Entrada destacada

ADORACIÓN EUCARÍSTICA ONLINE 24 HORAS

Aquí tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo. Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una parroquia en la que se exponga el...

Mostrando entradas con la etiqueta consagración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta consagración. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de agosto de 2016

La fuerza de la señal de la cruz


Hay ocasiones que, distraído, hago la señal de la Cruz de manera mecánica sin apreciar la fuerza que tiene este gesto que tantas personas en el mundo hacemos cada día. He observado en estos días, durante los Juegos Olímpicos, como varios atletas consagrados realizaban este gesto con su mirada hacia el cielo. ¿Somos realmente conscientes de la fuerza que tiene este gesto?
La señal de la Cruz es la señal inequívoca de mi fe. Es mi presentación sin máscaras de lo que soy y, sobre todo, de lo que creo. Es el resumen abreviado de la profesión de fe. La síntesis más precisa del Credo. Es el gesto más hermoso de agradecimiento a Dios. Si es así, cada vez que me persigno debería hacerlo sin prisas, interiorizándolo, como un acto de amor, embargado por la emoción. Esta bendición mediante el trazado de una cruz vertical es el recuerdo permanente del mayor gesto de amor en la historia de la humanidad: la muerte de Cristo en la Cruz.
La señal de la cruz autentifica mi compromiso cristiano. Presenta mi voluntad de obrar siempre bien, no por cuestiones terrenales sino porque mi destino es el cielo.
Cada vez que hago la señal de la Cruz y recito brevemente la breve frase «En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo» surgen de mis labios unas palabras que me comprometen a actuar en consecuencia como hijo del Dios Creador, en el nombre de Cristo redentor y con la gracia del Espíritu santificador.
Tiene este gesto de hacer la señal de la Cruz y estas palabras de consagración al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo tal profundidad que todo mi ser, todos mis actos, todos mis pensamientos, todas mis alegrías, todos mis sentimientos, todas mis tristezas, todos mis agobios, todas mis preocupaciones —toda mi vida en definitiva—, acaba convirtiéndose en una fuente de gracia.
¡Cómo nos gustaría que el Santo Padre nos diera su bendición, o que el obispo de nuestra diócesis impusiera sus manos sobre nosotros, o que un sacerdote nos bendiga en un momento determinado! Es un gesto hermoso que nos gusta recibir. Sin embargo, con la señal de la Cruz Dios me bendice cada día. Cada me vez que me persigno es el mismo Dios quien lo está haciendo. Solo de pensarlo, me lleno de emoción.

¡Señor, gracias por tu bendición! ¡Gracias, Señor, porque en este simple y humilde gesto lleno de grandeza me bendices cada día, me llenas de tu gracia, de tu amor y de tu misericordia! ¡Gracias, Señor, porque me bendices triplemente y todas las bendiciones celestiales se derraman sobre este pequeño y humilde hijo tuyo! ¡Gracias, Señor, porque me permites comprender la fuerza de este gesto que me identifica como hijo tuyo, como discípulo tuyo, como seguidor tuyo! ¡Gracias, Señor, por las bendiciones de cada día, por la vida, por las alegrías y las tristezas, por las pruebas recibidas, por las penas superadas, por los cansancios cotidianos, por las derrotas y los fracasos, por las victorias y los éxitos, todo ello me acerca cada día más a ti! ¡Señor, en tus manos encomiendo mi vida y la de mi familia, la de mis amigos y la de mis compañeros de trabajo y comunidad! ¡Bendícelos a todos con tus santas manos! ¡Señor, que el gesto de hacer la señal de la cruz me haga más fuerte, más fiel a ti, más confiado, más consciente del poder de tu gracia, sabedor que estoy protegido y bendecido por las mejores manos! ¡En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo! ¡Amén! ¡En vuestras manos encomiendo mi vida!

Cantamos hoy La fuerza de la Cruz:

martes, 14 de junio de 2016

Vademecum del perfecto pastor

Cómo convertirse en un buen sacerdote en 10 lecciones del papa Francisco


Para un sacerdote, tener el corazón del Buen Pastor requiere “acogida”, “inclusión” y “consideración” hacia su rebaño. Este corazón, a semejanza del de Jesús, le dice que “su amor no tiene límites”, que “no se cansa y nunca se da por vencido”, sintetizaba el papa Francisco el pasado 3 de junio durante la celebración de la misa del Jubileo de los sacerdotes y seminaristas, venidos por miles a revitalizarse unidos del 1 al 3 de junio.

El vademécum del perfecto pastor

Después de tres meditaciones en tres lugares distintos –en las basílicas de san Juan de Letrán, santa María la Mayor y san Pablo Extramuros– sobre “El sacerdote, ministro de la Misericordia”, la voluntad del papa fue la de imprimir un auténtico vademécum del perfecto pastor en los corazones y las almas de los casi 6.000 siervos de Dios en la fiesta del Sagrado Corazón –instituida hace 160 años– y que también estuvieron presentes en la Jornada mundial de la oración para su santificación.

