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sábado, 18 de junio de 2016

Audiencia Jubilar del Papa Francisco

La conversión es auténtica cuando caemos en la cuenta de las necesidades del prójimo



«Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: «Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto».(Lc 24, 45-48)

En la Audiencia Jubilar del sábado 18 de junio el Papa Francisco impartió su catequesis a partir del Evangelio de San Lucas que narra una de las apariciones de Jesús a los discípulos, para hablar acerca del contenido fundamental de la predicación que los apóstoles deben ofrecer al mundo, es decir, la conversión y el perdón de los pecados, centrándose, en esta catequesis, en la conversión. A continuación, el texto de la síntesis que pronunció en español: 

Queridos hermanos y hermanas, Jesús se manifestó después de su resurrección varias veces a sus discípulos y les indicó que la predicación se debía centrar en el “perdón de los pecados” y en la “conversión”. Esta última, la conversión, está presente en toda la Sagrada Escritura. Para los profetas, convertirse significa cambiar de rumbo para volver de nuevo a Dios. También Jesús predicó la conversión y lo hacía desde la cercanía con los pecadores y necesitados; de ese modo les manifestaba el amor de Dios. Todos se sentían amados por el Padre a través de él y llamados a cambiar vida.

La auténtica conversión se produce cuando experimentamos en nosotros el amor de Dios y acogemos el don de su misericordia; y un signo claro de que la conversión es auténtica es cuando caemos en la cuenta de las necesidades del prójimo y salimos a su encuentro para ayudarle.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor Jesús nos conceda la gracia de la auténtica conversión de nuestra vida. Si nos abrimos a la misericordia de Dios, encontraremos la verdadera alegría del corazón. Muchas gracias.

¿En qué consiste el “agua de socorro”?

El “agua de socorro” es una expresión propia de algunos países de Latinoamérica para hacer referencia al bautismo de emergencia.


Y este bautizo de emergencia se realiza o se debe realizar, única y exclusivamente, cuando un neonato o un bebé está en peligro real de muerte (aunque pueda que después sobreviva), y no hay posibilidad de recurrir al sacerdote para el bautismo formal.

Este bautismo de emergencia puede llamarse “en artículo de muerte” (cuando la muerte es inminente, próxima y cierta) o puede llamarse “en peligro de muerte” (cuando la muerte es una seria posibilidad).

Por tanto este rito de derramar el agua, o como también se dice “echarle el agüita”, sobre la cabeza del bebé no debe nunca hacerse arbitrariamente o entenderse como un rito sustitutivo o complementario, anterior o posterior, al bautismo; o concebirlo como un rito para la buena suerte, o de protección, o como remedio a la enfermedad.

El agua de socorro tampoco es un símbolo del bautismo o de la relación con Dios.

Los padres no demoren o posterguen por descuido o por razones sin fundamento (conseguir los recursos para hacer una fiesta suntuosa, esperar mucho tiempo para conseguir los padrinos o para que estos lleguen, por ejemplo) el bautismo por meses, y menos aun por años, el bautizo de los niños.

Para evitar angustias o bautismos de emergencia se recomienda por tanto llevar al bebé al párroco y bautizarlo lo antes posible. El amor por el hijo o la hija empieza por aquí.

Lo que pide la Iglesia es bautizar a los niños cuanto antes, y esto por dos motivos:

Por la costumbre vigente en la Iglesia universal, que desde hace tiempo tiene fuerza de ley, de que no se difiera demasiado el bautismo de los neonatos.
Y porque el peligro de muerte es mayor en los niños que en los adultos.
Si el neonato o el niño no puede ser llevado a la iglesia con seguridad, debe llamarse al párroco para que administre el bautismo en casa o, en su defecto, al capellán estando en el hospital.

Si por algún motivo un bebé o un adulto sin bautismo corre algún peligro de muerte y no hay en absoluto la posibilidad de que lo bautice un ministro ordenado, cualquier persona que tenga la debida intención (Can. 861,2), aunque no esté bautizada, puede y debe bautizar.

Cuando se dice “cualquier persona” es cualquier persona, varón o mujer, que tenga uso de razón; indiferentemente que tenga o no algún vínculo familiar con el niño o neonato. Puede ser incluso el padre o la madre.

Después de este bautismo de emergencia se procede a comunicarlo a la parroquia donde se ha realizado el bautismo para hacer lo conveniente (su debido registro, por ejemplo).

En el caso del bautismo de adultos siempre se requiere el consentimiento de los mismos, pues no debe realizarse contra su voluntad.

En este caso, quien va a ser bautizado, realizará piadosamente un acto de contrición y propósito de enmienda. Si el paciente está en estado de debilidad o en agonía podrá ayudarlo o rezarlo por él (pidiendo que lo siga en su interior) otra persona o quien lo va a bautizar.

