Mas de 8000 curaciones reportadas en Lourdes, sólo 69 han sido validadas
El importante papel de los milagros en la fe de la Iglesia es uno de los aspectos de la fe que maravillan (o espantan) a las personas del mundo de hoy, familiarizadas a confiar únicamente en la ciencia o la técnica como los únicos medios para obtener los más difíciles fines.
Un artículo del autor Michael O’Neill divulgado en el informativo estadounidense Our Sunday Visitor explora la doctrina de la Iglesia sobre los milagros y la extraordinaria cautela con la cual se aborda los hechos que, por ejemplo, permiten certificar de forma sobrenatural la santidad de los fieles.
“Nuestra fe entera se fundamenta en la realidad de dos grandes eventos sobrenaturales: la encarnación y la resurrección”, recuerda O’Neill.
“Alrededor de todo el mundo los católicos experimentan un milagro en cada hora de cada día en la misa cuando el pan y el vino se transforman verdaderamente en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo”.
Además de estos grandes milagros, que pueden pasar desapercibidos por cotidianos, existen otros tipos de milagros, algunos de los cuales son sometidos a un estricto examen para ser aprobados como tales por las autoridades eclesiásticas.
Uno de estos tipos de milagros corresponde a las curaciones milagrosas, como las que ocurren en Santuario como el de Nuestra Señora de Lourdes en Francia o los que son certificados en los procesos de beatificación y canonización ante la Congregación para las Causas de los Santos.
Los análisis son tan estrictos en este sentido que de más de 8.000 curaciones reportadas en Lourdes, solo 69 han sido validadas formalmente por la Comisión Médica del Santuario.
Conoce Los 7 criterios científicos de una curación milagrosa
Profundo análisis
Las reglas para certificar un milagro de curación incluyen que la dolencia sea seria, e imposible o muy difícil de curar por métodos humanos y estar en un estado en el cual no podría desaparecer por sí misma.
En el caso analizado no debe haber medicación alguna o demostrarse que la medicación tomada no tiene relación con la cura, que debe ser espontánea, completa y permanente.
Estos criterios son evaluados, en el caso de las causas de beatificación y canonización, por más de 60 doctores de varias especialidades, además de teólogos, obispos y cardenales que determinan las causas espirituales del fenómeno si no puede ser explicado científicamente.
Los milagros incluyen revelaciones particulares -y sus extraordinarios efectos- como la aparición de la Santísima Virgen en el cerro de Tepeyac, México, y la sobrenatural impresión de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en el burdo ayate del vidente san Juan Diego.
Aun en los más reconocidos acontecimientos, la Iglesia no obliga a los creyentes a creer en estas revelaciones que son complementarias a la Revelación plena en Jesucristo, pero que no son indispensables para la salvación.
La Iglesia emplea la ciencia para descartar causas humanas o fraudes en hechos impactantes como el llanto o el sangrado de imágenes religiosas como el de la Madonna de Siracusa, Italia, cuyo llanto fue certificado por el papa Pío XII, o el de la imagen de Nuestra Señora de Akita en Japón en 1973.
Otros impresionantes fenómenos incluyen los estigmas o heridas de la Pasión de Cristo, cuyo caso más famoso es el del monje capuchino san Pío de Pietrelcina, quien se sometió a exámenes médicos para comprobar su autenticidad.
Los documentos de la Iglesia sobre el análisis de los milagros incluyen De Servorum Dei Beatificatione et de Beatorum Canonizatione, de 1840, el cual incluye el documento De Cadaverum Incorruptione sobre los cadáveres incorruptos, la Normae Congregationis de Modo Procedendi in Diudicandis Praesumptis Apparitionibus ac Revelationibus sobre apariciones y revelaciones privadas.