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miércoles, 12 de julio de 2017

El secreto de la felicidad

http;// desdedios.blogspot.com
Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el secreto de la felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de la montaña. Allí vivía el sabio que buscaba.
Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro joven entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo.
El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que lo atendiera.
El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el secreto de la felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde.
-Pero quiero pedirte un favor- añadió el sabio entregándole una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras caminas, lleva esta cucharita y cuida que el aceite no se derrame.
El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas, retornó a la presencia del sabio.
¿Qué tal?- preguntó el sabio- ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca?
El joven avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.
Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo -dijo el Sabio-. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.
Ya más tranquilo, el joven tomó nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes.
Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar.
De regreso a la presencia del Sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto.
¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? -preguntó el Sabio-.
El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado.
Pues éste es el único consejo que puedo darte - le dijo el más Sabio de todos los Sabios-.
El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara.
El secreto de la felicidad está en saber disfrutar de los grandes placeres de la vida sin olvidar las pequeñas cosas que tenemos a nuestro alcance.

viernes, 24 de marzo de 2017

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la comida para cenar, la cual no me gustó mucho que digamos y tengo que comer la comida que no me gusta.
Voy a entrar al baño y mi hija de apenas año y medio no me deja porque quiere jugar conmigo. No entiende que estoy cansado y quiero entrar al baño.
Después, tomo mi teléfono móvil para revisar los mensajes pendientes en mi sillón y mi hija nuevamente quiere jugar y que la arrulle entre mis brazos. Yo quiero revisar mi smartphone con tranquilidad, y sale mi esposa con su: "¿Qué tal me ves? Me arreglé para ti".
Le digo que bien, sin despegar mis ojos de mi móvil. Para variar, se enoja conmigo por que dice que no la comprendo y que nunca la escucho. No sé por qué se enoja si le pongo toda mi atención, es más, aún viendo la televisión le pongo atención, bueno, siempre y cuando haya malos anuncios. A veces quisiera estar solo y no escuchar nada, yo sólo quiero descansar. Suficientes problemas tengo en el trabajo para escuchar los de mi casa.
Mi padre también me molesta algunas veces y entre clientes, esposa, hija, padre, me vuelven loco, quiero paz. Lo único bueno es el sueño, al cerrar mis ojos siento un gran alivio de olvidarme de todo y de todos.
-Hola, vengo por ti.
-¿Quién eres tú? ¿Cómo entraste?
-Me manda Dios por ti, dice que escuchó tus quejas y tienes razón, es hora de descansar.
-Eso no es posible, para eso tendría que estar...
-Así es, sí lo estás; ya no te preocuparás por ver a la misma gente, ni por caminar, ni de aguantar a tu esposa con sus guisos, ni a tu pequeña hija que te moleste; es más, jamás escucharás los consejos de tu padre.
-Pero... ¿Qué va a pasar con todo? ¿Con mi trabajo?
-No te preocupes; en tu empresa ya contrataron a otra persona para ocupar tu puesto y por cierto, está muy feliz porque no tenía trabajo.
-¿Y mi esposa y mi hijita?
-A tu esposa le fue dado un buen hombre que la quiere, respeta y admira por sus cualidades que tú nunca observaste en ella y él acepta con gusto todos sus guisos sin reclamarle nada, porque gracias a Dios y a ella, tiene algo que llevarse a la boca todos los días a diferencia de otras personas que no tienen nada que comer y pasan hambre hasta durante meses. Y además, se preocupa por tu hija y la quiere como si fuera de él y por muy cansado que siempre llegue del trabajo, le dedica tiempo para jugar; son muy felices.
-No, no puedo estar muerto.
-Lo siento, la decisión ya fue tomada.
-Pero... eso significa que jamás volveré a besar la mejillita de mi hijita; ni a decirle te amo a mi esposa; ya no veré a mis amigos para decirles lo mucho que los aprecio; ni darle un abrazo a mi padre. Ya no volveré a vivir, ya no existiré más, me enterrarán en el panteón y ahí se quedará mi cuerpo cubierto de tierra. Nunca más volveré a escuchar las palabras que me decían: "Hey amigo, eres el mejor"; "Hijo mío, estoy orgulloso de ti"; "Cuánto amo a mi esposo"; "Hermano mío, me alegro de que vinieras a mi casa"; "Papi..."
-No, no quiero morir; quiero vivir, envejecer junto a mi esposa, no quiero morir todavía...
-Pero es lo que querías, descansar, ahora ya tienes tu descanso eterno, duerme para siempre.
-No, no quiero, no quiero. ¡Por favor, Dios!
-¿Qué te pasa amor? ¿Tienes una pesadilla? - dijo mi esposa despertándome.
-No, no fue una pesadilla, fue otra oportunidad para disfrutar de ti, de mi bebé, de mi familia, de todo lo que Dios creó. ¿Sabes?, Estando muerto ya nada puedes hacer y estando vivo tienes la oportunidad de hacer felices a los demás y hacer la voluntad de Dios. Una vez cerrados tus ojos, nadie te garantiza volver a abrirlos.
¡Que bello es vivir! Hoy lo logré, mañana... mañana Dios dirá