Sin importar el lugar de bautismo y las circunstancias, las únicas condiciones para un bautismo de urgencia, son:

Pedir al familiar más próximo, o en su defecto a la persona bautizada más cercana, que haga de padrino o madrina. Si no hay nadie presente y/o con un mínimo de condiciones para que haga de padrino o madrina, no es indispensable la presencia de éste o ésta. Quedan excluidos de esta función, en todo caso, además de los ateos, los excomulgados; quienes en caso extremo harán de testigos. “Quien administra el bautismo procure que, si falta el padrino, haya al menos un testigo por el que pueda probarse su administración” (Can. 875).
Como se decía antes, a la hora de bautizar, hacerlo con la intención de hacer lo que hace la Iglesia católica. La persona al bautizar sea consciente de lo que hace: dándole el valor y el respeto debidos.
Derramar agua, aunque sea sin bendecir (Can. 853), sobre la cabeza del bautizando diciendo al mismo tiempo la siguiente fórmula: “N.N., yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Sin decir amén ni agregar más palabras.
No usar otras fórmulas dudosas o ambiguas, pues esto invalidaría el bautismo. Tanto la fórmula como el rito en sí mismo son inmodificables.

Si el bebé no está aun registrado, se le puede imponer el nombre más conveniente (un nombre relacionado con la fe); y luego inscribir el nacimiento en el registro civil el nacimiento con dicho nombre.

No hay que hacer nada más, ni hacen falta más cosas (flores, velas, imágenes, oraciones, libros, etc.).

Si alguien sin bautismo -bebé, niño- está declarado muerto, clínicamente hablando (no se sabe el instante preciso de la separación del alma del cuerpo), se bautiza bajo condición.

En caso de un adulto se puede hacer cuando se sabe que este lo hubiera pedido o se cree que su bautismo no iría contra su voluntad.

En este caso quien bautiza debe verter el agua sobre la cabeza del bautizando diciendo simultáneamente: “Si vives, N.N., yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

El niño en peligro de muerte se puede bautizar lícitamente aun en contra de la voluntad de sus padres sean estos o no católicos (Can. 868,2). Y esto se hace por precepto de caridad, si esto pudiese realizarse en ocasión oportuna y sin incitar o promover el odio a la Iglesia.

viernes, 17 de junio de 2016

“Necesitamos darnos la mano, acariciarnos, cuidarnos”

El Papa invita a través de un video a hacer en cada lugar del mundo una obra fija de misericordia




El Papa Francisco recibió este viernes en audiencia en el Palacio apostólico vaticano a una delegación de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) con ocasión del lanzamiento de la campaña internacional Sé la misericordia de Dios (Be God’s Mercy).

La delegación fue encabezada por el presidente internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el cardenal Mauro Piacenza, y por el secretario general de la fundación, Philipp Ozores.

Esta campaña surgió por iniciativa del papa Francisco, quien invita a todos los hombres de buena voluntad a realizar obras de caridad duraderas a través de esta fundación con diferentes proyectos, entre ellos, la ayuda a refugiados, la pastoral penitenciaria y los centros de rehabilitación.

Sé la misericordia de Dios se llevará a cabo en cada una de las 22 oficinas de esta fundación en el mundo y concluirá en Roma el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís, cuando la institución le presente al Papa los primeros “frutos” de la campaña.

El lanzamiento de la campaña se llevó a cabo en la sede de Radio Vaticano y fue moderada por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi. Durante el evento, se proyectó un video mensaje del Papa Francisco con el cual impulsa esta campaña:

“Los hombres y las mujeres necesitamos de la misericordia de Dios pero también necesitamos de nuestra misericordia; necesitamos darnos la mano, acariciarnos, cuidarnos. Así que los invito a todos, junto a Kirche in Not, a hacer en cada lugar de todo el mundo una obra fija de misericordia. Y no le tengan miedo a la misericordia: la misericordia es la caricia de Dios”.

El blog de Ma Daqin y el misterio de la Iglesia

Vatican Insider. En las comunidades católicas chinas, dentro y fuera de Shanghái, no se habla de otra cosa: no cayó en saco roto el quinto artículo que Thaddeus Ma Daqin, obispo católico de la metrópolis china desde 2012, dedicó a su conocido predecesor, el Obispo jesuita Aloysius Jin Luxian, a tres años de su muerte y en la inminencia de los cien años de su nacimiento. Se trata de una especie de largo ensayo en entregas, difundido y publicado desde marzo de este año, y su «capítulo» más reciente apareció en la red el pasado 12 de junio. El obispo Ma vuelve a afrontar su caso personal, con palabras ya argumentos que provocarán una larga sucesión de preguntas y de discusiones animadas.

