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martes, 21 de junio de 2016

The Sun - Mi mejor defecto

Entrevista exclusiva para Cecilia Music, donde Francesco, el líder, nos cuenta el backstage del video y los proyectos futuros de la banda.



Nuevo single de The Sun: “Il mio miglior difetto”, un año después del álbum Cuore Aperto

Dos años increíbles para los The Sun: 2015 y 2016.

En cabeza de la clasificación de Itunes con el single “Le case di Mosul”; la vuelta a la autoproducción; 63 fechas de tour con más de 60.000 personas de público; la nominación al Premio “Voci per la Libertà” de Amnesty International y ahora la salida del video con el nuevo single “Il mio miglior difetto” que coincide con el año de vida del álbum Cuore Aperto.

Hace un año, con ocasión del lanzamiento del álbum, Francesco escribió estas palabras en su blog www.francescolorenzi.it:

“Gracias a Dios elegí hace tiempo hacer canciones y discos sólo cuando estoy en presencia de algunos elementos fundamentales como la inspiración auténtica, el tener algo útil que decir y el haber  hecho un camino personal entre un disco y otro”.

¡Inspiración ha habido, vaya que sí! Todo nace y se relaciona con la segunda Encíclica del Papa Francisco: Laudato Sì.

“La tierra nos precede y nos ha sido dada. Todo está en relación, la naturaleza es inseparable de la fraternidad”. Papa Francisco.

Telefoneo a Francesco y empieza así nuestra conversación:

– Hola Francesco, hoy sale el video de vuestro nuevo single “Il mio peggior difetto”. Una canción y un vídeo llenos de energía. El escenario quita el aliento. ¿Dónde os encontráis?

Estamos en medio del desierto del Neguev, en el sur de Israel, en Tierra Santa. Un lugar muy querido para nosotros porque todo empezó aquí. Este lugar tiene un gran significado para nosotros; estuvimos antes de realizar el álbum, la foto de la portada fue tomada allí, y volver para grabar el video fue una decisión compartida por todos, el hilo conductor era clarísimo.

– No debe haber sido fácil grabar un vídeo en esos lugares. ¿Nos cuentas un poco del backstage?

¡Ha sido una auténtica aventura! En Israel es muy difícil grabar un vídeo; ante todo tuvimos que pedir permiso a varias realidades como el patriarcado y la embajada los permisos y autorizaciones, dando a entender la importancia del proyecto, y te aseguro que no ha sido un comienzo fácil. Llegar con los furgones a un lugar al que sólo se puede llegar a pie, llevar los instrumentos a esa altura con el terreno arenoso y resbaladizo, sobre todo la batería que pesaba y que tuvimos que fijar con piedras en la base; hubo momentos en que pensábamos que no lo lograríamos, que quizás, si nadie lo había hecho antes, sería por algo.

– ¿Qué os permitió continuar?

El hecho de que cada uno de nosotros creía en ello muchísimo. Una vez vueltos a casa, empezando a ver los primeros resultados con el montaje video, cada cansancio se vio compensado.

– “Yo no puedo quedarme aquí viendo cómo nuestro mundo se quema lentamente sin hacer nada, desistir, yo quiero vivir”, cantas en el estribillo de la canción. ¿Por qué es importante el compromiso de cada persona individual? ¿De verdad puede marcar la diferencia?

Es fundamental. Somos una gota en el océano y con las decisiones de cada uno se pueden hacer grandes números. Esto tendrá una repercusión en el resto del mundo. El nuevo single salió el sábado 18 de junio de 2016; exactamente un año después de la salida de la encíclica del Papa Francisco, Laudato Sì. Está todo relacionado.

– ¿Cómo va el tour Cuore Aperto en Italia? ¿Qué acogida estáis recibiendo de los fans?

Estamos impresionados porque en el último mes hemos tenido 18 eventos. Cada noche nos regala algo nuevo, distinto; las personas nos regalan una cascada de afecto. Percibimos las ganas de encontrarse, de conocerse, de explorarse; son momentos de verdad positivos donde las personas no vienen sólo para pasar la velada, sino que desean ir más allá. No hay distinción entre el público y la banda. Lo mismo también para nosotros. Somos ya una familia, todos en búsqueda de un sentido más grande.

– En julio estará la JMJ de Cracovia y vosotros tocaréis en el Halleluja Festival del que Cecilia es partner oficial. Otra experiencia internacional os espera. ¿Estáis preparados?

