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domingo, 13 de noviembre de 2016

9 sencillas formas de hacer presente a Jesús en tu vida

¿Cómo hacer presente hoy a Jesús resucitado?



Aunque a muchos nos cueste, hay maneras simples de hacer presente a Jesús en distintas formas en nuestra vida diaria. En nuestro trabajo, en nuestro hogar y en hasta en todo lo que hagamos y expresemos. A continuación, te presentamos 9 formas de hacerlo:


  • 1-A través del encuentro personal con Jesús. Él está «con nosotros» de cuerpo presente en la Santísima Eucaristía, y también están «en nosotros» por medio del Espíritu, en cómo nos expresamos, en las obras buenas que hacemos.

  • 2-Desarrollar nuestros sentidos (ver, oír, tocar, etc.) para saborear la presencia del Señor crucificado y resucitado en nosotros mismos, en la gente buena que nos rodea y en cualquier signo de esperanza y amor que nos sale al camino.

  • 3-Presentar en la oración al Señor todos los problemas de nuestra vida, y preguntarle: “¿Qué piensas de esto? ¿Cómo harías Tú en mi lugar?”

  • 4-Salpicar nuestra conversación con frases como «Gracias a Dios», «Gracias a Dios y a la Virgen», «Providencialmente», «¡Dios mío que bueno!». «¡Santísimo Jesús!».

  • 5-Conservar la tradición de pedir la bendición; de decir al despedirse en la noche “Hasta mañana”, respondiendo: “Si Dios lo permite”. Y decir al encontrarse en la mañana “Buenos días”, respondiendo: “Buenos días en Dios”. Los cónyuges también deben pedirse la bendición a diario al despedirse cada uno a sus labores o cuando alguno salga por un mandado. Es muy importante la bendición de los cónyuges el uno con el otro en el Matrimonio.

  • 6-Poner a los hijos nombres de santos/as, y contarles acerca de su vida. Esto no puede perderse.

  • 7-Antes de las comidas al menos hacer la señal de la cruz. Pero también hacer que el más pequeño de la casa rece algún verso fácil. Por ejemplo: “El Niño Jesús nació en Belén; bendiga la mesa y a nosotros también”. “Familia que reza unida, se mantiene unida”.

  • 8-Tener cuadros o símbolos religiosos en la casa, en la habitación, en el cuello o muñecas. Algunos muy valientes les he visto con un Rosario como empuñado en su mano y le van rezando a la Virgen y a Jesús.

  • 9-Y, sobre todo, amarlo y servirlo cada día, con sencillez y esperanza, en nuestros hermanos más sencillos, más pobres, más necesitados. Sabiendo que en ellos es a Él a quien estamos amando y sirviendo. Tratar a todos con respeto y alegría

martes, 14 de junio de 2016

Todo cristiano debe amar a su enemigo y rezar por él

 Uno de los mensajes centrales de Jesús y de la Iglesia es “amar al enemigo”


VATICANO, 14 Jun.  05:57.- El Papa Francisco explicó que también es esencial rezar por ellos.

Al comentar el Evangelio de la liturgia del día en la Misa matutina de la capilla en la Casa Santa Marta, el Pontífice habló sobre los Mandamientos y pidió: “Que el Señor nos de la gracia, solo esta: oren por los enemigos, por aquellos que nos desean mal, que no quieren el bien para nosotros. Orar por aquellos que nos hacen mal, que nos persiguen. Y cada uno de nosotros sabe el nombre y el apellido: oro por esto, por esto, por esto… Les aseguro que esta oración hará dos cosas: a él lo hará mejorar porque la oración es potente, y a nosotros nos hará más hijos del Padre”. 

El Pontífice explicó que cuando Jesús inicia su predicación “la explicación de la Ley entonces estaba en crisis”. “Era una explicación demasiado teórica, casuística, digamos que era una ley en la que no existía el corazón propio de la Ley, que es el amor de Dios que nos ha dado a nosotros”, señaló.

“Por esto el Señor repite lo que ya estaba en el Antiguo Testamento: ‘¿el mandamiento más grande cual es?’. Amar a Dios con todo el corazón, con todas sus fuerzas, con todo el alma, y al prójimo como a ti mismo”.

El Papa agregó: “En la explicación de los doctores de la Ley esto no estaba tan en el centro. En el centro estaban los casos: ‘¿Pero se puede hacer esto?’, ‘¿Y si no se puede?’. La casuística característica de la Ley. Y Jesús toma esto y relanza el verdadero sentido de la Ley para llevarlo a su plenitud”.
Así, Jesús ofrece “muchos ejemplos” en los que muestra cómo los mandamientos son buenos: “No matarás”, que también se refiere a insultar a un hermano.
Francisco explicó que la explicación que hace Jesús de los mandamientos y que se puede ver sobre todo en el Evangelio de Mateo es “un camino de sanación: un corazón herido por el pecado original -todos nosotros tenemos el corazón herido por el pecado, todos- debe ir por este camino de corazón y sanar para asemejarnos al Padre, que es perfecto”.

Amar al enemigo “es el último escalón” de este camino, es el más difícil, manifestó el Papa Francisco.

Evangelio comentado por el Papa

Mateo 5:43-48

43 «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,
45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

viernes, 10 de junio de 2016

Fiesta de Maria Magdalena, reivindicación de la mujer en la Iglesia

María Magdalena tendrá su fiesta en el calendario romano


Por decisión expresa del papa Francisco a través de un decreto, la conmemoración del 22 de julio de santa María Magdalena, primer testimonio de la resurrección de Jesús de Nazaret, será elevada a Fiesta en el Calendario Romano, informó el Vaticano este viernes 10 de junio.

“La Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos ha publicado un nuevo decreto, datado 3 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, con el cual la celebración de santa María Magdalena, hoy memoria obligatoria, será elevada en el Calendario Romano General al grado de Fiesta”, informó monseñor Artur Roche, Secretario del dicasterio vaticano.

El papa Francisco con este gesto litúrgico reevalúa la figura evangélica de María Magdalena como mujer del anuncio, considerada santa por la Iglesia católica y antes celebraba a forma de memorial, cada 22 de julio en el calendario juliano.

De hecho, Roche comentó, “la decisión se suscribe en el actual contexto eclesial, que requiere reflexionar más intensamente sobre la dignidad de la mujer”.