El Papa ofreció varios consejos prácticos para que los ministros del sacerdocio no pierdan el rumbo entre las “muchas iniciativas, que los ponen ante diversos frentes: de la catequesis a la liturgia, de la caridad a los compromisos pastorales e incluso administrativos”. Aquí están algunos de esos consejos. Un buen sacerdote…

1-Mira en el corazón de los fieles
Los sacerdotes están llamados a llegar “al corazón”, es decir, “a la interioridad, a las raíces más sólidas de la vida, al núcleo de los afectos, en una palabra, al centro de la persona”. El sacerdote es como “una brújula” que apunta “tenazmente” hacia nosotros, sobre todo hacia “el que está lejano”, con la inquietud de “llegar a todos” y con el cuidado de “no perder a nadie”.

2-Va a buscar a sus ovejas
Dios mismo sale a buscar a su rebaño de ovejas (Ez 34: 11-16). El Evangelio dice “va en busca de la oveja perdida” (Lc 15: 4), sin acobardarse por los riesgos; sin demora se aventura fuera de los lugares de pastoreo y fuera de las horas de trabajo. Y no busca el pago de las horas extra. No deja para más tarde su búsqueda, no piensa “hoy ya he cumplido con mi deber”.

3-No tiene miedo a ser molestado
“¡Ay de los pastores que privatizan su ministerio!”. Un buen sacerdote “no es celoso de su legítima tranquilidad —legítima, digo; ni siquiera de esa—, y nunca pretende que no lo molesten”.

4-Está abierto a las críticas
El pastor que sigue el corazón de Dios “no defiende su propia comodidad, no se preocupa de proteger su buen nombre, aunque sea calumniado como Jesús”. No teme las críticas y estará “dispuesto a arriesgar con tal de imitar a su Señor”.

5-Es todo para todos
El Pastor según Jesús deja su corazón disponible a los asuntos de los demás: “No vive haciendo cuentas de lo que tiene y de las horas de servicio: no es un contable del espíritu, sino un buen Samaritano en busca de quien tiene necesidad. Es un pastor, no un inspector de la grey, y se dedica a la misión no al cincuenta o sesenta por ciento, sino con todo su ser. (…) Y como todo buen cristiano,  y como ejemplo para cada cristiano, siempre está en salida de sí mismo. (…) No es atraído por su yo, sino por el tú de Dios y por el nosotros de los hombres”.

6-Conoce a su rebaño, a cada una de las ovejas
“Cristo ama y conoce a sus ovejas, da la vida por ellas y ninguna le resulta extraña (Jn 10: 11-14). Su rebaño es su familia y su vida. No es un jefe temido por las ovejas, sino el pastor que camina con ellas y las llama por su nombre (Jn 10: 3-4).

7-Guía hacia la santidad
“Con mirada amorosa y corazón de padre, acoge, incluye, y, cuando debe corregir, siempre es para acercar; no desprecia a nadie, sino que está dispuesto a ensuciarse las manos por todos. El Buen Pastor no conoce los guantes”.

8-Es humilde y respetuoso
“Ministro de la comunión, que celebra y vive, no pretende los saludos y felicitaciones de los otros, sino que es el primero en ofrecer mano, desechando cotilleos, juicios y venenos”.

9-Es un artesano de la paz
“Escucha con paciencia los problemas y acompaña los pasos de las personas, prodigando el perdón divino con generosa compasión. No regaña a quien abandona o equivoca el camino, sino que siempre está dispuesto para reinsertar y recomponer los litigios”.

10-Transmite alegría
La alegría de un sacerdote “no es para sí mismo, sino para los demás y con los demás, la verdadera alegría del amor”. Es una alegría fruto de su transformación por la “misericordia que, a su vez, ofrece de manera gratuita”. El sacerdote está “sereno interiormente” y “feliz de ser un canal de misericordia, de acercar al hombre al Corazón de Dios”. La tristeza para él no es algo habitual, sino meramente transitoria. “La dureza le es ajena, porque es pastor según el corazón suave de Dios”.

martes, 7 de junio de 2016

La hermana Lucía, de Fátima, hablaba sobre la importancia del rosario

“En estos tiempos de desorientación diabólica, no nos dejemos engañar por falsas doctrinas”


Coimbra, 4 de diciembre de 1970

Querida Maria Teresa:

Pax Christi.

Nuestra madre recibió su carta y le pide disculpas por no responder personalmente; pero no le es posible en este momento, pues está con muchas cosas que hacer a causa de la próxima fundación del nuevo Carmelo de Braga. Por ese motivo, me entregó la carta para que yo respondiera. Y es lo que hago.