Sentimos una gran alegría. La invitación al festival nos ha hecho felices, también porque seremos los huéspedes principales del viernes y podremos actuar con un concierto completo. La JMJ tiene un significado profundo: este encuentro entre personas de todo el mundo, lejanísimas entre sí pero unidas por el mismo motivo. Poder hacer un concierto en esta ocasión es una cosa más única que rara, distinta de los demás conciertos. Tocaremos también antes de la misa del Papa.

– ¿Qué otros proyectos os esperan?

Con Tv2000 hemos realizado un film documental que saldrá en antena justo en los días de la JMJ. Se contará nuestra experiencia en Tierra Santa con las 200 personas que la han vivido con nosotros; durará casi una hora y media y habrá muchos bellos testimonios.


Ahora disfrutad esta última opera prima de los The Sun, “Il mio miglior difetto”. A todo volumen.

Perdonar y agradecer

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro".

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, y le salvó su amigo.

Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: "Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida".
Intrigado, el amigo preguntó: "¿Por qué después que te pegué escribiste en la arena y ahora en cambio escribes en una piedra?".

Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo. Pero cuando nos ayuda, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento podrá borrarlo".

Oración de “El Principito”: “Enséñame el arte de los pequeños pasos”

Le pide a Dios un regalo raramente invocado: la sencillez y la fidelidad tranquila


Antoine de Saint-Exupéry, autor del famosísimo “El Principito” y gran aviador que se alistó en la marina francesa durante la Segunda Guerra Mundial, en un período particular de su vida, escribió esta bella oración al Señor para pedirle un regalo raramente invocado: aquel de la sencillez y de la fidelidad tranquila y serena en las pequeñas decisiones de cada día.

No pido milagros y visiones, Señor, pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los pequeños pasos.

Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.

Ayúdame a distribuir correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.

Te pido fuerza, auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.

Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.

Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.

Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.

Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.

No me des lo que yo pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.

¡Enséñame el arte de los pequeños pasos!

Perdón

Los resentimientos nos impiden vivir plenamente sin saber que un simple acto del corazón puede cambiar nuestras vidas y de quienes nos rodean.


En los momentos que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos: la envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior. Al perder la paz y la serenidad, los que están a nuestro alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión. Al pasar por alto los detalles pequeños que nos incomodan, no se disminuye la alegría en el trato cotidiano en la familia, la escuela o la oficina.
Sin embargo, no debemos dejar que estos aspectos nos invadan, sino por el contrario, perdonar a quienes nos han ofendido, como un acto voluntario de disculpar interiormente las faltas que han cometido otros.

En ocasiones, estos sentimientos son provocados por acciones o actitudes de los demás, pero en muchas otras, nos sentimos heridos sin una razón concreta, por una pequeñez que ha lastimado nuestro amor propio.

La imaginación o el egoísmo pueden convertirse en causa de nuestros resentimientos:

– Cuando nos damos el lujo de interpretar la mirada o la sonrisa de los demás, naturalmente de manera negativa;

– Por una respuesta que recibimos con un tono de voz, a nuestro juicio indiferente o molesta;

– No recibir el favor que otros nos prestan, en la medida y con la calidad que nosotros habíamos supuesto;

– En el momento que a una persona que consideramos de “una categoría menor”, recibe un favor o una encomienda para lo cual nos considerábamos más aptos y consideramos injusta la acción.
Es evidente que al ser susceptibles, creamos un problema en nuestro interior, y tal vez enjuiciamos a quienes no tenían la intención de lastimarnos.

Para saber perdonar necesitamos:

– Evitar “interpretar” las actitudes.

– No hacer juicios sin antes de preguntarnos el “por qué” nos sentimos agredidos (así encontraremos la causa: imaginación, susceptibilidad, egoísmo).

– Si el malentendido surgió en nuestro interior solamente, no hay porque seguir lastimándonos: no hay que perdonar. Lamentamos bastante cuando descubrimos que no había motivo de disgusto… entonces nosotros debemos pedir perdón.

 Si efectivamente hubo una causa real o no,¿ tenemos claro qué ocurrió?:

– Tener disposición para aclarar o arreglar la situación.

– Pensar la manera de llegar a una solución.

– Buscar el momento más adecuado para hablarlo con calma y tranquilidad, sobre todo de nuestra          parte.  

– Escuchar con paciencia, buscando comprender los motivos que hubo.

– Exponer nuestras razones y llegar a un acuerdo.

– Olvidar en incidente y seguir como si nada hubiera pasado.

El Perdón enriquece al corazón porque le da mayor capacidad de amar; si perdonamos con prontitud y sinceramente, estamos en posibilidad de comprender las fallas de los demás, actuando generosamente en ayudar a que las corrijan.