“El Santo Padre ha tomado esta decisión precisamente en el contexto del Jubileo de la Misericordia para significar la importancia de esta mujer que mostró un gran amor a Cristo y fue por Cristo muy amada, como afirmó Rabano Mauro”.

Otras mujeres celebradas en el Calendario Romano

“Es un nivel superior de importancia que viene dada a esta liturgia”. No es la primera mujer celebrada en el Calendario Romano a nivel de Fiesta.

En esta línea, “se encuentran las protectoras de Europa, Santa Caterina, Santa Brígida, o también las protectoras nacionales, pero es interesante que emerge la figura de Magdalena en el contexto de la nueva Evangelización”, comentó a los periodista, el director de la Sala de Prensa, Federico Lombardi.

Santa María Magdalena, es asociada a tres personajes bíblicos, que algunos identifican en una sola persona: María Magdalena, María la hermana de Lázaro y Marta, y la pecadora anónima que unge los pies de Jesús.

En el decreto del Papa, santa María Magdalena es reconocida por ser “testimonio de la resurrección, discípula de Jesús, presente en la crucifixión, la mujer que va al Sepulcro y dice sucesivamente a los apóstoles que el Señor los espera en Galilea y ha resucitado”, agregó, Lombardi.

En este contexto, se recuerda que Juan Pablo II asimismo dedicó una gran atención no sólo a la importancia de la mujer, sino también al papel de María Magdalena. La prueba es el documento Mulieris dignitatem, no. 16.

Papa Francisco, María Magdalena y la mujer 

En sus primeras homilías en Santa Marta (02.04.2016), Bergoglio indicó a María Magdalena como ejemplo “para el camino de la vida”. En esa ocasión, destacó que en “ocasiones, en la vida, los anteojos para ver a Jesús son las lágrimas”.

Y en otras más la destacó como un modelo para ver a “Jesús desde el corazón” y el servicio imprescindible que cumple la mujer en la Iglesia. El Pontífice no elude la cuestión de potenciar el rol de la mujer en el seno de la Iglesia porque “es una realidad que me preocupa mucho”, había dicho de regreso del Brasil.

domingo, 5 de junio de 2016

¿Cómo ayudar a alguien que llora?

Me da miedo querer ser yo el pacificador de sus almas, sólo Dios puede hacerlo


Jesús se detiene hoy ante una mujer que llora delante de su hijo muerto. Le da lástima oír su llanto y se conmueve: “Al verla, le dio lástima y le dijo: – No llores”.

Siempre me conmueve cuando Jesús se conmueve. Me emocionan sus lágrimas, su pena, su tristeza honda y auténtica. Sufre por esa mujer viuda que ha perdido lo único que la ataba a la vida. Lo único que la mantenía con vida. ¿Qué será de ella ahora? Muchas veces yo no me detengo ante la mujer que llora en su angustia. Paso de largo. Veo llorar al que sufre y sigo mi camino. Tal vez ver tanto dolor ha anestesiado mi corazón. Me gustaría detenerme ante el dolor del hombre. Como lo hace Jesús. Detenerme y llorar yo conmovido al ver llorar a alguien.

No quiero permanecer indiferente ante el que sufre a mi lado. Quiero ser como Jesús y no lo logro. Me gustaría poder yo también decirle eso al que llora delante de mí: “No llores”.
No puedo cambiar su vida. Lo sé. Pero no quiero que llore. No tengo el poder para devolverle la salud. Pero que no siga llorando. La realidad seguirá siendo la misma. ¿Cómo se puede entonces dejar de llorar?

A veces me gustaría tener una varita mágica. En ocasiones la vamos buscando. Buscamos una receta que me quite la pena, las lágrimas, el llanto. Una solución a los problemas. Una forma nueva para enfrentar la vida. Una madurez para recomponer el alma rota. Unas herramientas para darle sentido a todo lo que me sucede. En ocasiones me veo exigido a dar soluciones, herramientas, varitas mágicas. Hay personas que llegan pidiéndome ese milagro. Necesito. Quiero. Espero. Deseo. Y yo caigo en el mismo juego. Tengo. Lee. Busca. Haz.

Y las personas se van convencidas. Tienen su varita mágica, su receta, su libro de autoayuda perfectamente diseñado. Ya nada puede salirles mal. Ante la próxima adversidad sabrán perfectamente cómo reaccionar. Ya no habrá eslabones rotos en la historia de sus vidas. Ya el mal tendrá un sentido. Y la desgracia y la pérdida. Todo tendrá una lógica humana que lo hará más llevadero. Tendrán la varita para transformar la realidad.

Y buscarán milagros extraordinarios. Oraciones fuera de lo normal. Actos sobrenaturales que refuercen su fe. Descubrirán en su historia una huella más de Dios. Y sentirán que tienen su vida bajo control. Todo dominado. Todo asegurado.

Me da miedo caer en ese juego de buscar recetas. Pretender yo tener esas respuestas que buscan. Ser yo ese mago capaz de cambiar sus vidas y hacerlas diferentes, mejores, más plenas. Lograr que su mirada sea capaz de cambiarlo todo. Me da miedo querer ser el pacificador de sus almas. Sólo Dios puede hacerlo. No hay varitas mágicas. Ni recetas. Sólo la fe y el esfuerzo al caminar por la vida de la mano de Dios. Eso es lo importante. En la rutina de la vida. Sin pretender milagros a cada paso, más que el milagro de su mirada y de mi corazón enamorado de la vida.

Conocer la verdad, o mejor: dejarse conocer por ella

Lo que los griegos llamaron "aletheia"
Angela Waye / Shutterstock

Me he parado un momento a escribir lo que estás leyendo. Se me ha ocurrido mientras leía una noticia sobre la guerra de Siria. Me preguntaba qué sentido podía tener el cristianismo en la actualidad, en pleno siglo XXI. Porque no faltan momentos en mi propia vida en los que me cuestiono hasta qué punto puedo decir que tengo fe.

Cuando miro a mi alrededor y hago un pequeño examen de mi vida, no dejo de pensar que es muy posible que el Reino de Dios esté en otro sitio, porque no soy precisamente la encarnación de ninguna idea que clarifique la esencia de la fe cristiana.Cosa que me alegra, porque si la gente en la actualidad tuviera que entender el sentido de la fe contemplando mi vida se llevaría una gran decepción.

Tenemos la suerte de que –como su propio nombre indica– la fe a la que me refiero es cristiana y no rafaeliana.