Nuestra madre no puede darle el permiso que desea. Pero también no es necesario. Yo no debo ni puedo ponerme en evidencia. Debo permanecer en silencio, en oración y penitencia. Es la manera como mejor puedo y debo ayudar. Es necesario que todo el apostolado tenga, como base, este fundamento; y esta es la parte que el Señor escogió para mí; orar y sacrificarme por lo que luchan y trabajan en la viña del Señor y por la expansión de su Reino.

Es por este motivo que mi nombre no debe aparecer. En vez de eso, es mucho más eficaz que se sirva del nombre de Nuestra Señora, movimiento que sugiere el “cumplimiento” del mensaje, presentando como argumento la insistencia con que Nuestra Señora pidió y recomendó que se rece el Rosario todos los días, repitiendo lo mismo en todas las apariciones, como previniéndonos para que, en estos tiempos de desorientación diabólica, no nos dejemos engañar por falsas doctrinas, disminuyendo en la elevación de nuestra alma a Dios, por medio de la oración.

Por cierto, no es necesario rezar el Rosario durante la celebración del santo sacrificio de la misa: debe darse tiempo a la misa y tiempo para rezar el Rosario. Podemos y debemos participar en una sin dejar la otra. El Rosario es, para la mayoría de las almas que viven en el mundo, como el pan espiritual de cada día; y privarlas o quitarlas de esta oración, es reducir en el espíritu el aprecio y la buena fe con que se rezaba, o más aún; la parte espiritual es superior a la material. Es como si en la material privaran a las personas del pan necesario para la vida física.

Desgraciadamente, el pueblo, en su mayoría, en materia religiosa, es ignorante y se deja arrastrar por donde lo llevan. De ahí, la gran responsabilidad de quien tiene a su cargo conducirlo, y todos nosotros somos conductores unos de otros, porque todos tenemos el deber de ayudarnos mutuamente, y andar por el buen camino.

Además de esto, sería bueno que a la oración del Rosario se le de un sentido más real que el que se le ha dado, hasta este momento, de simple oración “mariana”. Todas las oraciones que rezamos en el Rosario son oraciones que forman parte de la sagrada liturgia y, más que una oración dirigida a María, es dirigida a Dios:

Nuestro Padre nos enseñó por Jesucristo: “Oren pues así: Padrenuestro, que estás en el cielo…”.
“Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo…” es el himno que cantaron los ángeles enviados por Dios para anunciar el nacimiento de su Verbo, Dios hecho hombre.
El Ave María, bien comprendida, no deja de ser una oración dirigida a Dios: “Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum”: Yo te saludo María, porque el Señor está contigo. Estas palabras son, ciertamente, dictadas por el Padre al ángel, cuando lo envió a la tierra, para que con ellas saludara a María. Sí. El ángel le dijo a María que ella estaba llena de gracia no por ella, sino porque ella estaba en el Señor.
“Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”: estas palabras, con las que Isabel saludó a María, fueron dichas por el Espíritu Santo, nos dice el evangelista: “Al oír Isabel el saludo de María,… quedó llena del Espíritu Santo. Elevando la voz, exclamó: Bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”. Sí. Porque ese fruto es Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
Así, este saludo es una alabanza a Dios: Bendita entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, y porque tú eres la madre de Dios hecho hombre, en ti adoramos a Dios como en el primer sagrario, en el que el Padre puso a su Verbo; como el primer altar; tu regazo; la primera custodia, tus brazos, frente a los cuales se arrodillan los ángeles, los pastores y los reyes, para adorar al Hijo de Dios hecho hombre. Y porque tú, María, eres el primer templo vivo de la Santísima Trinidad, donde vive el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios” (Lc 1,35). Y ya que eres un sagrario, una custodia, un templo vivo, morada permanente de la Santísima Trinidad, Madre de Dios y madre nuestra, “ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.

¿Quién puede negar que esta es una oración y una alabanza dirigida a Dios? ¿Es más que dirigir a Dios nuestras alabanzas, adoraciones, súplicas, que arrodillarnos frente a los altares de madera, piedra o metal, o custodias doradas, insensibles, incapaces de rogar por nosotros?

Cierto es que san Pablo dijo que hay un solo mediador junto al Padre. Sí. Como Dios, sólo hay uno, que es Jesucristo. Pero el mismo apóstol pide que rueguen por él y recomienda que roguemos los unos por los otros. ¿Podría, entonces, el apóstol no creer que la oración de María no fuera tan agradable a Dios como la nuestra? Es la desorientación diabólica que invade el mundo y engaña a las almas. Es necesario hacerle frente, y para eso puede servir lo que digo aquí. Pero como cosa suya, sin decir mi nombre, como cosa que le sale por la pena. Y, en verdad, es suya porque en calidad de miembros que somos del cuerpo místico de Cristo, todo es nuestro, porque todo es de la Cabeza, Cristo Jesús.

