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domingo, 22 de mayo de 2016

Milagro eucarístico de Legnica: para médicos, hostia y tejido humano



El milagro sucedió cuando una hostia consagrada cayó al suelo durante la distribución de la comunión en el Santuario de San Jacinto.

El obispo de Legnica, en Polonia, Zbigniew Kiernikowski, proclamó oficialmente un prodigio del Santísimo Sacramento sucedido en la Iglesia de San Jacinto de esa ciudad.
Él autorizó a los fieles venerar la hostia ensangrentada que, según el decreto episcopal, “tiene las características que definen un milagro eucarístico”, informó Religión en Libertad.
La ciudad de Legnica (en alemán: Liegnitz, en polaco Legnicy) queda en la región de la Baja Silésia, en el suroeste de Polonia.
El milagro sucedió en la misa de Navidad de 2013, cuando una hostia consagrada cayó al suelo durante la distribución de la comunión en el Santuario de San Jacinto.
La hostia que se debía disolver comenzó a sudar sangre y formar carne con apariencia humana
La hostia fue recogida y colocada en un recipiente con agua (vasculum) para que se disolviera, como mandan las sapienciales normas canónicas en esos casos, aunque no son muchas veces respetadas en nuestros días.
Sin embargo, una vez en el agua, apareció en la hostia una mancha roja de textura singular, que hacía pensar en tejido humano.
El entonces obispo de Legnica, Stefan Cichy, instituyó una comisión para investigar lo sucedido con la sagrada forma.
En febrero de 2014, con el permiso de la diócesis, un fragmento de hostia con aspecto de tejido ensangrentado fue retirado y colocado sobre un corporal. Después fueron recogidas muestras para analizar en laboratorios de diferentes institutos forenses.
El obispo diocesano proclama el milagro eucarístico en el Santuario de San Jacinto
Los médicos de los departamentos de medicina legal consultados verificaron que los fragmentos recogidos contenían células del músculo estriado transversal semejantes a las del músculo cardiaco.
Según el Catholic Herald, los exámenes fueron realizados en el departamento de medicina legal, en Wroclaw (en alemán: Breslau), al inicio de 2014.
Otro estudio fue realizado posteriormente por el departamento de medicina legal de la Universidad de Medicina de Pomerania, en Szczecin (en alemán: Stettin, en español Estetino), añadió la revista británica.
Ese laboratorio concluyó que “en la imagen histopatológica, en los fragmentos (de la Hostia) fueron halladas partes fragmentadas del músculo estriado transversal. Semejante al músculo cardiaco. Los estudios también determinaron que el tejido es de origen humano, y se verificaron en él señales de agonía”.
El documento del obispo certificando el milagro.

Considerando la importancia de los pareceres médico legales, en enero de 2016 D. Kiernikowski llevó el caso al Vaticano, sometiéndolo a la consideración teológica de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Esa importante congregación vaticana se declaró favorable a la exposición de la hostia milagrosa para su veneración pública, y recomendó que se explicaran bien los hechos a los fieles.
La hostia quedó expuesta en una capilla del santuario bajo la responsabilidad del párroco, Andrzej Ziombrze.
En el documento de proclamación del milagro, el obispo afirma: “Espero que esto sirva para profundizar la adoración de la Eucaristía y tenga un impacto inconfundible en la vida de las personas que se acerquen a la reliquia. Vemos eso como un ejemplo maravilloso, una expresión particular de bondad y de amor de Dios”.
La esperanza del obispo es de gran importancia para nuestra época, cuando se pretende entregar la Eucaristía a pecadores públicos, olvidando que en ella están verdadera, real y substancialmente presentes el Cuerpo, la Sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Médicos forenses sacaron muestras que analizaron en laboratorios y concluyeron: ‘es tejido muscular humano’, como el de un corazón de un hombre en agonía.
El obispo diocesano proclama el milagro eucarístico en el Santuario de San Jacinto

En la página de la parroquia donde ocurrió el milagro hay más fotos y explicaciones, pero sólo en lengua polaca.
Obedeciendo a las instrucciones del obispo, un libro abierto en el santuario recoge el testimonio de las gracias recibidas y “otros eventos milagrosos”.
Es significativo que el milagro haya sucedido en la iglesia consagrada a San Jacinto (1185-1257), llamado el “Apóstol del Norte”.
El santo fue un religioso dominico polaco del siglo XIII, gran predicador de la Eucaristía y la Adoración del Santísimo Sacramento.
En 1240, hordas de mongoles paganos invadieron el mundo eslavo en fase de conversión, devastando ciudades, campos y saqueando iglesias.
Atacaron la ciudad de Kiev, hoy capital de Ucrania, donde san Jacinto rezaba frente al Santísimo Sacramento.
Al darse cuenta que la ciudad iba a caer en manos de los bárbaros, él sacó del sagrario el copón que contenía las sagradas hostias con la intención de huir y así salvar las sagradas formas.
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora. Leandro Bassano (1557-1622), Iglesia de San Juan y San Pablo, Venecia
En esa hora el santo oyó una voz, procedente de una imagen de Nuestra Señora hecha en alabastro:

“Jacinto, ¿vas a huir y me dejarás sola? Llévame contigo”.
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora. Leandro Bassano (1557-1622), Iglesia de San Juan y San Pablo, Venecia

“Querida Madre, tu estatua es muy pesada, ¿cómo podría llevarte?, dijo él.
“Mi Hijo la volverá ligera, llévame”, respondió Nuestra Señora.
Y la estatua se volvió ligera como una pluma. San Jacinto puso entonces el copón con el Santísimo Sacramento y la estatua de la Virgen bajo su capa dominicana.
Acompañado por otros religiosos, logró milagrosamente cruzar el gran río Dnieper que corta la ciudad y atravesar el campamento de los bárbaros mongoles sin ser detectado.
San Jacinto fundó monasterios dominicanos en Ucrania y en su Polonia natal, donde falleció en la ciudad de Cracovia.
Pero su influencia no se agotó en la época medieval.
Tres siglos después, cuando los protestantes aparecieron para negar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y se rebelaron furiosamente contra la devoción a Nuestra Señora, el nombre y las imágenes del religioso, cuyo proceso de canonización aún estaba en curso en Roma, se multiplicaron piadosa y asombrosamente en iconos, pinturas y esculturas.
Fue entonces que los papas aprobaron la difusión de su devoción.
Fue canonizado el 17 de abril de 1594 por el Papa Clemente VIII. El Papa Inocencio XI lo nombró patrón de Lituania.
Los devotos de san Jacinto subrayan que el obispo diocesano aprobó el milagro eucarístico descrito anteriormente el 17 de abril de 2016, aniversario de la canonización del santo.
Él es representado con una gran estatua de la Virgen en una mano y un bello ostensorio eucarístico en la otra, atravesando milagrosamente el río y el campamento de los bárbaros.
San Jacinto es mundialmente objeto de culto por sus milagros y por el ejemplo heroico de arriesgar su vida para no permitir que la Eucaristía fuera objeto de sacrilegio o profanación por parte de aquellos que no son dignos.

sábado, 21 de mayo de 2016

Pinceladas sobre el sacerdocio

Cristianismo perseguido

Solemnidad de la Santisima Trinidad


El significado de los 7 dones del Espíritu Santo

¡TOMA NOTA, HERMAN@!


  1. Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto de Dios. Él nos fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios. El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20). La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra
  2. Entendimiento: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
  3. Consejo: Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
  4. Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
  5. Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos. En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
  6. Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre. El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
  7. Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).