Una de las cosas que más me fascina de la fe es que no se basa en una idea. No hace falta ser un gran pensador para comprender el cristianismo. Para tener fe solamente hay que estar enamorado.
¿De quién? De Jesucristo, sin duda alguna. Es una vivencia que llega a lo más profundo del corazón. Lo transforma.Cuando te encuentras con Cristo hay algo en tu interior que cambia radicalmente. Es lo que llamamos conversión.Los cristianos griegos de los primeros siglos lo llamaron metanoia. Eso significa que se conoce algo más que antes no se conocía. Se llega más allá de lo que nuestro corazón llegaba a ver, a amar.

La metanoia es lo que está más allá de nuestro nous, de nuestra mente, de nuestro conocimiento, de lo que es más íntimo en nosotros.

Salimos de nosotros mismos conociendo lo que antes nos era desconocido: el Amor que no nos olvida, que nos tiene siempre presentes, aquel en el que nuestro ser es sin que podamos percibirlo.

Es el Amor que nos antecede porque existe antes que nosotros. Es Aquel que con la mirada de su corazón nos tiene presentes dentro de sí mismo y que con su Palabra nos llama a la existencia, a la vida.

Se tiene fe en aquello que no se ve, no en aquello que se ve. Lo que está ante los ojos ya es conocido. Es visto. Pero aquello que no se ve queda oculto al ver.

La misma mirada que mira se oculta en aquello que ve. La mirada para sí misma es invisible. Ve y, no obstante, no se ve. Para sí misma es un misterio. Vemos lo de fuera. Lo que es fuera de nosotros. Lo que ex-siste (sistere-extra, es-fuera). Nuestro corazón queda oculto. Nuestra intimidad nos es desconocida.

Lo invisible no queda fuera de nosotros, sino que nos lleva hacia dentro: al corazón. El joven Agustín de Hipona lo experimentó en su búsqueda de Dios y lo expresó con estas palabras: eres más íntimo a mí mismo que mi misma intimidad.

Esa mirada nuestra que se nos oculta cuando intentamos mirarla se vuelve clara, cristalina y brillante cuando en lo profundo de nuestro corazón se clava el dardo ardiente del Amor de Cristo y desgarra los límites de nuestra carne abriéndola a la Vida infinita del Espíritu de Dios.

La mirada de Cristo nos libera de nuestro desconocimiento, del desaliento y del sinsentido de la ignorancia del Amor.

En ella nuestro ser se ilumina como en el Principio, pues escuchamos nuestro nombre en los labios mismos del Verbo Creador. Tal es la fuerza y la belleza de aquello que es invisible a los ojos… de aquello que no ex-siste, de lo que no está-fuera…

Sin embargo, desde ese instante, desde que el corazón se desgarra y queda herido y abierto hacia dentro de sí mismo saliendo de sí, comprende que todo lo que existe fuera de él permanece dentro del Verbo que lo ha llamado a ser, siendo, además, distinto de Él.

La herida del Amor no se olvida. Desde entonces el corazón se manifiesta y ya no queda oculto. Es el Amor el que mejor expresa la esencia de la verdad. Lo que los griegos llamaron aletheia.

Esta palabra guarda dentro de sí un misterio fascinante que –creo– solamente podemos comprender desde la experiencia del Amor. El significado de letheo en griego es olvidar. La a-letheia es aquello que no se olvida.

Lo inolvidable, lo que permanece presente en nuestro corazón y lo hace preso de la nostalgia, es lo que se ama.

Pero letheo también es ocultar. El olvido y lo oculto están íntimamente unidos. Olvidamos el corazón porque permanece oculto en las profundidades de lo invisible. La aletheia es, además, lo que se des-oculta porque se manifiesta.

¿Cómo se puede manifestar, pues, en nosotros aquello que está oculto y que nuestra memoria ha olvidado? Únicamente me atrevo a decir que es el Amor el que lo consigue.

La búsqueda del Amor que nos antecede y que hemos olvidado es la que hace posible que aquello que está oculto, la verdad de nuestra vida, se manifieste y sea auténtica aletheia.

Es un acontecimiento que se imprime a fuego en lo más profundo de nuestro ser y que permanece presente en nosotros con cada latido del corazón.

Es el momento en el que el Verbo nos dice “¡ven!”, similar al que María experimentó cuando dijo fiat mihi secundum verbum tuum!

Ella es la que lo experimentó en toda su plenitud porque pudo corresponder a la mirada de Dios sin ninguna limitación: ella no estaba limitada por sí misma, es la criatura que hace posible que Dios se dé a sí mismo sin restricciones, pues entre ella y Él no hay barrera alguna y se cumple a la perfección la voluntad de Dios en su vida.

Por eso le decimos “llena eres de gracia”… ¡Ella es un anticipo del Reino de Dios!

Hay una relación estrecha entre el Amor y la verdad. Gracias a Él se manifiesta la verdad que nuestro corazón anhela.

Y lo que más me fascina es que la verdad no se manifiesta como objeto, como algo conocido, sino como cognoscente: me conoce. Soy conocido.

Desde ese ser-conocido que soy me doy cuenta de que la verdad es algo más grande que yo mismo y que es la Verdad en sentido pleno. Algo ante lo que siempre cabe admirarse, porque me desborda y no depende de mí mismo, sino que dependo de ella, del Amor que me crea y que se me da sin límites.

Siendo conocido busco conocer a Quien me conoce y en esa búsqueda comienza una ascensión inagotable en el camino de la Vida.

Así que creo que ser cristiano en el siglo XXI aún tiene mucho sentido: Jesús realmente está vivo.

jueves, 2 de junio de 2016

Cuando María contesta al teléfono por Jesús

Una curiosa  comparación sobre lo que pedimos a Jesús o a María 

(y conmovedora)


Una señora fue al médico y, después de hacerse algunos exámenes, el médico le preguntó:

– ¿Usted es protestante?

– Sí.

– Yo tengo muchos amigos protestantes y me caen muy bien. Sólo tienen un problemilla: hablan mucho de Jesús, pero se olvidan de María…

Silencio

– Doctor, ¿le puedo hacer otra pregunta?

– ¡Claro!

– Si yo llegara aquí y su secretaria me dijera que usted no está, pero que su madre sí, ¿usted piensa que yo iba a querer hacerme la consulta con ella?

– Claro que no, ella no es doctora.

– Pues eso, doctor. Quien murió en la cruz por mí fue Él, no ella.