Y me quedo en mi sitio, rezado por usted, por todos aquellos que trabajan con usted, para que sea una campaña que de mucha gloria a Dios, lleve mucha luz y gracia a las almas, paz a la santa Iglesia y al mundo ensangrentado por las guerras.

Tal vez también fuera bueno presentar la campaña, no sólo como cumplimiento del mensaje, sino también como campaña de oración y pertinencia por la paz del mundo, de la santa Iglesia y de Portugal en las provincias ultramarinas. Y que Portugal, que es tan devoto de la Eucaristía y de María, sea el primero en reconocer que la oración del Rosario no es solamente una oración mariana, sino también Eucaristía. Y, por eso, nada debe impedir que se pueda rezar frente al Santísimo Sacramento. Como prueba de ello está el que santo padre Pío XI que había concedido indulgencia plenaria a quien rezara el Rosario frente al Santísimo; y recientemente fue nuevamente concedida la misma indulgencia por su Santidad Pablo VI.

Es, pues, necesario rezar el Rosario, en las ciudades, pueblos y aldeas, calles, caminos, de viaje o en casa, en las iglesias y capillas. Es una oración accesible a todos, y que todos pueden y deben rezar. Hay muchos que diariamente no asisten a la oración litúrgica de la santa misa; si no rezan el Rosario, ¿qué oración hacen? Y, sin oración, ¿quién se salvará? “Velad y orad para que no entréis en tentación”.

Es necesario, pues, orar, y orar siempre. Es decir, que todas nuestras actividades y trabajos estén acompañados de un gran espíritu de oración, porque en la oración el alma se encuentra con Dios; y es en ese encuentro que se recibe gracia y fuerza, incluso cuando viene acompañada de distracciones. La oración lleva siempre a las almas a aumentar la fe, aunque no sea más que el recordatorio momentáneo de los misterios de nuestra redención, recordando el nacimiento, muerte y resurrección de nuestro Salvador; y Dios sabrá descontar y perdonar lo que toca a la debilidad, ignorancia y pobreza humanas.

En cuanto a la repetición de los Ave María, no se quiere hacer creer que es algo anticuado. Todas las cosas que existen y fueron creadas por Dios se mantienen y conservan por medio de la repetición, continuada siempre, de los mismos actos. Y además a nadie se le ocurre llamar anticuado al sol, la luna, las estrellas, las aves y plantas, etc, porque giran, viven, brotan siempre de la misma manera. Y son mucho más antiguos que la oración del Rosario. Para Dios, nada es antiguo. San Juan dijo que los bienaventurados, en el Cielo, cantan un cántico nuevo, repitiendo siempre; santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Es nuevo porque, en la luz de Dios, todo aparece con un nuevo brillo.

Un gran abrazo siempre unidas en oración.

Hermana Lucía

i.c.d

Extraído del ‘Pequeno tratado da vidente, sobre a natureza e recitação do Terço’, colección de estractos de cartas escritas por la hermana Lúcia entre 1969 y 1971.

domingo, 5 de junio de 2016

Marian de Belén

Enseñanzas sobre la vida y espiritualidad de Santa María de Jesús Crucificado, Mariam de Belén, la arabita. Texto de Sor Emmanuel Maillard.






Fecha de beatificación: Ella fue beatificada el 13 de noviembre 1983 por el Papa Juan Pablo II.

Fecha de canonización: 17 de mayo de 2015, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito griego-católico. Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

Es recibida en el Carmelo de Pau en junio de 1867, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.

Funda el Carmelo de Belén y Nazareth. Muere, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.



Galilea: la infancia

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito greco-católico. Sus padres no lograban traer al mundo un hijo que sobreviviese: doce niños les murieron uno después de otro, siendo todos ellos muy pequeños. En su profundo dolor y confianza en Dios, decidieron entonces hacer una peregrinación a Belén para ir a rogar ante el Pesebre y pedir la gracia de una hija. Es así como Mariam vino al mundo. Y luego de ella, el siguiente año, su hermano Boulos.

Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

De sus años de infancia en Galilea, le quedará, a la vez, ese maravillarse delante de la belleza de la Creación, de la luz, de los paisajes dónde todo le habla de Dios y del sentimiento, muy fuerte, de que “todo pasa”.

Una experiencia de niña es decisiva para su vida futura: juega con dos pequeños pajarillos y quiere hacerlos tomar un baño… pero estos no resisten y mueren entre sus manos. Toda triste, siente entonces interiormente estas palabras: "¿Ves?, es así que todo pasa; pero si quieres darme tu corazón, yo me quedaré siempre contigo”.