Vitaminas para el alma

Cuando las horas de desaliento te invadan el alma, y las lágrimas afloren en tus ojos, búscame: YO SOY AQUÉL que sabe consolarte y pronto detiene tus lágrimas.
Cuando desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que estas pronto a desfallecer, llámame: YO SOY LA FUERZA capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo.
Cuando, sin clemencia, te encontraras sin donde reclinar tu cabeza, corre junto a mi: YO SOY EL REFUGIO, en cuyo seno encontrarás guarida para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de conservar la serenidad de espíritu, invócame: YO SOY LA PACIENCIA que te ayudará a vencer las dificultades más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los obstáculos del camino, grita por mí: YO SOY EL BÁLSAMO que cicatrizará tus heridas y aliviará tus padecimientos.
Cuando el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte confianza, ven a mí: YO SOY LA SINCERIDAD, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas.
Cuando la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón, clama por mí: YO SOY LA ALEGRÍA que te infunde un aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando, uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado, apela a mí: YO SOY LA ESPERANZA que te robustece la Fe.
Cuando la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano, aclámame: YO SOY EL PERDÓN, que te levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo te aborde el alma, recurre a mí: YO SOY LA FE que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la FELICIDAD.
Cuando ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes, aproxímate a mí: YO SOY LA RENUNCIA que te enseñará a entender la ingratitud de los hombres y la incomprensión del mundo.
Y cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura, al pájaro que canta, a las estrellas que titilan. YO SOY LA DINÁMICA DE LA VIDA, Y LA ARMONÍA DE LA NATURALEZA.
ME LLAMO AMOR. SOY EL REMEDIO PARA TODOS LOS MALES QUE ATORMENTEN TU ESPÍRITU.
Ven a mí... que yo te llevaré a las serenas mansiones del infinito... bajo las luces brillantes de la eternidad...
Jesucristo

viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Qué hora es?

Si ahora les pregunto qué hora es, no giren sus muñecas para mirar sus relojes ni miren a sus relojes de sobremesa. Piensen durante unos instantes la respuesta y después, accedan a la reflexión que les propongo leer:

Una vez vi un bonito reloj y me aproximé para verlo más de cerca. Debajo del reloj, había una pregunta curiosa que decía ¿Qué hora es?
Estas tres palabras unidas forman una gran pregunta para nuestras vidas. Luego de leer esta pregunta, vinieron a mi mente muchas respuestas para cada persona, como por ejemplo:
Es hora de perdonar, es la respuesta de las personas que a lo largo de los años han vivido odiando a alguien.
Es hora de arrepentirse, puede ser la respuesta de los pecadores.
Es hora de olvidar, responderá alguien que vive de recuerdos, pensando en el pasado, amarrado al pasado, atrapado en el pasado.
Es hora de dar, tendría que responder una persona que ha sido mezquina, que ha sido egoísta y se ha olvidado del prójimo.
Es hora de ser humilde, sería la respuesta de las personas orgullosas.
Es hora de estar alegres, por la esperanza que tenemos (Romanos 12,12) sería la respuesta de miles que viven tristes y sin esperanza.
Es hora de buscar la paz, es hora de buscar la armonía, tendrían que responder los que viven en guerra, buscando la violencia.
Es hora de ser valientes y trabajadores, tendrían que responder los perezosos y flojos.
Es hora de seguir el Camino, la Verdad y la Vida, dirían los que están perdidos.
Es hora de seguir al Buen Pastor, dirían las ovejas descarriadas.
Es hora de buscar la Luz, exclamarían los que viven en la oscuridad.
Es hora de ayunar, es hora de la penitencia, es hora de la limosna, dirían los feligreses en Cuaresma.
Es hora de buscar a Dios, dirían también muchos.
Para la pregunta "¿Qué hora es?" existen muchas y diversas respuestas. Hay diferentes maneras de contestar, pero de manera particular la respuesta que yo daría, mi respuesta preferida, la que mas me emociona es:
Es hora de: "amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerza (Mc 12,29)"
Por gracia de Dios, nosotros tenemos aún un reloj, el reloj de nuestra vida. Aún nos queda el tiempo necesario para responder adecuadamente a la pregunta: ¿Qué hora es?
Responde con tu vida a esta pregunta, con tus acciones; responde con buenas obras.
Un consejo: durante el resto de tu vida, prepara la respuesta que salvará tu vida.
Si aprovechas el reloj de la vida y aprendes a responder a esta pregunta, cuando mueras y te encuentres ante el tribunal de Cristo, a ti te corresponderá hacer esta pregunta. Sí, en efecto, probablemente cuando llegues asombrado por el cambio de estado, preguntarás: ¿Qué hora es, Señor?
Y si en la vida terrenal aprendiste a responder a esta pregunta, Jesucristo seguro te responderá:
Es hora de la eternidad, es hora de la vida eterna.

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Quiere Dios que le defienda? ¿Cómo quiere que le defienda?

Sin espíritu polémico


“El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su enseñanza. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo. He enseñado constantemente en los lugares donde los judíos se reúnen, tanto en las sinagogas como en el Templo, y no he enseñado nada en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Interroga a los que escucharon lo que he dicho» Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?» Jesús le dijo: «Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?»”(Jn 18, 20-23)

Así responde Jesús ante un juicio injusto: saliendo al encuentro. No puede entenderse la respuesta de Jesús como una provocación. Al contrario. Jesús se tomó en serio a sus interlocutores, incluso a aquellos que le tendieron trampas. No fue un incauto. Pero tampoco actuó jamás a la defensiva. No era un polemista. Su paso por esta vida, la que Él vivió, estuvo marcado por el propósito inquebrantable de hacer el bien y de devolver bien, por mal.