Silencio…

– Es verdad. Pero ¿puedo preguntarle una cosa más?

– ¡Claro!

– Yo soy su médico y usted tiene confianza sólo en mí. Pero imagine que usted está en casa, enferma, me llama y yo no puedo contestar en ese momento. Pero usted conoce a mi madre, habla con ella y le pide que ella me avise para que yo le devuelva la llamada. ¿Usted piensa que yo, como hijo, le diría que “no” a mi madre?

– Esto también es verdad, doctor. Pero yo pienso que esa comparación no existe. Porque Jesús nunca está ocupado para atender nuestra llamada. Jesús siempre está con nosotros.

– Es verdad, pero María está siempre con Jesús y sabe que, de vez en cuando, Él nos prueba en la paciencia, en la perseverancia… Él parece que a veces se hace el “sordo” cuando suplicamos algo, a propósito, ¿no es verdad? Así como el Padre, a veces, parecía no escuchar a su Hijo Jesús, en esas terribles horas de prueba… No es que Él no oiga, es que, por razones que sólo Él sabe, a veces, por nuestro bien, se hace el “difícil”… Y no hay nada como recurrir al refuerzo de la Madre de Dios para “acelerar” un poco las cosas “en la familia”… Además, fue Él quien nos presentó a María también como nuestra madre. ¿Quién fue quien envió?

La señora sonrió. Realmente… si somos todos una familia, ¿por qué no actuar en familia?

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús



Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.
Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste. 
- Que nuestro hogar se llene de gozo. 
- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes. 
- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.
- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.
- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.
Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.
Amén.



Consagración de la casa al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús;

Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa.
Hoy, que te echan de tantos sitios, 
nosotros te recibimos encantados en nuestro hogar.
Queremos que vivas a nuestro lado;
que participes de nuestras alegrías y de nuestras penas. 
de nuestra riqueza y de nuestra pobreza, 
de nuestros triunfos y de nuestros fracasos.

Queremos que nos ilumines en nuestras dudas,
que nos adviertas en nuestros peligros, 
que nos ayudes en nuestras tentaciones,
que nos alientes en nuestros contratiempos, 
que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo, 
que nos enciendas en un gran amor a Ti, 
que nos lleve a servirte siempre con toda fidelidad.

Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos,
que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe,
que aprendamos a verte en los demás,
que sepamos pedir perdón sinceramente de nuestros pecados,

y. finalmente, que consigamos la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la Gloria, a todos los que ahora nos amamos aquí.

Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa;
pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y viviste en la de María Magdalena, 
dígnate quedarte aquí, con nosotros, para siempre.

Nosotros vamos a procurar siempre en esta casa:
creer lo que Tú quieres que creamos, 
pensar lo que Tú quieres que pensemos,
leer lo que Tú quieres que leamos, 
hablar lo que Tú quieres que hablemos,
amar lo que Tú quieres que amemos, 
y hacer lo que Tú quieres que hagamos.

Que toda esta familia sea conforme siempre a tus deseos. 
Porque confiamos en Ti como en nuestro Padre. Y no te hemos entronizado aquí para que presencies nuestras rebeldías y pecados, sino para que bendigas la buena voluntad que tenemos de servirte.
Ayúdanos con tu gracia, pues reconocemos nuestra debilidad.
Pero en Ti ponemos nuestra confianza.

Sagrado Corazón de Jesús, en TI confío (tres veces). 
Padrenuestro. Avemaría. Gloria. 

Nota: Se recomienda renovar esta consagración todos los años, a ser posible confesando y comulgando toda la familia.




Consagración diaria al Sagrado Corazón de Jesús

Amable Jesús mío, como testimonio de mi agradecimiento y en reparación de mis infidelidades, yo N…te doy mi corazón; me consagro enteramente a ti y propongo con tu gracia no ofenderte ya más.



Consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a Ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a Tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca Te han conocido; muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón. Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti, sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o se parados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor. Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a Él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.



Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón divino de Jesús, por el Corazón de María, la mujer nueva de Nazaret, nos consagramos a tu Corazón para ser en nuestro mundo antorcha de esperanza para los decaídos, alegría para tantos jóvenes que se encuentran solos y desesperados. No nos dejes caer en la tentación de no hacer nada. Ayúdanos a sembrar los caminos de amor a los que sufren y ser entre los jóvenes constructores de la Civilización del Amor. Amén.


Oración de la consagración de las familias de todo el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (realizada el 3 de Junio de 2007 en Barcelona (España) por el Cardenal De Giorgi)

Señor Jesucristo, Redentor del mundo,
Amigo de los sencillos y de los pecadores, 
que en la Cruz te has dejado traspasar
tu Corazón Sagrado 
para salvarnos del pecado
y darnos la abundancia de la gracia divina.
Mira compasivo nuestra debilidad, y ten piedad.
Libéranos del pecado y del mal, 
y condúcenos a la auténtica paz,
que se encuentra por la conversión 
y la acogida de tu Palabra.
Tú que nos invitas a seguirte
y a amarte como discípulos, 
porque así encontraremos el descanso 
y la felicidad que tanto deseamos,
no nos dejes nunca de tu mano poderosa,
y sostennos bondadoso en todos nuestros caminos.

Hoy consagramos humildemente a tu Corazón
nuestras vidas y nuestras familias,
y encomendamos a tu misericordia todas las familias del mundo.
porque queremos vivir siempre con la confianza puesta sólo en Ti, 
que eres el Amor infinito,
y porque te queremos servir de todo corazón a Ti y a nuestros hermanos por amor a Ti.
Haz, Señor, que todos podamos encontrar en Ti
el Amigo verdadero y el Maestro bondadoso y humilde,
y que en tu Corazón Sagrado aprendamos el amor generoso y sacrificado hacia todos.
Amén.

Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús

Una reflexión para cada día del mes de junio.




Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa de la ingratitud,  te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas, Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón

Día 1.- EL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS

¡El Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama, "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha dado aquel Corazón? Jesús mismo. Él nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de la Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus pasiones les hacen descender al fango. Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta, Margarita María de Alacoque, para manifestarle los tesoros de su corazón.



