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domingo, 22 de junio de 2014

LA VIDA TEOSÓFICA


Para comprender las profundidades ocultas en el aspecto místico de la Teosofía necesitamos introducir la Teosofía en nuestra vida diaria. Tenemos la tendencia a ser criaturas de tiempo lineal y de espacio tridimensional, pero estas limitaciones deben superarse antes de que podamos empezar a apreciar la sublime Verdad Eterna que estamos buscando. Como nuestro difunto Presidente, Sri Ram dijo :
Vive en el eterno ahora, como pájaro al que no le preocupa el mañana. Libérate de las cadenas nacidas de recuerdos desgraciados, lo mismo que de las esperanzas de satisfacciones preconcebidas, libérate de todo aquello que es producto del aspecto mecánico de la mente.
Esto no significa dejar de pensar- sino que significa pensamiento profundo que busca intensamente la motivación de nuestra vida y su misterio. La sabiduría profunda que descubre la Eternidad en medio del Tiempo señala al verdadero teósofo.
Como también dijo Sri Ram :
La forma perfecta o cáliz que es nuestra individualidad eterna está oculta a nuestra visión imperfecta por el velo del tiempo tejido en el telar de oro de Dios.
La Teosofía mística, pues, es real y verdadera Teosofía; aquello que trata de las verdades eternas, así como de sus imágenes temporales,; y como tal, es una Verdad intelectualmente incomprensible pero más real que cualquier experiencia nuestra de cada día. ¡El misticismo es la Realidad!.
Al abordar el trabajo de nuestra vida diaria deberíamos actuar, vivir y amar con esta Verdad mística interna irradiando a través de cada acción, e inspirándonos para reflexionar sobre el misterio de la vida.
Haciéndose eco de la eterna verdad de la Teosofía, Krishnamurti habla de la Realidad última y de su experiencia :
Hay una montaña, mucho más allá
de las llanuras y de las colinas,
cuya gran cima domina la oscuridad
del valle y de los mares abiertos.
Ninguna nube ni espesa niebla
ocultan nunca su serena apariencia.
Está por encima de las sombras
del día y de la noche.
Desde la vasta planicie ningún
hombre puede avistarla.
Algunos la han visto, pero pocos
son los que han llegado hasta sus
pies.
Uno en muchos miles de años
hace acopio de fuerza y gana
esa morada de eternidad.
Hablo de aquella cima de la
montaña serena, infinita, más
allá del pensamiento.
Estallo en gozo

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