Si ser cristiano es encontrarse personalmente con Jesucristo en una relación de confianza amorosa que nos lleva a seguirle dejándonos hacer por el modo cómo Él vivió, no hay duda acerca del modo como estamos llamados a comportarnos.

Y no importan las circunstancias. No hay otro modo cristiano de relacionarse con el mundo en el que vivimos que no pase por el modo como Jesús vivió, y también murió.

A veces creemos que ante las contrariedades y los desafíos, pero mucho más ante las interpelaciones y las acusaciones, nuestro Dios nos exige coger la espada, aunque solo sea en sentido figurado. Lo hizo Pedro, en Getsemaní. Y ¿qué hizo Jesús? Le reprendió.

El estilo de vida y las enseñanzas de Jesús no fueron jamás un elemento de orden. No vino a justificar el mundo en el que vivió. Tampoco vino a condenarlo, sino a darle una Palabra, la del Padre. ¿No será así como nuestro Dios quiere ser testimoniado?

Me lo pregunto cada vez que escucho clamar con ardor a favor de la presencia pública de los católicos y la Iglesia en nuestra sociedad española. Y me lo pregunto, sobre todo, cuando el mundo, con razón o sin ella, nos desafía, a veces, hasta sonrojarnos.

Confieso que una de las cosas que más he aprendido del pontificado de Benedicto XVI es precisamente a rechazar los métodos y las actitudes defensivas. En eso, como en otras cosas, creo que él y Pablo VI comparten convicciones y actitudes.

Recuerdo perfectamente el Discurso de Benedicto XVI al Colegio de Escritores de La Civilità Cattolica, revista de la Compañía de Jesús, pronunciado en febrero de 2006. En ese discurso el Papa habló de fidelidad, de claridad y de defensa de las verdades de la fe cristiana, pero lo hizo subrayando una expresión que diez años después sigue resonando en mí. Era esta: “sin espíritu polémico”.

Cuando lo leí me recordó la mansedumbre, la claridad, la confianza y la prudencia a las que invitaba la primera encíclica del Papa Pablo VI, Ecclesiam Suam.

¿Qué pasaría si en lugar de condenar, saliéramos al encuentro? ¿Qué sucedería si en lugar de interpretar, preguntáramos antes? ¿Qué pasaría si en lugar de lanzar anatemas aprendiéramos el arte de la acogida?

Tender la mano y preguntar por qué no es debilidad. ¿Acaso nos atreveríamos a calificar de débil a Jesucristo, el Hijo de Dios, cuando le respondió al sumo sacerdote “por qué me golpeas”?

Confieso que estas cuestiones me golpean cada vez que creo descubrir que una parte de mi familia que es la Iglesia me pide que responda de manera envalentonada a provocaciones que a veces no son más que lamentos expresados con rabia, otras veces son reacciones viscerales a conductas incomprendidas, otras veces no pasan de rabietas infantiles y otras, sin embargo, son el modo de llamar la atención de una madre de la que se ha perdido el rastro.

Como sea, cuando eso sucede me acuerdo de Montini y de Ratzinger y me pregunto ¿quiere Dios que le defienda? Y, en caso de que así sea, ¿cómo quiere que le defienda? Y entonces me acuerdo de Jesús ante el sumo sacerdote y me pregunto ¿por qué me golpeas?


sábado, 16 de julio de 2016

¿Quieres hablar con Dios?

Cada día resulta más fácil comunicarse con las personas; pero, ¿y con Dios?.


Aquí tienes ocho reglas para llamarle y contar con Él, cuando desees:

1.    Marca el prefijo correcto. No a lo loco.
2.    Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar, escucha al que habla al otro lado.
3.    Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.
4.    No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de amigos.
5.    No seas tacaño. No llames sólo a las horas de "tarifa reducida", es decir, cuando toca o en fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día sería ideal.
6.    Las llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.
7.    No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.
8. Toma nota de las indicaciones que Él te diga para que no las eches en olvido.
Si a pesar del cumplimiento de estas reglas la comunicación se torna difícil, dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá la comunicación.

Si tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre "Sacramento del Perdón". Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una garantía de por vida.

Texto de un empleado de TELECOM en Francia

miércoles, 13 de julio de 2016

Cómo embellecer tu alma

 El limpiador de tu alma es el perdón.

Deberás usarlo todo el tiempo, apenas veas una impureza, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.

La hidratante de tu alma es la oración.

Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita. Así, si no oras,tu alma se reseca. Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.

La tonificante de tu alma es la alabanza.

Cuando alabas a Dios y vuelves a Él tus pensamientos , cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.


La nutritiva de tu alma es la Palabra.

Así como en lo físico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas con la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.

Serás como árbol plantado junto a corrientes de agua.

El protector de tu alma es la coraza de la Fe.

Con la Fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa en medio de las pruebas.

A través de ti, Dios moverá montañas y alcanzarás a otros para gloria de Dios.


Si usas a diario estos productos de belleza, tu alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el águila.

lunes, 11 de julio de 2016

¿Estás ocupad@?

 
Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. Pero noté que estabas muy ocupad@ ... buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme "HOLA"... pero estabas demasiado ocupad@...

Para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros... pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que... estabas muy ocupad@ para decirme algo.