A los 8 años hace su primera comunión. Poco después su tío parte para Alejandría con toda la familia.

En Egipto: Alejandría y el martirio

Mariam tiene 12 años cuando se entera que su tío quiere casarla. Decidida a darse totalmente a Dios, ella rechaza la proposición. Tratan de persuadirla… la amenazan. Ni las humillaciones, ni los malos tratos pueden cambiar su resolución. Después de tres meses, ella encuentra a un viejo criado de la casa para mandar una carta a su hermano que se había quedado en Galilea para que venga a ayudarla. Escuchando la narración de sus sufrimientos, el criado que era musulmán la exhorta a dejar a los cristianos y a abrasar su religión. Mariam rechaza. Encolerizado, el hombre saca su cimitarra y le corta la garganta, abandonándola luego en una callejuela oscura. Era el 8 de septiembre.

Pero su hora no había llegado todavía, y ella se despierta en una gruta, cerca de una joven mujer que se parecía a una religiosa. Durante cuatro semanas, esta señora la cuida, la nutre, la instruye. Después de lo cual, al estar ya curada, aquella que más tarde dirá que es la Virgen María, la lleva a una iglesia y allí la deja.

Desde ese día, Mariam irá de ciudad en ciudad (Alejandría, Jerusalén, Beirut, Marsella…), como doméstica, eligiendo preferentemente las familias pobres, ayudándolas, pero dejándolas en cuanto se encuentra demasiado honrada.

Así ella llegará a ser de manera del todo particular, testigo de ese “universo invisible”. Ese universo que nosotros creemos sin verlo, y que ella ha experimentado de una manera muy fuerte.

En Marsella: las Hermanas de San José

En el 1865 Mariam se encuentra en Marsella. Entra en contacto con las Hermanas de San José de la Aparición. Tiene 19 años, pero sólo parece de 12 o 13. Habla mal el francés y posee una salud frágil… de todos modos es admitida al noviciado, y su alegría es enorme por poder entregarse de este modo a Dios. Siempre dispuesta para los trabajos más pesados, ella pasa la mayor parte de su tiempo lavando o en la cocina… pero junto a dicha vida ordinaria, dos días por semanas revive la Pasión de Jesús, recibe los estigmas (que en su sencillez cree ser una enfermedad) y comienzan a manifestarse toda clase de gracias extraordinarias. Algunas hermanas quedan desconcertadas de ello, y al final de 2 años de noviciado, no es admitida a continuar en la Congregación. Es así que un conjunto de circunstancias la orientan hacia el Carmelo de Pau.

El Carmelo de Pau

Es recibida en junio de 1867. Allí, en medio de todas las pruebas que tendrá a atravesar, siempre encontrará amor y comprensión. Al ser una nueva Congregación, ingresa de nuevo al noviciado, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Insiste en ser admitida como ‘hermana conversa’, ya que se encontraba más a gusto en el servicio de los otros, teniendo por otro lado un gran problema para leer lo que conllevaba una gran dificultad para recitar convenientemente el Oficio divino. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Y sus palabras dichas después de un éxtasis son el fruto de su vida: "Dónde está la caridad allí también está Dios. Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios pensará en vosotros. Si hacéis un pozo para vuestro hermano, caeréis en él; el pozo será para vosotros. Pero, si hacéis un cielo para vuestro hermano, ese cielo será para vosotros…”.

Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser. Es lo que le hace penetrar la insondable profundidad de la misericordia divina dónde encuentra su alegría y sus delicias, su vida… “La humildad es feliz de ser nada, ella no se apega a nada, ella no se cansa nunca de nada. ¡Está contenta, es feliz, dondequiera que esté es feliz, está satisfecha con todo… Felices los pequeños!”. Allí está la fuente de su abandono al corazón de las gracias más extrañas y al corazón de los acontecimientos humanos más desconcertantes.

La fundación del Carmelo de Mangalor en India

Al fin de 3 años, en el 1870, parte con un pequeño grupo para fundar el primer monasterio de carmelitas en la India, en Mangalor. El viaje en barco hasta allí es ya toda una aventura… tres religiosas mueren antes de llegar. De todos modos, son enviados refuerzos, y a finales de 1870 se puede inaugurar la vida claustral. Sus experiencias extraordinarias continúan sin impedirle ello el afrontar los trabajos más pesados y las agitaciones que vienen siempre anejas a una nueva fundación. Durante sus éxtasis, bien se la veía a veces resplandeciente su rostro en la cocina o en otro lugar, bien participando en espíritu de lo que ocurría en la iglesia al momento de las persecuciones en China; bien sea que a veces el demonio parecía tomar posesión de ella, en lo exterior de su cuerpo, haciéndole vivir terribles tormentos y combates. De todos modos, las incomprensiones empezaron entonces a producirse alrededor de ella, llegando a dudar de la autenticidad de lo que ella vivía. Sin embargo pudo emitir sus votos al final de su noviciado el 21 de noviembre de 1871, pero las tensiones creadas en su entorno acabaron por provocar su regreso al Carmelo de Pau en el 1872.