Es necesario recordar que los sentimientos negativos de resentimiento, rencor, odio o venganza pueden ser mutuos debido a un malentendido, y es frecuente, encontrar familias en donde se forma un verdadero torbellino de odios. Nosotros no perdonamos porque los otros no perdonan. Es necesario romper ese círculo vicioso comprendiendo que “Amor produce amor”. Una actitud valiente de perdón y humildad obtendrá lo que la venganza y el odio nunca pueden, y es lograr restablecer la armonía.

Una sociedad, una familia o un individuo lleno de resentimientos impiden el desarrollo hacia una esfera más alta.

Perdonar es más sencillo de lo que parece, todo está en buscar la forma de mantener una convivencia sana, de la importancia que le damos a los demás como personas y de no dejarnos llevar por los sentimientos negativos.

El Papa: Las durezas en el corazón nos tiran, «pero Dios nos levanta»


El Señor siempre da la «dignidad» de volver a levantarse de las caídas de la vida. Es su gracia para los hombres, Pero es necesaria la disponibilidad para abrir el propio corazón duro con «docilidad», la misma de la que habló en la homilía de ayer. Papa Francisco lo afirmó esta mañana en la homilía matutina en la capilla de la Casa Santa Marta.


El Pontífice, según indicó la Radio Vaticana, comentó el pasaje bíblico de la conversión de San Pablo y subrayó que tener fervor por las cosas sagradas no quiere decir tener un corazón abierto a Dios. El Papa Francisco puso el ejemplo de un hombre fervoroso en la fidelidad a los principios de su fe, Pablo de Tarso, pero con el «corazón cerrado», totalmente sordo a Cristo, es más, «de acuerdo» con exterminar a sus secuaces hasta el punto de hacerse autorizar a encadenar a quienes vivían en Damasco.

Todo sucede precisamente a lo largo del camino que lo lleva a esta meta y la de Pablo, afirmó el Papa, se convierte en la «historia de un hombre que deja que Dios le cambie el corazón». Pablo es envuelto por una luz potente, oye una voz que lo llama, cae y se vuelve ciego momentáneamente. «Saulo el fuerte, el seguro, estaba por el suelo», comentó Francisco. Y en esa condición, «comprende su verdad, que no es un hombre como Dios quería, porque Dios nos ha creado a todos nosotros para estar de pie, con la cabeza alta». Sin embargo, la voz del cielo no dice sólo: «¿Por qué me persigues?», sino que invita a Pablo a levantarse.

«‘Levántate y te será dicho’. Tú debes aprender aún. Y cuando comenzó a levantarse —explicó el Pontífice— no podía, porque se dio cuenta de que estaba ciego: en aquel momento había perdido la vista. ‘Y se dejó guiar’: comenzó, el corazón, a abrirse. Así, guiándolo de la mano, los hombres que estaban con él lo condujeron a Damasco y durante tres días permaneció ciego y no tomó alimento ni bebida. Este hombre estaba por el suelo, pero entendió inmediatamente que debía aceptar esta humillación. Precisamente el camino para abrir el corazón es la humillación. Cuando el Señor nos envía humillaciones o permite que vengan las humillaciones es precisamente para esto: para que el corazón se abra, sea dócil, [para que] el corazón se convierta al Señor Jesús».

El corazón de Pablo se ablanda. En aquellos días de soledad y ceguera, cambia su vista interior. Después Dios le envía a Ananías, que le impone las manos y los ojos de Saulo vuelven a ver. Pero hay un aspecto en esta dinámica que – afirmó Francisco–, se debe tener muy en cuenta.

«Recordemos que el protagonista de estas historias —indicó— no son ni los doctores de la ley, ni Esteban, ni Felipe, ni el eunuco, ni Saulo… Es el Espíritu Santo. Protagonista de la Iglesia es el Espíritu Santo que conduce al pueblo de Dios. E inmediatamente se le cayeron de los ojos como dos escamas y recuperó la vista. Se levantó y fue bautizado. La dureza del corazón de Pablo – Saulo, Pablo – llega a ser docilidad al Espíritu Santo».

«Es bello –dijo el Papa al concluir– ver cómo el Señor es capaz de cambiar los corazones», y hacer que «un corazón duro, terco, se transforme en un corazón dócil al Espíritu»:
«Todos nosotros tenemos durezas en el corazón: todos nosotros. Si alguno de ustedes no las tiene, levante la mano, por favor. Todos nosotros. Pidamos al Señor que nos haga ver que estas durezas nos echan al piso. Que nos envíe la gracia y también  – si fuera necesario – las humillaciones para que no permanezcamos en el piso y levantarnos, con la dignidad con la que nos ha creado Dios, es decir, la gracia de un corazón abierto y dócil al Espíritu Santo». 

Vatican Insider, 21/06/2016