De regreso, ví tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu stress. Pensé que agradándote, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecida, ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aún quedaba bastante tiempo.

Después encendiste el televisor. Esperé pacientemente mientras veías tu serie favorita, luego cenaste, revisaste en tu teléfono móvil los whatsapps pendientes, la cuenta de facebook y twitter y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansad@, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero... Verdaderamente fue hermoso, pero no estuviste interesad@ en verlo.

A la hora de dormir creo que ya estabas agotad@. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema... porque quizás no te dés cuenta que siempre estoy ahí para ti.

Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás.

Te amo tanto que espero todos los días una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.

Bueno... te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que, al menos, el día de hoy me dediques sólo... un poco de tiempo.

Que tengas un buen día...

Dios.

Por cierto, ¿tendrás tiempo de decirle a tus amigos que lean esta reflexión (https://desdedios.blogspot.com.es/2016/07/estas-ocupad.html)  o estás... muy ocupad@?

Si te sientes identificad@ en la reflexión anterior, te recomiendo que visites el apartado "15 minutos con Jesús Sacramentado": https://desdedios.blogspot.com.es/2016/05/quince-minutos-en-compania-de-jesus.html Se trata de mantener un diálogo con Jesús todos los días, durante tan sólo 15 minutitos.

martes, 5 de julio de 2016

Ama tu vida tal y como es ahora

En la salud y en la enfermedad, el éxito y el fracaso... ¡ama!


Le doy gracias a Jesús por la vida que tengo, por la misión que me ha entregado, por el don que me ha hecho en mi vida. Beso mi vida tal y como es. Esa es la única forma de vivir bien mi camino.

No quiero ser el primero. Y a veces me confundo intentándolo. Y me desgasto en una lucha por los primeros puestos, buscando un reconocimiento que se me escapa, una admiración que se acaba.

Me gustaría dar mi vida sin importarme tanto el resultado final. La meta soñada. El logro que buscaba. Dar la vida con generosidad. Darla y no quitársela a nadie.

Me gustaría vivir en la salud y en la enfermedad con la misma actitud de vida. Vivir mi misión en las circunstancias en las que me encuentre.

Mi misión tiene que ver con mi entrega. Es una actitud de vida. No consiste en lograr muchas cosas, en dejar muchas cosas bien hechas. Es más bien una forma de vivir, de mirar, de amar.

Por eso me conmueve la vida de una madre italiana, Chiara, que murió como consecuencia de una dura enfermedad. Los que la conocieron destacaban su actitud llena de amor en sus momentos más duros: “Chiara no es como la mayoría de los enfermos terminales, que se aferran a la vida con todas sus fuerzas. Después de haberla escuchado o visto, la gente vuelve a casa reconfortada. No absorbe la vida de los que van a verla, se la da. Quien piensa en su situación desde lejos se angustia, en cambio quien está cerca de ellos vive el consuelo, fruto de una sabiduría diferente”(1).

Daba su vida, la entregaba con humildad. No se aferraba a ella. No retenía lo que Dios le había dado. Confortaba ella a los que pretendían animarla. No consumía la vida de los que iban a consolarla. Les daba su vida en un testimonio sencillo de amor.

Sus últimas fuerzas entregadas con amor. Su deseo de llegar más alto, más lejos, guardado en su corazón consagrado a Dios.

Lo tengo claro, no sufre menos quien sonríe más en medio de su sufrimiento. Pero sé que su sonrisa hace sufrir menos a los que están más cerca. No consume la vida de los que la acompañan. Al revés, les da vida y anima a los que llegan a dar ánimos.

Así me gustaría vivir siempre mi misión. En la salud y en la enfermedad, en la cruz y en los momentos de gozo. Quiero vivir sin consumir la vida de los otros. Sin agotar sus energías. Quiero vivir dando, no esperando siempre algo a cambio de mi entrega.

Así me gustaría vivir, dando esperanza y motivos para seguir luchando hasta el final. Dando alegría y motivos para sonreír siempre.

Me queda claro, mi actitud ante la vida es lo que cuenta. Mi camino de santidad no consiste en ser el primero, en ganar siempre, en tener razón en todo momento, en lograr todo lo que me propongo.

Mi misión consiste más bien en no darme nunca por vencido, en caer y volver a levantarme, con una sonrisa, desde mi pobreza.

Consiste en sonreír aun cuando no haya motivos aparentes para la alegría. Si creo en el amor de Jesús sosteniendo mi vida, será posible llegar al final del camino. No quiero agobiarme pensando en la importancia de los éxitos, de los logros. No quiero perder la mirada correcta sobre las cosas.

(1) Simone Troisi y Cristiana Paccini, Nacemos para no morir nunca, 135

sábado, 25 de junio de 2016

SEMILLAS DE MISERICORDIA

Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, Perú




Todos los Miercoles a las 10:00 pm hora de Perú se publicara una nueva semilla en la página oficial de la Faccultad, el jueves lo haremos aquí

La roca: ¡confía y empuja!

Dios sólo nos pide obediencia y fe en Él


Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios. El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día.

Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas…y esta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido”. Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. Satanás le dijo: Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente”.

El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: “Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? “.

El Señor le respondió con compasión: “Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste?. Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca”.

Algunas veces, usamos nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios sólo nos pide obediencia y fe en Él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal… solo EMPUJA!
Cuando estés agotado por el trabajo… solo EMPUJA!
Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería… solo EMPUJA!
Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas… solo EMPUJA!
Cuando la gente simplemente no te comprende… solo EMPUJA!
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas… solo EMPUJA!