Los aparatos chinos impidieron que Thaddeus Ma Daqin (de 47 años) ejerciera apropiadamente su ministerio pastoral, desde que él, apenas elegido obispo auxiliar el 7 de julio de 2012 con el consenso «paralelo» de la Santa Sede y del gobierno de Pekín, declaró públicamente, al final de su ordenación episcopal, la intención de abandonar los encargos que hasta aquel momento tenía en los organismos «patrióticos» de los que se sirve la política religiosa gubernamental, para dedicarse exclusivamente a su ministerio pastoral. Esa declaración fue interpretada por los funcionarios que se ocupan de las políticas religiosas en China como una bofetada y una traición. Desde entonces se ha visto obligado a vivir en un estado de residencia «vigilada» en el seminario de Sheshán; desde entonces el obispo Ma no ha celebrado misas en público. El Colegio de los obispos chinos (organismo también dirigido por el poder civil y no reconocido por la Santa Sede) lo castigó quitándole la autorización para desempeñar su ministerio episcopal y con una suspensión de dos años del ejercicio público del sacerdocio. Esta medida punitiva terminó en junio de 2014. Desde entonces, no ha habido ningún cambio importante en la condición de Ma Daqin, mientras que la diócesis de Shanghái, sin una guía episcopal, ha visto empeorar su condición de «impasse», caracterizada por divisiones en el clero diocesano: los seminarios y los noviciados están detenidos, la casa editorial diocesana también, no se han llevado a cabo ordenaciones sacerdotales y hay dificultades para la administración de las confirmaciones.

En estos años, el único instrumento que ha tenido Thaddeus Ma Daqin para estar en contacto con los fieles ha sido su blog, muy seguido en los sectores eclesiales llamados «clandestinos», es decir los que tratan de no tener nada que ver con la política religiosa gubernamental y quienes hasta hace algunos días consideraban el doloroso caso del obispo de Shanghái como emblema de «resistencia» frente a las condiciones impuestas por los aparatos políticos a la vida de la Iglesia.

Ahora, justamente el blog de Ma Daqin parece hacerse convertido en una piedrita en el zapato y en un signo de contradicción para algunos sectores de la comunidad china. Desde ese púlpito digital, el obispo de Shanghái en septiembre del año pasado contó su sueño de un apretón de manos entre Papa Francisco y el Presidente Xi Jinping (cuando ambos se encontraban en los Estados Unidos). Desde su blog, en marzo de este año, Ma Daqin escribió una serie de largas y densas reflexiones sobre la figura de su predecesor, el obispo jesuita de Shanghái Aloysius Jin Luxian (1016-2013). En su conjunto, este largo texto en cinco entregas también es una especie de manifiesto: recordando a su predecesor, Thaddeus ha retomado las intuiciones más fecundas que expresó el gran obispo jesuita sobre los criterios que convendría seguir en las relaciones entre la Iglesia católica y la sociedad china. Y, siguiendo los pasos de su predecesor Jin, también descubrió en el gran tesoro de la Tradición y de la historia eclesial criterios para dirigir el camino del catolicismo chino en el presente, mientras se replantean sus relaciones con el actual liderazgo político-cultural del ex Celeste Imperio. En algunos pasajes de estos textos, las reflexiones que publicó en la red el obispo Thaddeus para recordar a Jin proponen una mirada más allá del horizonte de las dialécticas simplistas en las que normalmente se encasilla al catolicismo chino. Como cuando el obispo que no puede desempañar sus funciones indica como modelo para el deseado encuentro entre el Vaticano y la cultura china a los Padres de la Iglesia Ambrosio, Justino y Agustín, que encontraron caminos eficaces y fecundos para proponer el anuncio cristiano en el contexto cultural y político del imperio romano y de su decadencia. Pero después, lo que ha llamado más la atención y lo que ha desencadenado muchas reacciones fue la última «entrega» de la serie, publicada el pasado 12 de junio.

En ella, al referirse particularmente a Shanghái, Ma Daqin valora los resultados que obtuvo Jin en la guía de la diócesis, incluso en virtud de su «modus operandi» de colaboración con la Asociación Patriótica. Y recordó también la complicada y dolorosa situación en la que él mismo se encuentra. Entre otras cosas, dijo que era «poco sabia» la decisión de renunciar a la Asociación Patriótica justamente el día de su ordenación episcopal. Y da a entender que ese gesto fue fruto de algunas presiones «exteriores», que lo llevaron a pronunciar palabras y a hacer gestos «incorrectos» para con la Asociación Patriótica, cuyo papel sería, según su propia definición, «imprescindible», en el actual estatus de la Iglesia en China. Por ello, el obispo Ma se dijo «interiormente inquieto» por haber dañado «el excelente proceso de desarrollo de la Iglesia de Shanghái, que el obispo Jin construyó en un largo periodo». E indicó también el deseo de poder hacer gestos concretos para «corregir los errores».