Día 2.- FUENTE DE SALVACIÓN

En cada página del evangelio, el Corazón de Jesús habla de la fe. Por la fe Jesús cura las almas, sana los cuerpos y resucita a los muertos. Cada uno de los milagros es el fruto de la fe; cada palabra suya es una incitación a la fe

La fe es necesaria como el pan que comes, como el aire que respiras. Con la fe eres todo; sin la fe no eres nada. Con frecuencia nuestra fe es lánguida como una llama a punto de extinguirse. Cuando en los campos, en las casas, en las oficinas, en las tiendas, se mofan de tu fe ¿sientes el coraje de defenderla sin sonrojarte, sin respeto humano? Cuando las pasiones te asaltan ferozmente,  ¿Te acuerdas que con un acto de fe resultas invencible porque Dios combate por ti y contigo?



Día 3. -LA CORONA DE ESPINAS

Si observas al Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.

Jesús valora el dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz" (Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano está para purificar, para santificar las almas.

La cruz que Él te da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la amaron los Santos, como la amó Jesús.



4.-EL AMOR DE DIOS

Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!. He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego se encienda?

Mírate a ti mismo. ¿Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?

A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?



5.-LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos. Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.

A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.

Dios no ha dado ni cinco, ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito.



6. -LA AGONÍA DEL CORAZÓN DE JESÚS

También Jesús llora. ¿Recordáis el Huerto de los Olivos? Allí, el Corazón de Jesús fue expuesto al dolor, al miedo, a la tristeza. Aquí Jesús te renueva aquella triste escena. Pide adoradores, tiene sed de almas, y está solo, abandonado, olvidado. Solo en la noche. Solo en las largas jornadas. Siempre solo. ¿Irá quizá alguno a hacerle compañía?

Jesús vive en el sagrario y es abandonado por el hombre. Quiere ser su comida y sufre el rechazo. Derrama por él su sangre y la derrama inútilmente.

En vano el Señor llama adoradores a su altar. En vano llama a las almas a la comunión; pero los hombres se obstinan en vivir lejos de Él. Por eso, Él está triste.



7.-EL PECADO MORTAL

Jesús llora ante la muerte de su amigo Lázaro. ¿Sabes tú por qué Jesús ante el cadáver de su amigo llora, vibra, reza?

Porque era cadáver. He aquí tu imagen cuando te duermes en el pecado. No bastan las invitaciones del ángel custodio, las oraciones de la madre, los consejos de los amigos, las correcciones del confesor. Queremos un milagro de Jesús. Es Jesús mismo quien debe llorar, gritar, rezar por ti, alzar su voz. ¿Y tú tan fácilmente te abandonas al pecado?

Con un pecado mortal pierdes todo, todo está perdido. Tú eres sensible a todos los afectos más tiernos y delicados. ¿no sientes nada al ofender a Dios, al ponerlo de nuevo en la cruz? Sobre tu frente está esculpida la imagen de Dios y tú la manchas para echarla en el fango.



8.-EL ESCÁNDALO

El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del mundo por los escándalos!

Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo roba las almas a Jesús para dárselas al demonio. Jesús muere en la cruz para redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y arruina la obra de la redención.

Dice San Agustín que el escandaloso sufrirá tantos infiernos como las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.



9. -EL PECADO VENIAL

En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de un siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado es una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.

¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos? ¿Qué diríamos de un hijo que diese una bofetada a su madre? Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando cometemos el pecado venial.



10.-LA MURMURACIÓN

Toma la vida de Jesús y léela a fondo: no verás en Él una palabra de murmuración. El Sagrado Corazón es siempre Él mismo: tiene una palabra dulce para los justos y los pecadores, una palabra de ternura para sus traidores, una palabra de perdón para los que le crucifican. Sobre todos extiende el manto benigno de la caridad. Por eso odia tanto la murmuración y establece una regla especial: "No juzguéis y no seréis juzgados", dice.

En la medida con la que juzguéis a los otros, seréis juzgados. ¿Por qué ves la mota en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo?



11.-EL RESPETO HUMANO

A Jesús no le valen las medias tintas, las almas insípidas. Él quiere cristianos solo de una pieza; tiene el corazón abierto para todos, también para los corazones más obstinados, pero no quiere saber nada del respeto humano. Muchas veces nos ha dicho que no podemos servir a Dios y al mundo. Él ha hablado claro, que si queremos contentar al mundo, no estamos con Él, estaremos en contra de Él.

Tú sabes que ciertas amistades son un continuo peligro para el alma y comprendes que no te dejan tranquila la conciencia y no te sientes con fuerza de romper esa triste cadena. ¿Cuántas veces no has observado los preceptos de la Iglesia por no huir de las críticas de alguna mala lengua?



Día 12.-LA CONFESIÓN

El Corazón de Jesús es un corazón de padre y como el padre está siempre dispuesto a perdonar las culpas del hijo; el Corazón de Jesús quiere hallar el medio con el que tú puedas encontrar siempre el perdón de tus pecados.

Le presentaron a Jesús 10 leprosos y Él les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Ellos obedecieron y fueron curados. Jesús quiere así prepararnos con el sacramento de la Penitencia que instituyó cuando dijo a sus discípulos: "Recibid el espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados; a quienes se los retengáis les serán retenidos".

El mismo Concilio de Trento llama a la confesión,  segunda tabla de salvación después del naufragio. ¿Y tú no la estimas?



13.-OCASIONES PELIGROSAS

Hasta ahora hemos tomado del Corazón de Jesús aquellas palabras que condenan el pecado. Ahora Jesús quiere sugerirnos también el medio con el que podemos evitar la huida de las ocasiones peligrosas. No hay escapatoria. ¿Quieres huir del pecado? Debes necesariamente evitar las ocasiones. Reza, confiésate, pero si no huyes de las ocasiones peligrosas todo será tiempo malgastado. ¿Cuáles son las compañías que frecuentas? ¿Quizá se encuentran allí personas con las que permites confidencias que hacen llorar a tu ángel custodio? ¿Se encuentra acaso alguna persona que te insinúa dudas sobre la fe, que susurra palabras que repugna oírlas, que te aleja de tus prácticas de piedad?

¿Cuáles son tus diversiones? ¿Son acaso ciertos lugares donde todos pierden la vergüenza, donde las pasiones se levantan impetuosas?