En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a Él.

Artículo originalmente publicado por Oleada Joven

domingo, 19 de junio de 2016

UNA SONRISA

Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.

Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.

Dura, sólo un instante y su recuerdo, a veces, perdura por toda una vida.

No hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar.

Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña entre los amigos.

Es descanso para el cansado, luz para el desolado, sol para el triste y antídoto para los problemas.

No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla, sirve sólo como regalo.

Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.

Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar.

Si con las prisas me olvido de darte una sonrisa, discúlpame: ¿Tendrías la bondad de darme una de las tuyas?

Porque una sonrisa es la mejor cédula de identidad que tenemos para caminar por la vida.

sábado, 18 de junio de 2016

Todos tenemos grietas

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.


Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque, debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir".

El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: "Cuando regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino; pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas, y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas, y todos los días las has regado, y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, incluidos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza"

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados...

Dedicado a todos mis amigos, que aprovechan sus grietas para hacer crecer hermosos jardines...

domingo, 5 de junio de 2016

Marian de Belén

Enseñanzas sobre la vida y espiritualidad de Santa María de Jesús Crucificado, Mariam de Belén, la arabita. Texto de Sor Emmanuel Maillard.






Fecha de beatificación: Ella fue beatificada el 13 de noviembre 1983 por el Papa Juan Pablo II.

Fecha de canonización: 17 de mayo de 2015, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito griego-católico. Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

Es recibida en el Carmelo de Pau en junio de 1867, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.

Funda el Carmelo de Belén y Nazareth. Muere, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.



Galilea: la infancia

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito greco-católico. Sus padres no lograban traer al mundo un hijo que sobreviviese: doce niños les murieron uno después de otro, siendo todos ellos muy pequeños. En su profundo dolor y confianza en Dios, decidieron entonces hacer una peregrinación a Belén para ir a rogar ante el Pesebre y pedir la gracia de una hija. Es así como Mariam vino al mundo. Y luego de ella, el siguiente año, su hermano Boulos.

Pero Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía y Mariam por un tío de buena condición.

De sus años de infancia en Galilea, le quedará, a la vez, ese maravillarse delante de la belleza de la Creación, de la luz, de los paisajes dónde todo le habla de Dios y del sentimiento, muy fuerte, de que “todo pasa”.

Una experiencia de niña es decisiva para su vida futura: juega con dos pequeños pajarillos y quiere hacerlos tomar un baño… pero estos no resisten y mueren entre sus manos. Toda triste, siente entonces interiormente estas palabras: "¿Ves?, es así que todo pasa; pero si quieres darme tu corazón, yo me quedaré siempre contigo”.

A los 8 años hace su primera comunión. Poco después su tío parte para Alejandría con toda la familia.

En Egipto: Alejandría y el martirio

Mariam tiene 12 años cuando se entera que su tío quiere casarla. Decidida a darse totalmente a Dios, ella rechaza la proposición. Tratan de persuadirla… la amenazan. Ni las humillaciones, ni los malos tratos pueden cambiar su resolución. Después de tres meses, ella encuentra a un viejo criado de la casa para mandar una carta a su hermano que se había quedado en Galilea para que venga a ayudarla. Escuchando la narración de sus sufrimientos, el criado que era musulmán la exhorta a dejar a los cristianos y a abrasar su religión. Mariam rechaza. Encolerizado, el hombre saca su cimitarra y le corta la garganta, abandonándola luego en una callejuela oscura. Era el 8 de septiembre.

Pero su hora no había llegado todavía, y ella se despierta en una gruta, cerca de una joven mujer que se parecía a una religiosa. Durante cuatro semanas, esta señora la cuida, la nutre, la instruye. Después de lo cual, al estar ya curada, aquella que más tarde dirá que es la Virgen María, la lleva a una iglesia y allí la deja.

Desde ese día, Mariam irá de ciudad en ciudad (Alejandría, Jerusalén, Beirut, Marsella…), como doméstica, eligiendo preferentemente las familias pobres, ayudándolas, pero dejándolas en cuanto se encuentra demasiado honrada.

Así ella llegará a ser de manera del todo particular, testigo de ese “universo invisible”. Ese universo que nosotros creemos sin verlo, y que ella ha experimentado de una manera muy fuerte.

En Marsella: las Hermanas de San José

En el 1865 Mariam se encuentra en Marsella. Entra en contacto con las Hermanas de San José de la Aparición. Tiene 19 años, pero sólo parece de 12 o 13. Habla mal el francés y posee una salud frágil… de todos modos es admitida al noviciado, y su alegría es enorme por poder entregarse de este modo a Dios. Siempre dispuesta para los trabajos más pesados, ella pasa la mayor parte de su tiempo lavando o en la cocina… pero junto a dicha vida ordinaria, dos días por semanas revive la Pasión de Jesús, recibe los estigmas (que en su sencillez cree ser una enfermedad) y comienzan a manifestarse toda clase de gracias extraordinarias. Algunas hermanas quedan desconcertadas de ello, y al final de 2 años de noviciado, no es admitida a continuar en la Congregación. Es así que un conjunto de circunstancias la orientan hacia el Carmelo de Pau.