El regreso a Pau

En aquel lugar halla su vida de simple ‘hermana conversa’ en medio del cariño de sus hermanas de religión, y su alma se dilata. Durante ciertos éxtasis ella, que es casi analfabeta, profiere repentinamente en la exultación de su gratitud hacia Dios poesías de una gran belleza, llenas de frescor y de un atractivo todo oriental, donde la creación entera canta a su Creador… o bien, enardecida por la aspiración de su alma hacia Dios, se la verá elevarse hacia la cima de un árbol milagrosamente sobre una rama que no soportaría ni siquiera un ave… “Todos duermen. Y Dios, tan lleno de bondad, tan grande, tan digno de alabanzas, ¡es olvidado!… ¡Nadie piensa en Él!… Veo, que la naturaleza lo alaba; el cielo, las estrellas, los árboles, las hierbas, todo lo alaba; ¡y el hombre, que conoce sus beneficios, que debería alabarlo, duerme!… ¡Vamos, vamos a despertar el universo!”.

Numerosos también son los que vienen a buscar cerca de ella consuelo, consejos, ruegos, y que parten de su lado iluminados y fortificados por su encuentro.

La fundación del Carmelo de Belén

Poco después de su regreso de Mangalor, comienza a hablar de la fundación de un Carmelo en Belén. Los obstáculos son numerosos, pero se disipan progresivamente, incluso de manera inesperada. Por fin la autorización es dada por Roma y el 20 de agosto de 1875 un pequeño grupo de carmelitas se embarca para esta aventura. El Señor mismo guía a Mariam hacia el lugar y la construcción. Puesto que es la única que habla árabe, ella se encarga particularmente de seguir los trabajos, “inmersa en la arena y en la cal”. La comunidad puede venir a habitar los lugares preparados desde el 21 de noviembre de 1876, mientras que ciertos trabajos continúan.

Se preocupa también por la fundación de un Carmelo en Nazareth, viajando allí y logrando que se compre un terreno en agosto de 1878 para dicho fin. Durante este viaje le es revelado por Dios el lugar de Emaús. Ella lo hace comprar a Berthe Dartigaux para el Carmelo.

De vuelta en Belén, retoma la vigilancia de los trabajos bajo un calor sofocante. Llevando de beber a los obreros, Mariam cae de una escalera y se parte un brazo… La gangrena va afectarle muy velozmente y muere algunos días después del suceso, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.

Su mensaje

La presencia de Mariam es para nosotras un vínculo con todo el mundo árabe.

Mariam, nos descubre este mundo invisible tan cerca de nosotros, el cual es todo misericordia. Ella nos enseña a apostar toda nuestra vida por “aquello que no pasa nunca”, aquello que únicamente “tiene peso”: Dios solo.

Mariam que es llamada por algunos “Patrona de la Paz” para la Tierra Santa, es para nosotros un estímulo a dejarnos transfigurar por el Señor a fin de convertirnos nosotros mismos en artesanos de esta transfiguración del mundo por la gracia de Dios. Testigo de un mundo ya transfigurado, Mariam nos conduce a ese primer día de la Creación, dónde el Cielo y la Tierra no fueron separadas todavía, sino sólo la luz y las tinieblas: este día Uno, reflejo de la Unidad divina, dónde todo resplandece de esta Unidad…

Mariam ha sido atraída de modo particular por el Espíritu Santo, este Espíritu que aleteaba sobre las aguas al principio de la Creación. Es este Espíritu Santo que ella nos quiere entregar como herencia, ya que cuando El viene a tomar sitio de nuestro “yo” transfigura cada cosa, “crea de nuevo”: “Dirigíos al Espíritu Santo que inspira todo”.

“El ‘yo’ es aquello que hace perder al mundo. Los que tienen el yo llevan la tristeza y la angustia con ellos. No se puede tener juntos a Dios y al mundo… Aquel que no tiene el yo tiene todas las virtudes y la paz y la alegría". Pero con el Espíritu Santo todo, incluso “una gota” sola, algo insignificante, llega a ser posible de gran transformación:

Espíritu Santo, inspiradme;
Amor de Dios, consumidme;
Al verdadero camino, conducidme;
María, Madre mía, miradme,
Con Jesús, bendecidme;
De todo mal, de toda ilusión,
De todo peligro, preservadme.