14.-LAS TENTACIONES

Los apóstoles se acercaron un día a Jesús y le dijeron: "Maestro, tú nos invitas siempre a orar; nosotros somos ignorantes, enséñanos tú. Y Jesús siempre bueno, respondió": Cuando oréis hacedlo así: Padre nuestro que estás en los cielos; y les enseñó la estupenda oración del Padre nuestro. ¿Sabes por qué Jesús quiere que oremos al Padre para no dejarnos caer en la tentación? Porque Él sabía que el demonio nos tentaría siempre y quería que nosotros pidiésemos la ayuda celestial para no sucumbir a la tentación. Él mismo permitió que el demonio le tentase para darnos ejemplo.



15. -EL VALOR DE LA ORACIÓN

Jesús invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición hasta la salvación eterna. Él mismo reza por todas partes y siempre: en el templo, en el Huerto de los Olivos, en el monte, sobre las aguas, en las plazas y en las sinagogas.

San Pedro corre el peligro de hundirse en las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante Jesús en la hora del dolor y la oración las consuela.

Rezan los Apóstoles en el cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales. Y tú, ¿cuándo rezas? ¿Sólo cuando estás enfermo o cuando quieres que algo te salga bien?

Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios.



16.- RESPETO A LA IGLESIA

El celo más santo tiene sus manifestaciones más sublimes; no puedo admitir todos los obstáculos que se interponen a la gloria de Dios. He aquí al Corazón de Jesús encendido del celo más ardiente por la gloria del Padre; por Él obra, por Él sufre, a Él da gracias

¿Estás verdaderamente persuadido de que la Iglesia es en verdad la casa de Dios, el lugar donde están los ángeles para hacer la guardia a Jesús eucaristía, el lugar donde se manifiesta más claramente a las almas. Y si estás plenamente convencido, ¿con qué intención te acercas a la iglesia? Déjate guiar por el amor que Dios te tiene.



17.- SEMBRAR OBRAS DE BIEN

El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: Toda la ley divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo. Sin estos dos amores es imposible agradar al Señor, es imposible entrar en el Cielo. Pocos comprenden bien en qué consiste el amor al prójimo. Si crees que amar al prójimo basta con no odiarlo, no hacerle mal, sólo crees a medias. No, esto será de buenos hombres, pero no de buenos cristianos. El amor es operativo y debe manifestarse haciendo aquello que queremos y deseamos se nos haga a nosotros. La prueba generosa de este amor viene dada por el ejercicio de las obras de misericordia.

Jesús tiene como hecho a sí mismo todo lo que se hace a los pobres en su nombre. Y cuando alguna persona está enferma, busca una media hora para visitarla, para darle una palabra de ánimo, para consolarla en sus dolores, para animarla a la paciencia, a la santa resignación a la voluntad de Dios.



18.-CUIDA DE LA JUVENTUD

El Corazón de Jesús ama a todos, pero tiene un amor especial por los jóvenes, por los niños. "Dejad que los niños vengan a Mí". Jesús ve alrededor de ellos a madres doloridas y llorosas. "Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí, sino por vuestros hijos".

Ved cómo hoy crece parte de la juventud. Son muchos los que crecen ligeros, vanidosos, volubles, llenos de exigencias, inclinados a la arrogancia, a la frivolidad, a la libertad desenfrenada. Son el llanto de tantas familias... y en ocasiones el deshonor de la casa. Padres, que vuestra principal preocupación sea vuestros hijos.



19.-SED HUMILDES DE CORAZÓN

Cuando el Corazón de Jesús quiso enseñarnos algo de sí mismo, lo dijo con una sola frase: "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón". Debe tener, pues, un gran valor esta humildad si Jesús la estimó de tal manera hasta anteponerla a todas las demás virtudes. Él recomienda la castidad, la caridad, la obediencia, pero ninguna de estas virtudes da el privilegio que da a la humildad con estas palabras: "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón".

Los santos comprendieron bien esta sublime doctrina y no buscaron la santidad sino por medio de la humildad, persuadidos de que la humildad es el fundamento de todas las virtudes, el principio de toda gloria. La misma Virgen confiesa haber recibido insignes favores del Señor porque Él vio " la humildad de su esclava".



20.-LA CASTIDAD

El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios. En su vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen. "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". La Iglesia amará la castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros ... y los santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre la tierra



21.-LA MORTIFICACIÓN

Es el mandato de Jesús. Mandato duro para los cristianos débiles y demasiado apegados a las propias comodidades. Mandato suave y dulce para aquellas almas que sienten la belleza de la perfección, gustan las dulzuras íntimas de la vida cristiana. "Quien quiera seguirme, debe renunciar a sí mismo"

Para seguirle, para ser verdaderos cristianos, debemos corregir nuestros defectos, mortificar nuestras pasiones y nuestros sentidos. El primer médico de nosotros somos nosotros mismos.

Para conocerte bien debes hacer el examen de conciencia cada día, cuando estás libre de ocupaciones materiales.

¿Cómo regulas tus pasiones? ¿Reina en tu corazón la soberbia, la avaricia, la cólera, la indiferencia en hacer el bien, la envidia del bien ajeno? Bajo la excusa de la prudencia,

¿ no escondes, quizá el respeto humano? ¿Cómo mortificas tus sentidos?



22.-LA PERSECUCIÓN

Quien más pesada, quien más ligera, todos tenemos una cruz personal que llevar, pero no hay una común a todos; es la cruz predicha por Jesús cuando subió al monte de las bienaventuranzas y pronunció las palabras que fueron una verdadera revelación para sus discípulos: Dichosos vosotros cuando os ultrajen, os persigan y mintiendo, digan de vosotros cosas malas, falsas, etc.,  por mi causa. Ser perseguidos por amor a Jesús es una bienaventuranza. Alegraos porque será grande vuestra recompensa en los cielos.



23.-FRENTE A TANTO MAL

Cuando San Juan Bautista desde la prisión envió a dos de sus discípulos a Jesús para pedirle si era verdaderamente el redentor prometido. Jesús, por toda respuesta se refirió a los frutos: "Id y referid a Juan que los ciegos ven, los cojos andan, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados". Jesús quiere nuestra salvación. Él vive y obra por nosotros; por nosotros muere en la cruz.

Siembra mucho, siembra a manos llenas el bien; no se perderá en la tierra; fructificará siempre para el cielo. 
¡Cuántos defectos en las personas que tú conoces, que tú quieres! ¡Cuántas malas inclinaciones y quizá cuántos escándalos! Tú sabes que la caridad cristiana obliga a todos a la corrección fraterna.