El Carmelo de Pau

Es recibida en junio de 1867. Allí, en medio de todas las pruebas que tendrá a atravesar, siempre encontrará amor y comprensión. Al ser una nueva Congregación, ingresa de nuevo al noviciado, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Insiste en ser admitida como ‘hermana conversa’, ya que se encontraba más a gusto en el servicio de los otros, teniendo por otro lado un gran problema para leer lo que conllevaba una gran dificultad para recitar convenientemente el Oficio divino. Su sencillez y su generosidad conquistan los corazones de todos. Y sus palabras dichas después de un éxtasis son el fruto de su vida: "Dónde está la caridad allí también está Dios. Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios pensará en vosotros. Si hacéis un pozo para vuestro hermano, caeréis en él; el pozo será para vosotros. Pero, si hacéis un cielo para vuestro hermano, ese cielo será para vosotros…”.

Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser. Es lo que le hace penetrar la insondable profundidad de la misericordia divina dónde encuentra su alegría y sus delicias, su vida… “La humildad es feliz de ser nada, ella no se apega a nada, ella no se cansa nunca de nada. ¡Está contenta, es feliz, dondequiera que esté es feliz, está satisfecha con todo… Felices los pequeños!”. Allí está la fuente de su abandono al corazón de las gracias más extrañas y al corazón de los acontecimientos humanos más desconcertantes.

La fundación del Carmelo de Mangalor en India

Al fin de 3 años, en el 1870, parte con un pequeño grupo para fundar el primer monasterio de carmelitas en la India, en Mangalor. El viaje en barco hasta allí es ya toda una aventura… tres religiosas mueren antes de llegar. De todos modos, son enviados refuerzos, y a finales de 1870 se puede inaugurar la vida claustral. Sus experiencias extraordinarias continúan sin impedirle ello el afrontar los trabajos más pesados y las agitaciones que vienen siempre anejas a una nueva fundación. Durante sus éxtasis, bien se la veía a veces resplandeciente su rostro en la cocina o en otro lugar, bien participando en espíritu de lo que ocurría en la iglesia al momento de las persecuciones en China; bien sea que a veces el demonio parecía tomar posesión de ella, en lo exterior de su cuerpo, haciéndole vivir terribles tormentos y combates. De todos modos, las incomprensiones empezaron entonces a producirse alrededor de ella, llegando a dudar de la autenticidad de lo que ella vivía. Sin embargo pudo emitir sus votos al final de su noviciado el 21 de noviembre de 1871, pero las tensiones creadas en su entorno acabaron por provocar su regreso al Carmelo de Pau en el 1872.

El regreso a Pau

En aquel lugar halla su vida de simple ‘hermana conversa’ en medio del cariño de sus hermanas de religión, y su alma se dilata. Durante ciertos éxtasis ella, que es casi analfabeta, profiere repentinamente en la exultación de su gratitud hacia Dios poesías de una gran belleza, llenas de frescor y de un atractivo todo oriental, donde la creación entera canta a su Creador… o bien, enardecida por la aspiración de su alma hacia Dios, se la verá elevarse hacia la cima de un árbol milagrosamente sobre una rama que no soportaría ni siquiera un ave… “Todos duermen. Y Dios, tan lleno de bondad, tan grande, tan digno de alabanzas, ¡es olvidado!… ¡Nadie piensa en Él!… Veo, que la naturaleza lo alaba; el cielo, las estrellas, los árboles, las hierbas, todo lo alaba; ¡y el hombre, que conoce sus beneficios, que debería alabarlo, duerme!… ¡Vamos, vamos a despertar el universo!”.

Numerosos también son los que vienen a buscar cerca de ella consuelo, consejos, ruegos, y que parten de su lado iluminados y fortificados por su encuentro.

La fundación del Carmelo de Belén

Poco después de su regreso de Mangalor, comienza a hablar de la fundación de un Carmelo en Belén. Los obstáculos son numerosos, pero se disipan progresivamente, incluso de manera inesperada. Por fin la autorización es dada por Roma y el 20 de agosto de 1875 un pequeño grupo de carmelitas se embarca para esta aventura. El Señor mismo guía a Mariam hacia el lugar y la construcción. Puesto que es la única que habla árabe, ella se encarga particularmente de seguir los trabajos, “inmersa en la arena y en la cal”. La comunidad puede venir a habitar los lugares preparados desde el 21 de noviembre de 1876, mientras que ciertos trabajos continúan.

Se preocupa también por la fundación de un Carmelo en Nazareth, viajando allí y logrando que se compre un terreno en agosto de 1878 para dicho fin. Durante este viaje le es revelado por Dios el lugar de Emaús. Ella lo hace comprar a Berthe Dartigaux para el Carmelo.

De vuelta en Belén, retoma la vigilancia de los trabajos bajo un calor sofocante. Llevando de beber a los obreros, Mariam cae de una escalera y se parte un brazo… La gangrena va afectarle muy velozmente y muere algunos días después del suceso, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.

Su mensaje

La presencia de Mariam es para nosotras un vínculo con todo el mundo árabe.

Mariam, nos descubre este mundo invisible tan cerca de nosotros, el cual es todo misericordia. Ella nos enseña a apostar toda nuestra vida por “aquello que no pasa nunca”, aquello que únicamente “tiene peso”: Dios solo.