Orar con Mariam

Salmo de contemplación

¿Con qué puedo compararme, Señor?
con los pajaritos implumes en su nido,
si el padre y la madre no les dan su alimento
mueren de hambre.
Así mi alma, Señor
sin Ti,
no tengo apoyo,
no puedo vivir.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con un pequeño grano de trigo, sepultado en tierra.
si el rocío no lo alimenta
y el sol no lo calienta
el grano se marchita y muere.
Pero si Tú lo regalas
con la dulzura del rocío
y el calor de tu Sol
de la pequeña semilla
plena de linfa y de vigor
brotarán raíces
y germinará un tallo
fuerte en frutos abundante.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con una rosa cortada
que al instante en la mano se marchita
y pierde su aroma.
Pero unida a su tallo
permanece fresca y brillante
intacta en su aroma.
Guárdame en Ti, Señor,
y comunícame tu Vida!...
¿Con qué te compararé, Señor?
Con la paloma que proporciona alimento a sus pequeños,
con una tierna madre
que alimenta a su criatura".


viernes, 3 de junio de 2016

¿Qué país fue el primero en recibir la aprobación papal para celebrar la fiesta del Sagrado Corazón?

Te sorprenderás...



Adivina cuál fue el primer país que recibió la aprobación papal para celebrar una fiesta en honor del Sagrado Corazón de Jesús.

¿Podría ser Francia, donde san Juan Eudes y santa Margarita María fueron promotores de la devoción al Corazón de Jesús? Pues no.

¿Podría ser Alemania, donde santa Gertrudis la Grande compuso oraciones para el Sagrado Corazón? Tampoco.

El primer país que instituyó una fiesta litúrgica en honor del Sagrado Corazón fue, de entre todos los lugares, Polonia. Así lo confirmó el papa Pío XII en su encíclica  Haurietis aquas.

 “La Sagrada Congregación de Ritos, por decreto del 25 de enero de 1765, aprobado por nuestro predecesor Clemente XIII el 6 de febrero del mismo año, concedió a los Obispos de Polonia y a la Archicofradía Romana del Sagrado Corazón de Jesús la facultad de celebrar la fiesta litúrgica. Con este acto quiso la Santa Sede que tomase nuevo incremento un culto, ya en vigor y floreciente, cuyo fin era ‘reavivar simbólicamente el recuerdo del amor divino’, que había llevado al Salvador a hacerse víctima para expiar los pecados de los hombres”.

Esta primera aprobación de la fiesta litúrgica derribó todas las barreras previas, ya que la petición de una fiesta ya había sido rechazada por papas predecesores.
La devoción al Sagrado Corazón se propagó rápidamente por toda Europa, pero aun así, la fiesta tardó cerca de cien años en extenderse a la Iglesia universal, con el papa Pío IX en 1856.
¿Cómo sucedió? ¿Por qué los obispos polacos solicitaron una celebración litúrgica del Sagrado Corazón a sabiendas de las anteriores negativas de la Santa Sede?

Todo comenzó con el padre Kasper Drużbicki, un sacerdote jesuita que vivió y trabajó en muchas ciudades de Polonia, Cracovia en particular, donde pasó seis años.
Falleció en 1662 y fue conocido por ser el máximo promotor de la devoción al Sagrado Corazón en Polonia.Una de sus obras más importantes fue Meta cordium Cor Jesu (El Corazón de Jesús, meta de los corazones), que fue publicada de manera póstuma en 1683.

En este escrito, el padre Kasper explicaba esta especial devoción, además de muchas oraciones, una Oficina del Sagrado Corazón y las primeras letanías conocidas del Sagrado Corazón.Se cree que escribió esta obra en 1623, mucho antes de que san Juan Eudes escribiera sus letanías, en 1668. Tras la muerte del padre Kasper, la devoción del Sagrado Corazón se extendió y creció en intensidad con las revelaciones privadas de santa Margarita María.

Tuvo tan buena acogida entre el pueblo polaco que, en 1726, el rey de Polonia Augusto III realizó una petición a Roma para establecer una fiesta dedicada al Sagrado Corazón.Las gentes de Polonia querían celebrar públicamente su amor y devoción al Corazón de Jesús y pedían que se creara una fiesta aparte.
Parece que Dios estuviera preparando este país para la “chispa” que prendería al mundo en las llamas de la misericordia de Dios.

Exactamente doscientos años después de que se estableciera la fiesta del Sagrado Corazón en Polonia, el arzobispo Karol Wojtyla recibió permiso para investigar la autenticidad de las revelaciones de Divina Misericordia de sor Faustina Kowalska, que estaban íntimamente ligadas a la devoción del Sagrado Corazón.

La providencia de Dios es siempre de una belleza digna de admiración y, a través de estos eventos, podemos ver que Dios siempre nos está dando empujoncitos en la dirección correcta, inspirando a santos de todos los siglos para que proclamen el maravilloso amor de Dios.

