídeo.

Diego Rivadeneyra el chico que sonríe al máximo.

Tantos recuerdos hermosos nos trae María

Y tantas personas ha unido para Glorificar a su preciado hijo Jesús!

¡Más de 2 millones de vistas ! Creo que lloraré de la emoción sin merecer nada, Él me lo da todo”.

Lo que es imposible para nosotros, no lo es para él.

¿Qué son los carismas y para qué sirven?

Están orientados a la edificación de la Iglesia


Estamos hablando de dones espirituales, no del don natural que tienen muchas personas con carisma para determinadas actividades humanas.

Los cristianos, con frecuencia, no somos conscientes de todo lo que recibimos constante y gratuitamente de Dios. Por ejemplo, en el bautismo y otros Sacramentos todos recibimos algo tan excelente como los “Dones del Espíritu Santo”, de forma ordinaria y permanente.

Estos maravillosos siete dones son:

Temor de Dios: que nos hace vivir en su presencia.
Inteligencia: que nos da a conocer su verdad.
Sabiduría: que nos hace ver el sentido de las cosas.
Prudencia: que nos descubre los caminos rectos.
Justicia: que busca la rectitud en todo.
Valentía: para atreverse a hacer las cosas y realizarlas.
Modestia: que hace respetar a Dios y mantener las cosas en su justo lugar.

¿Qué son los carismas?

Pero, además, algunas personas concretas, reciben carismas. La Iglesia, en el Catecismo n. 799 nos dice: “Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo”.

Por tanto, los carismas son gracias extraordinarias del Espíritu Santo que permiten actuar en aspectos o circunstancias determinadas.

Los carismas no son requisitos para la salvación personal, no es más santo el que tenga mayores carismas, y no se reciben por el bautismo ni por ningún otro sacramento.

¿Para qué son los carismas?

Dios los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien común, y para la renovación y construcción y utilidad de la Iglesia. En cada carisma el Espíritu revela su presencia con un don que también es un servicio.

El Espíritu Santo los concede a quien él quiere, con lo que lo capacita y dispone para asumir algunas obras y funciones específicas.

En el n. 800 del Catecismo:”…son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo. Los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu…”

¿Cómo actúan?

Son gracias que pueden ser desde transitorias a más o menos constantes. El Espíritu Santo los da y los quita según su beneplácito. Por eso se debe discernir cada expresión de apariencia carismática si provienen de Dios, o no.

Los carismas surgen con formas nuevas y diferentes según las necesidades de la Iglesia.

¿Cuáles son los carismas?

Es un empeño inútil tratar de hacer un esquema rígido dentro del cual cupiese toda la infinita dinámica del Espíritu.

Ni en el Catecismo de la Iglesia Católica ni en Lumen Gentium del Concilio Vaticano II hay listados exhaustivos de carismas.

San Pablo enumeró una serie de carismas en 1Co 12, 4-12:

“Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas. Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo”.

 Teniendo en cuenta que no podemos elaborar un listado completo de carismas, si se han realizado esquemas orientativos:

* Los que se refieren a la instrucción de los fieles: el carisma de apóstol, de profeta, de doctor, de evangelista y de exhortador, la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, el discernimiento de espíritus, el don de lenguas, el don de interpretar las lenguas.

*  Los que tiene que ver con el alivio de los fieles: el carisma de limosna, de la hospitalidad, el don de asistencia, el de la fe, las gracias de curaciones, el poder de milagros.
*  Los relacionados con el gobierno de la comunidad: el carisma de pastor, el de aquel que preside, los dones de ministerio, los dones de gobierno.

* Hay muchos más carismas, como son por ejemplo, el carisma de la vida religiosa, el carisma de la infalibilidad del Sumo Pontífice.

En cualquier caso, la Iglesia, prudentemente establece que “Por esta razón parece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia” (n.800 del CIC)

¿Sabes lo que es un “semantrón”?

Un instrumento de percusión, sea de madera o de metal, es el responsable de llamar a algunos monjes a la oración.


En griego, se le conoce como “semantrón”, “semandron”, “semanterion” o, incluso, como “xylón” (de allí, se entiende, nuestro querido “xilófono”). En rumano, se le llama “toaka”. Los monjes rusos le llaman “bilo”, mientras los rumanos, búlgaros y macedonios le dicen “klepalo”. Se trata de un instrumento de percusión utilizado en los monasterios ortodoxos y católicos de ritos no latinos para llamar a los monjes a la oración, o también para iniciar una procesión.

Clasificado como un instrumento perteneciente a la familia de los idiófonos (esto es, que tienen sonido propio pues su propio cuerpo es su caja de resonancia), hay tres variables de semantrones: pueden ser de madera (generalmente una viga larga y plana), portátiles, que se sujetan en la mano izquierda de quien la toca; puede ser, también, una viga colgada de dos cadenas, que se toca con dos mazos. Una última variable, de metal, se toca con mazos también metálicos.

En estos vídeos, un monje rumano y un monje sirio tocan distintos golpes en el semantrón.


miércoles, 13 de julio de 2016

Valora las pequeñas cosas

Lo que de verdad te hace feliz es muy poco


“El hombre moderno está fuertemente apegado a las cosas externas, se volvió desalmado, no posee más capacidad para reconocerse y concebirse portador de la alegría espiritual”[1]. Un hombre sin alma. Volcado en el mundo. Sin raíz, sin centro. Desbocado. Lo decía el padre José Kentenich.

Y es cierto, me pasa lo que leía el otro día: “La mitad de las cosas que poseemos, no las necesitamos. Las tenemos por creerlas importantes. Al final, lo que realmente nos hace felices es tan poco que podríamos guardarlo en la palma de la mano o en nuestro corazón”[2].

Lo que me hace feliz de verdad es muy poco. Son pocas cosas. Pero a veces lo olvido. Necesito aprender a aceptar la vida tal y como es. Eso lo tengo claro. Conformarme con poco y entender que si me creo muchas necesidades nunca seré feliz del todo.

“No es tan difícil ser feliz. Basta querer. Cambiar algunas actitudes. Empezar a disfrutar de las pequeñas cosas, las que suelen pasar desapercibidas”[3].

Alegrarme con los regalos diarios y aceptarlos como un don. Enfrentar la vida en sus dificultades. Adaptarme a lo que me toca vivir tomándolo en mis manos como un desafío. 


[1] J. Kentenich, Vivir con alegría

[2] Claudio de Castro, El poder de la alegría

[3] Claudio de Castro, El poder de la alegría