Mariam que es llamada por algunos “Patrona de la Paz” para la Tierra Santa, es para nosotros un estímulo a dejarnos transfigurar por el Señor a fin de convertirnos nosotros mismos en artesanos de esta transfiguración del mundo por la gracia de Dios. Testigo de un mundo ya transfigurado, Mariam nos conduce a ese primer día de la Creación, dónde el Cielo y la Tierra no fueron separadas todavía, sino sólo la luz y las tinieblas: este día Uno, reflejo de la Unidad divina, dónde todo resplandece de esta Unidad…

Mariam ha sido atraída de modo particular por el Espíritu Santo, este Espíritu que aleteaba sobre las aguas al principio de la Creación. Es este Espíritu Santo que ella nos quiere entregar como herencia, ya que cuando El viene a tomar sitio de nuestro “yo” transfigura cada cosa, “crea de nuevo”: “Dirigíos al Espíritu Santo que inspira todo”.

“El ‘yo’ es aquello que hace perder al mundo. Los que tienen el yo llevan la tristeza y la angustia con ellos. No se puede tener juntos a Dios y al mundo… Aquel que no tiene el yo tiene todas las virtudes y la paz y la alegría". Pero con el Espíritu Santo todo, incluso “una gota” sola, algo insignificante, llega a ser posible de gran transformación:

Espíritu Santo, inspiradme;
Amor de Dios, consumidme;
Al verdadero camino, conducidme;
María, Madre mía, miradme,
Con Jesús, bendecidme;
De todo mal, de toda ilusión,
De todo peligro, preservadme.

Orar con Mariam

Salmo de contemplación

¿Con qué puedo compararme, Señor?
con los pajaritos implumes en su nido,
si el padre y la madre no les dan su alimento
mueren de hambre.
Así mi alma, Señor
sin Ti,
no tengo apoyo,
no puedo vivir.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con un pequeño grano de trigo, sepultado en tierra.
si el rocío no lo alimenta
y el sol no lo calienta
el grano se marchita y muere.
Pero si Tú lo regalas
con la dulzura del rocío
y el calor de tu Sol
de la pequeña semilla
plena de linfa y de vigor
brotarán raíces
y germinará un tallo
fuerte en frutos abundante.
¿Con qué me compararé, Señor?
Con una rosa cortada
que al instante en la mano se marchita
y pierde su aroma.
Pero unida a su tallo
permanece fresca y brillante
intacta en su aroma.
Guárdame en Ti, Señor,
y comunícame tu Vida!...
¿Con qué te compararé, Señor?
Con la paloma que proporciona alimento a sus pequeños,
con una tierna madre
que alimenta a su criatura".


Conocer la verdad, o mejor: dejarse conocer por ella

Lo que los griegos llamaron "aletheia"
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Me he parado un momento a escribir lo que estás leyendo. Se me ha ocurrido mientras leía una noticia sobre la guerra de Siria. Me preguntaba qué sentido podía tener el cristianismo en la actualidad, en pleno siglo XXI. Porque no faltan momentos en mi propia vida en los que me cuestiono hasta qué punto puedo decir que tengo fe.

Cuando miro a mi alrededor y hago un pequeño examen de mi vida, no dejo de pensar que es muy posible que el Reino de Dios esté en otro sitio, porque no soy precisamente la encarnación de ninguna idea que clarifique la esencia de la fe cristiana.Cosa que me alegra, porque si la gente en la actualidad tuviera que entender el sentido de la fe contemplando mi vida se llevaría una gran decepción.

Tenemos la suerte de que –como su propio nombre indica– la fe a la que me refiero es cristiana y no rafaeliana.

Una de las cosas que más me fascina de la fe es que no se basa en una idea. No hace falta ser un gran pensador para comprender el cristianismo. Para tener fe solamente hay que estar enamorado.
¿De quién? De Jesucristo, sin duda alguna. Es una vivencia que llega a lo más profundo del corazón. Lo transforma.Cuando te encuentras con Cristo hay algo en tu interior que cambia radicalmente. Es lo que llamamos conversión.Los cristianos griegos de los primeros siglos lo llamaron metanoia. Eso significa que se conoce algo más que antes no se conocía. Se llega más allá de lo que nuestro corazón llegaba a ver, a amar.

La metanoia es lo que está más allá de nuestro nous, de nuestra mente, de nuestro conocimiento, de lo que es más íntimo en nosotros.

Salimos de nosotros mismos conociendo lo que antes nos era desconocido: el Amor que no nos olvida, que nos tiene siempre presentes, aquel en el que nuestro ser es sin que podamos percibirlo.

Es el Amor que nos antecede porque existe antes que nosotros. Es Aquel que con la mirada de su corazón nos tiene presentes dentro de sí mismo y que con su Palabra nos llama a la existencia, a la vida.

Se tiene fe en aquello que no se ve, no en aquello que se ve. Lo que está ante los ojos ya es conocido. Es visto. Pero aquello que no se ve queda oculto al ver.

La misma mirada que mira se oculta en aquello que ve. La mirada para sí misma es invisible. Ve y, no obstante, no se ve. Para sí misma es un misterio. Vemos lo de fuera. Lo que es fuera de nosotros. Lo que ex-siste (sistere-extra, es-fuera). Nuestro corazón queda oculto. Nuestra intimidad nos es desconocida.

Lo invisible no queda fuera de nosotros, sino que nos lleva hacia dentro: al corazón. El joven Agustín de Hipona lo experimentó en su búsqueda de Dios y lo expresó con estas palabras: eres más íntimo a mí mismo que mi misma intimidad.