24. - ACCIONES ÚTILES

¿Cuáles han sido los dos grandes deseos del Corazón de Jesús? La gloria del Padre y la salvación de las almas. Por la gloria del Padre, Jesús, con doce años, se encuentra con los doctores del templo; por su gloria recorre toda Palestina, bendiciendo y curando, y cuando llega la hora del suplicio, alza los ojos al cielo y reza: "Padre, yo te he glorificado en la Tierra donde he cumplido la obra que me has confiado. Padre, yo he manifestado tu Nombre a los hombres que me has dado. Santifícalos en la verdad. Con estas pocas palabras, Jesús explica su gran misión: Darle mayor gloria al eterno Padre y salvar las almas perdidas."

Proponte ofrecer cada día al Señor tus acciones y hacerlas con el único fin de darle gloria, de agradarle.



25. -LA PRESENCIA DE DIOS

Escucha las exhortaciones de Jesús: "Cuando hagáis limosna recordad que el Padre ve en lo escondido; que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha. Cuando reces, entra en la habitación y cierra la puerta pues el Padre ve en lo secreto. Cuando ayunes, tu ayuno no se manifestará a los hombres, pero tu Padre celestial ve todo a tu alrededor... dentro de ti. También las mínimas cosas escondidas a los hombres no se esconden de su divina mirada. Nadie puede penetrar en los secretos de tu corazón. Dios, sí. Cuando crees que estás solo hay siempre un ojo que ve tus acciones, un oído que siente tus palabras, una mano que escribe tus pensamientos. ¡Dios te ve!



26. - DEVOCIÓN A LA VIRGEN

Jesús antes de morir, dio su testamento. En medio de la agonía contempla al discípulo predilecto y le dice: "He aquí a tu madre". Por su última voluntad, María se convierte en madre de todos.

Jesús, que amaba perfectamente a su madre, se mostró siempre sometido y obediente a ella.

Todas las gracias del Señor vienen a ti por su mediación. Y si la estimas. ¿Cómo tratas de amarla? Un hijo que dice amar a su madre y después la ofende no es sincero; es un mal hijo. ¿Y tú no ofendes a la Virgen con tus faltas de amor?



27. -EL PREMIO FINAL

¡Qué premio tan hermoso te ha reservado el Sagrado Corazón!

Es el momento en que,  el solo pensamiento hace estremecerse: el momento de la muerte. Ante este pensamiento, el hombre tiembla, se agita; sin embargo, debe afrontarlo con amor y con la esperanza puesta en la misericordia de Dios.

Jesús te sonríe y quiere asegurarte la muerte santa, la muerte del justo. Entre las promesas que hizo a Santa Margarita María quiere recordar este punto: "Mi corazón será para todos mis devotos el seguro asilo en vida y especialmente en el momento de la muerte".

Si quieres, pues, afrontar la muerte con la calma del justo, trata de creer en Jesús, de vivir en Jesús. Entonces será cuando Él te dirá estas dulces palabras: "Hoy estarás conmigo en el paraíso".



28. -LA SANTA MISA

¡El Sagrado Corazón de Jesús se hace víctima por todos en la eucaristía! Es el sol de la tierra. En la Misa no eres tú el que rezas, es Jesús quien reza por ti. Es la gloria y la alabanza a la Trinidad, la alegría de los ángeles, el camino del perdón de los pecadores, la fuerza y la gracia de los justos, el refrigerio de las almas del Purgatorio, la alegría de los ángeles, el camino del perdón de los pecadores, el beneficio de la Iglesia, la medicina contra las enfermedades espirituales. San Isidro Labrador antes de irse al campo se empapaba de este bálsamo de adoración y amor. ¿Cómo vives tú la Santa Misa?



29. - EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Una dulce palabra sale del sagrario: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". ¿Quién habla así? El Corazón de Dios. ¿A quien habla? A la pobre criatura débil y enferma. ¿Para qué te llama? Para ser tu fuerza, tu consuelo. Jesús se ha hecho víctima en la Misa. Desea que tú lo recibas en la comunión. Quiere también ser visitado por ti, quiere hablar sólo con tu corazón.

¿Cómo practicas este deseo del Sagrado Corazón? ¿Vas cuando puedes a la iglesia a adorarlo, a ofrecerte a Él, a tomar fuerza, a hacer la comunión espiritual? ¿Le pides perdón por tus culpas pasadas, por los pecados de tu familia, de tus parientes? ¿Lo reparas por tantas almas ingratas, por tantos pecadores moribundos?



30. - LA COMUNIÓN REPARADORA

Si quieres amar al Corazón de Jesús debes comulgar su cuerpo muy frecuentemente. ¿No eres digno? Y para hacerla una vez al año ¿te sientes digno? No eres perfecto. Pero la comunión no es un premio; es un medio para llegar a la perfección. ¿Tienes muchos defectos? Para corregirlos tienes necesidad de la comunión. No son los sanos los que tienen necesidad de curación, sino los enfermos. ¿No sabes que la comunión borra por sí todos los pecados veniales y preserva de los mortales?

(Texto anterio del Boletín 351 de los P.P. Reparadores)


Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a sus devotos

1. A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.

2. Daré paz a sus familias.

3. Las consolaré en todas sus aflicciones.

4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y principalmente en la hora de la muerte.

5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.

6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.

7. Las almas tibias se harán fervorosas.

8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.

9. Bendeciré las casas y sitios en que esté expuesta y sea honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.

10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón, y jamás será borrado de Él.

12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

domingo, 29 de mayo de 2016

QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO


No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?

Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.

No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !

¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?

¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?

Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.

¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.

¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?

Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreir tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.

¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?

¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?

Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

Recomendación: Lee todos los días los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado

domingo, 22 de mayo de 2016

Milagro eucarístico de Legnica: para médicos, hostia y tejido humano



El milagro sucedió cuando una hostia consagrada cayó al suelo durante la distribución de la comunión en el Santuario de San Jacinto.