No es ninguna coincidencia que el papa Francisco nos pidiera mirar a Polonia en busca de inspiración durante este Jubileo de la Misericordia. Aprendamos de su ejemplo y consagrémonos al Sacratísimo Corazón de Jesús.

jueves, 2 de junio de 2016

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús



Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.
Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste. 
- Que nuestro hogar se llene de gozo. 
- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes. 
- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.
- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.
- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.
Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.
Amén.



Consagración de la casa al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús;

Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa.
Hoy, que te echan de tantos sitios, 
nosotros te recibimos encantados en nuestro hogar.
Queremos que vivas a nuestro lado;
que participes de nuestras alegrías y de nuestras penas. 
de nuestra riqueza y de nuestra pobreza, 
de nuestros triunfos y de nuestros fracasos.

Queremos que nos ilumines en nuestras dudas,
que nos adviertas en nuestros peligros, 
que nos ayudes en nuestras tentaciones,
que nos alientes en nuestros contratiempos, 
que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo, 
que nos enciendas en un gran amor a Ti, 
que nos lleve a servirte siempre con toda fidelidad.

Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos,
que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe,
que aprendamos a verte en los demás,
que sepamos pedir perdón sinceramente de nuestros pecados,

y. finalmente, que consigamos la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la Gloria, a todos los que ahora nos amamos aquí.

Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa;
pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y viviste en la de María Magdalena, 
dígnate quedarte aquí, con nosotros, para siempre.

Nosotros vamos a procurar siempre en esta casa:
creer lo que Tú quieres que creamos, 
pensar lo que Tú quieres que pensemos,
leer lo que Tú quieres que leamos, 
hablar lo que Tú quieres que hablemos,
amar lo que Tú quieres que amemos, 
y hacer lo que Tú quieres que hagamos.

Que toda esta familia sea conforme siempre a tus deseos. 
Porque confiamos en Ti como en nuestro Padre. Y no te hemos entronizado aquí para que presencies nuestras rebeldías y pecados, sino para que bendigas la buena voluntad que tenemos de servirte.
Ayúdanos con tu gracia, pues reconocemos nuestra debilidad.
Pero en Ti ponemos nuestra confianza.

Sagrado Corazón de Jesús, en TI confío (tres veces). 
Padrenuestro. Avemaría. Gloria. 

Nota: Se recomienda renovar esta consagración todos los años, a ser posible confesando y comulgando toda la familia.




Consagración diaria al Sagrado Corazón de Jesús

Amable Jesús mío, como testimonio de mi agradecimiento y en reparación de mis infidelidades, yo N…te doy mi corazón; me consagro enteramente a ti y propongo con tu gracia no ofenderte ya más.



Consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a Ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a Tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca Te han conocido; muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón. Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti, sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o se parados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor. Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a Él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.



Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón divino de Jesús, por el Corazón de María, la mujer nueva de Nazaret, nos consagramos a tu Corazón para ser en nuestro mundo antorcha de esperanza para los decaídos, alegría para tantos jóvenes que se encuentran solos y desesperados. No nos dejes caer en la tentación de no hacer nada. Ayúdanos a sembrar los caminos de amor a los que sufren y ser entre los jóvenes constructores de la Civilización del Amor. Amén.


Oración de la consagración de las familias de todo el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (realizada el 3 de Junio de 2007 en Barcelona (España) por el Cardenal De Giorgi)

Señor Jesucristo, Redentor del mundo,
Amigo de los sencillos y de los pecadores, 
que en la Cruz te has dejado traspasar
tu Corazón Sagrado 
para salvarnos del pecado
y darnos la abundancia de la gracia divina.
Mira compasivo nuestra debilidad, y ten piedad.
Libéranos del pecado y del mal, 
y condúcenos a la auténtica paz,
que se encuentra por la conversión 
y la acogida de tu Palabra.
Tú que nos invitas a seguirte
y a amarte como discípulos, 
porque así encontraremos el descanso 
y la felicidad que tanto deseamos,
no nos dejes nunca de tu mano poderosa,
y sostennos bondadoso en todos nuestros caminos.

Hoy consagramos humildemente a tu Corazón
nuestras vidas y nuestras familias,
y encomendamos a tu misericordia todas las familias del mundo.
porque queremos vivir siempre con la confianza puesta sólo en Ti, 
que eres el Amor infinito,
y porque te queremos servir de todo corazón a Ti y a nuestros hermanos por amor a Ti.
Haz, Señor, que todos podamos encontrar en Ti
el Amigo verdadero y el Maestro bondadoso y humilde,
y que en tu Corazón Sagrado aprendamos el amor generoso y sacrificado hacia todos.
Amén.