Esa mirada nuestra que se nos oculta cuando intentamos mirarla se vuelve clara, cristalina y brillante cuando en lo profundo de nuestro corazón se clava el dardo ardiente del Amor de Cristo y desgarra los límites de nuestra carne abriéndola a la Vida infinita del Espíritu de Dios.

La mirada de Cristo nos libera de nuestro desconocimiento, del desaliento y del sinsentido de la ignorancia del Amor.

En ella nuestro ser se ilumina como en el Principio, pues escuchamos nuestro nombre en los labios mismos del Verbo Creador. Tal es la fuerza y la belleza de aquello que es invisible a los ojos… de aquello que no ex-siste, de lo que no está-fuera…

Sin embargo, desde ese instante, desde que el corazón se desgarra y queda herido y abierto hacia dentro de sí mismo saliendo de sí, comprende que todo lo que existe fuera de él permanece dentro del Verbo que lo ha llamado a ser, siendo, además, distinto de Él.

La herida del Amor no se olvida. Desde entonces el corazón se manifiesta y ya no queda oculto. Es el Amor el que mejor expresa la esencia de la verdad. Lo que los griegos llamaron aletheia.

Esta palabra guarda dentro de sí un misterio fascinante que –creo– solamente podemos comprender desde la experiencia del Amor. El significado de letheo en griego es olvidar. La a-letheia es aquello que no se olvida.

Lo inolvidable, lo que permanece presente en nuestro corazón y lo hace preso de la nostalgia, es lo que se ama.

Pero letheo también es ocultar. El olvido y lo oculto están íntimamente unidos. Olvidamos el corazón porque permanece oculto en las profundidades de lo invisible. La aletheia es, además, lo que se des-oculta porque se manifiesta.

¿Cómo se puede manifestar, pues, en nosotros aquello que está oculto y que nuestra memoria ha olvidado? Únicamente me atrevo a decir que es el Amor el que lo consigue.

La búsqueda del Amor que nos antecede y que hemos olvidado es la que hace posible que aquello que está oculto, la verdad de nuestra vida, se manifieste y sea auténtica aletheia.

Es un acontecimiento que se imprime a fuego en lo más profundo de nuestro ser y que permanece presente en nosotros con cada latido del corazón.

Es el momento en el que el Verbo nos dice “¡ven!”, similar al que María experimentó cuando dijo fiat mihi secundum verbum tuum!

Ella es la que lo experimentó en toda su plenitud porque pudo corresponder a la mirada de Dios sin ninguna limitación: ella no estaba limitada por sí misma, es la criatura que hace posible que Dios se dé a sí mismo sin restricciones, pues entre ella y Él no hay barrera alguna y se cumple a la perfección la voluntad de Dios en su vida.

Por eso le decimos “llena eres de gracia”… ¡Ella es un anticipo del Reino de Dios!

Hay una relación estrecha entre el Amor y la verdad. Gracias a Él se manifiesta la verdad que nuestro corazón anhela.

Y lo que más me fascina es que la verdad no se manifiesta como objeto, como algo conocido, sino como cognoscente: me conoce. Soy conocido.

Desde ese ser-conocido que soy me doy cuenta de que la verdad es algo más grande que yo mismo y que es la Verdad en sentido pleno. Algo ante lo que siempre cabe admirarse, porque me desborda y no depende de mí mismo, sino que dependo de ella, del Amor que me crea y que se me da sin límites.

Siendo conocido busco conocer a Quien me conoce y en esa búsqueda comienza una ascensión inagotable en el camino de la Vida.

Así que creo que ser cristiano en el siglo XXI aún tiene mucho sentido: Jesús realmente está vivo.

sábado, 4 de junio de 2016

Análisis del Padre Nuestro


No digas Padre, si cada día no te portas como un hijo.

No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo.

No digas que estás en el cielo, si sólo piensas en las cosas terrenas.

No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras.

No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material.

No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa.

No digas danos hoy nuestro pan de cada día, si teniéndolo tú, no te preocupas por la gente sin vivienda, sin medios,....

No digas perdona nuestras ofensas, si guardas rencor a tu hermano.

No digas no nos dejes caer en la tentación, si tienes la intención de seguir pecando.

No digas líbranos del mal, si no tomas parte activa contra el mal.

No digas amén, si no has tomado en serio las palabras del Padre Nuestro.


¿Es el eco de mi voz o es Su voz?


Si me despierta y me saca de la mediocridad, si compromete y complica mi vida, pero la llena y da sentido..., es voz de Dios.

Si me hace salir de mi tierra, de mi pequeña isla o mar y me lanza al mundo entero..., es voz de Dios.

Si me invita a ser profundamente feliz y a hacer felices a los demás... si habla el lenguaje de la confianza, del Padrea su hijo..., es voz de Dios.

Si no me saca de este mundo, pero me hace estar en él como levadura, sal, luz..., es voz de Dios.

Si no tiene nada que ver con los anuncios de televisión, si no es para hacerme más famoso, ni me va a dar más dinero y poder, ni lo que me ofrece lo pueden robar los ladrones, ni carcomer la polilla, ni devaluar las caídas de la bolsa..., es voz de Dios.

Si es como un eco evangélico, si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento..., es voz de Dios.

Si así también lo siente y lo ve mi comunidad y mi grupo; si cada vez soy más feliz siguiendo la llamada..., es voz de Dios.