El obispo de Legnica, en Polonia, Zbigniew Kiernikowski, proclamó oficialmente un prodigio del Santísimo Sacramento sucedido en la Iglesia de San Jacinto de esa ciudad.
Él autorizó a los fieles venerar la hostia ensangrentada que, según el decreto episcopal, “tiene las características que definen un milagro eucarístico”, informó Religión en Libertad.
La ciudad de Legnica (en alemán: Liegnitz, en polaco Legnicy) queda en la región de la Baja Silésia, en el suroeste de Polonia.
El milagro sucedió en la misa de Navidad de 2013, cuando una hostia consagrada cayó al suelo durante la distribución de la comunión en el Santuario de San Jacinto.
La hostia que se debía disolver comenzó a sudar sangre y formar carne con apariencia humana
La hostia fue recogida y colocada en un recipiente con agua (vasculum) para que se disolviera, como mandan las sapienciales normas canónicas en esos casos, aunque no son muchas veces respetadas en nuestros días.
Sin embargo, una vez en el agua, apareció en la hostia una mancha roja de textura singular, que hacía pensar en tejido humano.
El entonces obispo de Legnica, Stefan Cichy, instituyó una comisión para investigar lo sucedido con la sagrada forma.
En febrero de 2014, con el permiso de la diócesis, un fragmento de hostia con aspecto de tejido ensangrentado fue retirado y colocado sobre un corporal. Después fueron recogidas muestras para analizar en laboratorios de diferentes institutos forenses.
El obispo diocesano proclama el milagro eucarístico en el Santuario de San Jacinto
Los médicos de los departamentos de medicina legal consultados verificaron que los fragmentos recogidos contenían células del músculo estriado transversal semejantes a las del músculo cardiaco.
Según el Catholic Herald, los exámenes fueron realizados en el departamento de medicina legal, en Wroclaw (en alemán: Breslau), al inicio de 2014.
Otro estudio fue realizado posteriormente por el departamento de medicina legal de la Universidad de Medicina de Pomerania, en Szczecin (en alemán: Stettin, en español Estetino), añadió la revista británica.
Ese laboratorio concluyó que “en la imagen histopatológica, en los fragmentos (de la Hostia) fueron halladas partes fragmentadas del músculo estriado transversal. Semejante al músculo cardiaco. Los estudios también determinaron que el tejido es de origen humano, y se verificaron en él señales de agonía”.
El documento del obispo certificando el milagro.

Considerando la importancia de los pareceres médico legales, en enero de 2016 D. Kiernikowski llevó el caso al Vaticano, sometiéndolo a la consideración teológica de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Esa importante congregación vaticana se declaró favorable a la exposición de la hostia milagrosa para su veneración pública, y recomendó que se explicaran bien los hechos a los fieles.
La hostia quedó expuesta en una capilla del santuario bajo la responsabilidad del párroco, Andrzej Ziombrze.
En el documento de proclamación del milagro, el obispo afirma: “Espero que esto sirva para profundizar la adoración de la Eucaristía y tenga un impacto inconfundible en la vida de las personas que se acerquen a la reliquia. Vemos eso como un ejemplo maravilloso, una expresión particular de bondad y de amor de Dios”.
La esperanza del obispo es de gran importancia para nuestra época, cuando se pretende entregar la Eucaristía a pecadores públicos, olvidando que en ella están verdadera, real y substancialmente presentes el Cuerpo, la Sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Médicos forenses sacaron muestras que analizaron en laboratorios y concluyeron: ‘es tejido muscular humano’, como el de un corazón de un hombre en agonía.
El obispo diocesano proclama el milagro eucarístico en el Santuario de San Jacinto

En la página de la parroquia donde ocurrió el milagro hay más fotos y explicaciones, pero sólo en lengua polaca.
Obedeciendo a las instrucciones del obispo, un libro abierto en el santuario recoge el testimonio de las gracias recibidas y “otros eventos milagrosos”.
Es significativo que el milagro haya sucedido en la iglesia consagrada a San Jacinto (1185-1257), llamado el “Apóstol del Norte”.
El santo fue un religioso dominico polaco del siglo XIII, gran predicador de la Eucaristía y la Adoración del Santísimo Sacramento.
En 1240, hordas de mongoles paganos invadieron el mundo eslavo en fase de conversión, devastando ciudades, campos y saqueando iglesias.
Atacaron la ciudad de Kiev, hoy capital de Ucrania, donde san Jacinto rezaba frente al Santísimo Sacramento.
Al darse cuenta que la ciudad iba a caer en manos de los bárbaros, él sacó del sagrario el copón que contenía las sagradas hostias con la intención de huir y así salvar las sagradas formas.
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora. Leandro Bassano (1557-1622), Iglesia de San Juan y San Pablo, Venecia
En esa hora el santo oyó una voz, procedente de una imagen de Nuestra Señora hecha en alabastro:

“Jacinto, ¿vas a huir y me dejarás sola? Llévame contigo”.
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora
San Jacinto huye de Kiev en llamas salvando la Eucaristía y la imagen de Nuestra Señora. Leandro Bassano (1557-1622), Iglesia de San Juan y San Pablo, Venecia

“Querida Madre, tu estatua es muy pesada, ¿cómo podría llevarte?, dijo él.
“Mi Hijo la volverá ligera, llévame”, respondió Nuestra Señora.
Y la estatua se volvió ligera como una pluma. San Jacinto puso entonces el copón con el Santísimo Sacramento y la estatua de la Virgen bajo su capa dominicana.
Acompañado por otros religiosos, logró milagrosamente cruzar el gran río Dnieper que corta la ciudad y atravesar el campamento de los bárbaros mongoles sin ser detectado.
San Jacinto fundó monasterios dominicanos en Ucrania y en su Polonia natal, donde falleció en la ciudad de Cracovia.
Pero su influencia no se agotó en la época medieval.
Tres siglos después, cuando los protestantes aparecieron para negar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y se rebelaron furiosamente contra la devoción a Nuestra Señora, el nombre y las imágenes del religioso, cuyo proceso de canonización aún estaba en curso en Roma, se multiplicaron piadosa y asombrosamente en iconos, pinturas y esculturas.
Fue entonces que los papas aprobaron la difusión de su devoción.
Fue canonizado el 17 de abril de 1594 por el Papa Clemente VIII. El Papa Inocencio XI lo nombró patrón de Lituania.
Los devotos de san Jacinto subrayan que el obispo diocesano aprobó el milagro eucarístico descrito anteriormente el 17 de abril de 2016, aniversario de la canonización del santo.
Él es representado con una gran estatua de la Virgen en una mano y un bello ostensorio eucarístico en la otra, atravesando milagrosamente el río y el campamento de los bárbaros.
San Jacinto es mundialmente objeto de culto por sus milagros y por el ejemplo heroico de arriesgar su vida para no permitir que la Eucaristía fuera objeto de sacrilegio o profanación por parte de aquellos que no son dignos.