Esos pasajes del texto en los que el obispo Ma se refiere a los «errores» que hizo en su relación con la Asociación Patriótica han provocado diferentes preguntas en los ambientes eclesiales dentro y fuera de China. Hay quienes se preguntan si esas frases en las que se retracta y en las que reconoce el papel de la Asociación Patriótica pueden atribuirse verdaderamente al obispo; hay quienes se preguntan cuál podría ser el eventual objetivo de una postura tan neta. Mientras tanto, sectores y comentadores de la blogósfera católica que antes exaltaban a Ma Daqin, como si fuera un héroe de la resistencia frente a las políticas religiosas chinas, comienzan a entonar sentencias para condenar al nuevo, presunto, «traidor» que se vendió al enemigo.

Al no contar con informaciones confiables, conviene tener en cuenta algunos elementos y factores objetivos que pueden dibujar su caso desde que comenzó hasta las últimas novedades.

Antes de convertirse en obispo, Thaddeus estudió en el seminario diocesano de Sheshán y solía tratar con el poder político en virtud de los encargos que tenía en una diócesis que, bajo la guía «oficial» del obispo Jin (consagrado en 1985 sin el consenso de la Santa Sede, que lo «legitimó» en 2004), siempre privilegió el diálogo con las autoridades civiles, en lugar del enfrentamiento. Durante los años del episcopado de Jin, la local Asociación Patriótica de los católicos chinos en Shanghái siempre estuvo en buena sintonía con el obispo. La misma elección del joven Thaddeus como sucesor ’in pectore’ de Jin como obispo dela diócesis se llevó a cabo con el consenso de los órganos patrióticos, y en absoluta comunión con el Obispo de Roma. En el artículo publicado el 12 de junio, el mismo Ma Daqin recuerda haber participado en pequeñas y grandes iniciativas en colaboración con la Asociación Patriótica. Durante su ordenación, su intención de querer abandonar su colaboración directa con los organismos patrióticos tal vez fue interpretada de manera exagerada tanto por los aparatos gubernamentales como por quienes la exaltaron inmediatamente como un gesto con el que rechazaba las políticas religiosas chinas.

Otro dato objetivo, reconocido implícitamente en el artículo de Ma, es la situación de sufrimiento general en el que la diócesis de Shanghái cayó después de la muerte de Jin Luxian, y después de las duras medidas punitivas aplicadas a su sucesor designado. El artículo de Ma podría representar un intento (más o menos afortunado, o menos ‘acordado) para salir del estancamiento y crear las condiciones para que la Iglesia de Shanghái pueda retomar su camino ordinario; a veces lo óptimo (ideal que no tiene en cuenta la realidad histórica) puede ser enemigo del bien posible en el presente. Como sea, los sufrimientos apostólicos que vive el joven obispo merecen todo el respeto, toda la comprensión y toda la cercanía de los que se preocupan por anunciar el Evangelio en China. Los artículos y las reflexiones publicados durante estos años en su blog muchas veces han dado la impresión de una espiritualidad madurada, más encendida durante el tiempo del aislamiento. Desde su habitación en el seminario de Sheshán, «posteando» oraciones y comentarios en la red, Ma Daqin ha dado consuelo a muchos fieles, y así, como podía, también ha guiado su diócesis. La misión que Cristo encomendó a Su Iglesia a veces puede proceder en el mundo mediante caminos semejantes, paradójicos y misteriosos. Antes que nada, para comprender el caso de Ma Daqin, hay que tenerlo en cuenta. Y hay que reconocer que solo una mirada aguda que sepa descubrir y seguir el dinamismo propio de la vida apostólica por sus senderos siempre nuevos podrá hacer que maduren buenos frutos para la vida de los cristianos chinos, mediante el renovado diálogo entre la Santa Sede y el gobierno de Pekín.

Si conocieras el don de Dios

Dos corazones unidos por el matrimonio y… por la música



“Si conocieras como te amo, dejarías de vivir sin amor”

Yuli y Josh: un matrimonio, un solo corazón, una sola música. Y nada más propicio que presentemos un matrimonio de músicos en este período en el que Papa Francisco da tanta atención a la familia.

Esos músicos colombianos no sólo se prometieron fidelidad uno al otro en el sacramento del matrimonio, sino que juntos también prometieron fidelidad a la misión que Dios les confirmó a través de la música.

En los vídeos musicales, disponibles en youtube, el matrimonio adopta un estilo intimista, oracional y acústico, ya que, en la mayoría de los clips, se usan pocos instrumentos. Sorpréndete con la armonía de ambos en la canción “Si conocieras el don de Dios”, una música muy conocida por los latino-americanos que ganó un ropaje más que especial en la versión de Yuli y Josh.

A la gloria de Dios