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miércoles, 1 de junio de 2016

Católico: Como vives la misa vives tu vida

Vivir la eucaristía es prepararme para ser yo mismo el cuerpo de Cristo que se entrega


Jesús me pide que viva con intensidad la eucaristía para así vivir mi vida con la misma intensidad.

Decía el Padre José Kentenich: “Si vivo así mi vida de ofrecimiento, en forma sobrenatural, en y con Cristo, es evidente entonces que muchas veces seré transformado en Cristo. Todas las acciones durante el día deben llegar a ser una reiteración constante del ofertorio, de la consagración y de la comunión”[1].

Si vivo cada parte de la misa intensamente podré llevar esa actitud a mi vida.

La actitud del perdón. Cuando necesito perdonar a otros. Cuando me hace falta ser perdonado.

La escucha de la Palabra de Dios. Cuando quiero aprender a descubrir su voz en medio de mi día.

La petición constante por mis necesidades. Porque Jesús me escucha cuando le suplico.

La actitud del ofrecimiento de lo poco que tengo: “No tenemos más que cinco panes y dos peces”. Porque sólo si me ofrezco Jesús puede tomarme en sus manos.

La consagración en la que Jesús se hace carne en mis manos. Y yo me hago más de Dios en las suyas.

El gesto de postrarme y partirme en las manos de Dios. Cuando siento que Jesús se parte en las mías. Para que otros tengan vida: “Dadles vosotros de comer”.

Hay partes de la misa que vivo de forma más intensa que otras. ¿Qué parte de la misa es la parte que más me toca? ¿Qué parte de la misa vivo más intensamente?

Vivir la eucaristía es prepararme para ser eucaristía, para ser yo mismo el cuerpo de Cristo que se parte por amor y se entrega sin reservas. A todos.

Cada vez que parto el cuerpo de Cristo es como si se partiera algo dentro de mi alma. Ese ruido del pan al partirse. Jesús se parte en mis manos. Yo me parto en las suyas.

¿Tomo conciencia de cada momento de la misa? ¿O la vivo pensando en otras cosas? En el pasado que me preocupa. En el futuro que me angustia.

Quiero acercarme a Jesús con las manos vacías. Sólo tengo unos panes y unos peces. Tengo muy poco y son muchos a mi alrededor los que tienen hambre de amor.

No puedo calmar el hambre de todo el mundo. No puedo. No bastan mis talentos, mi capacidad de amar, mi tiempo. Eso lo sé. No puedo. Pero a veces me confundo y grito como un niño: “Mamá, ¿yo puedo?”.

Tal vez pienso que no es posible. Que sólo mis panes y mis peces no son suficientes. Y los puedo guardar por miedo a perderlos.

Jesús cree en mí. Cree en ese poder escondido debajo de mi impotencia. Cree en mi capacidad para amar oculta bajo gestos hoscos. Cree en mi potencialidad para crecer cuando parece que soy frágil y débil y la derrota es segura.

Sí, Jesús cree en mí. Sí, yo puedo calmar la sed y el hambre de tantos. Parece pretencioso. Pero Jesús cree en mí mucho más de lo que yo creo. Y me pide que yo les dé de comer con tan solo unos panes y unos peces. Y me dice: “No dejes nunca de creer”.

Parece imposible. Me parece imposible. Pero yo quiero creer que puedo partirme hasta el extremo. Y me da miedo.

Rezo con las palabras con las que rezaba una persona: “Sé Tú mi seguro y mi ancla. Enséñame a caminar sobre las aguas. Aunque parezca imposible. Dime ‘ven’ e iré. Y si no, ven a cogerme”.

Quiero confiar así en el poder de Jesús en mi vida. En el poder de mi cuerpo sobre las aguas. En ese milagro de mis manos al convertir el pan en su cuerpo y el vino en su sangre. Por su palabra, creo. Porque Él vive en mí, puedo.

Él puede hacer posible lo imposible. Puede hacer que mi palabra calme los corazones que viven angustiados. Y mis manos entreguen su bendición allí donde reina la ira y la violencia. Puede hacer que mis pies recorran caminos difíciles, valles oscuros.

Puede darme un corazón más grande que el que tengo. Un corazón capaz de aceptar a más personas, querer a más hombres, cuidar a más necesitados. Él puede hacer posible la multiplicación de mis panes y mis peces cuando es tan poco lo que yo poseo.

Puede si yo le dejo entrar en mi vida, si me entrego por completo sin esperar nada a cambio, si me ofrezco sabiendo que es poco lo que poseo. No importa nada. Él lo puede todo. Le basta mi sí para empezar a hacerlo.

[1] J. Kentenich, Vivir la misa todo el día, 55

martes, 31 de mayo de 2016

LAS 7 VISITAS DE LA VIRGEN MARIA A LA HUMANIDAD

¿Qué quiere decirnos?


Durante el transcurso de la historia, la Virgen María ha visitado a la humanidad en ciertos lugares especiales por todo el mundo.
En la mayoría de las apariciones marianas, sólo una persona o un grupo pequeño, muy a menudo de niños, se ha informado de la visión de la Santísima Virgen que, al principio, es descrita únicamente como “una Señora”. Aunque ha habido excepciones, como la aparición en Zeitun, Egipto, donde se documentó su aparición ante miles de personas: católicos, ortodoxos, musulmanes y no creyentes.

Según la doctrina de la Iglesia católica, la era de la “revelación pública” terminó con la muerte del último Apóstol. Una aparición mariana, si es juzgada auténtica por una autoridad legítima de la Iglesia, se considera una revelación “privada”. En relación a este tipo de revelaciones, podemos leer en el Catecismo de la Iglesia Católica:

A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas”, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de “mejorar” o “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia. (CIC, 67).

Después de una investigación concienzuda de acuerdo con las normas descritas específicamente por la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe, la Iglesia confirmará una aparición auténtica como fidedigna.

La Santa Sede ha aprobado oficialmente al menos 13 apariciones de la Virgen María, incluyendo las de Guadalupe (México), Saint-Étienne-le-Laus, París (Rue du Bac, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa), La Salette (Francia), Lourdes (Francia), Fátima (Portugal), Pontmain (Francia), Beauraing (Bélgica) y Banneux (Bélgica).

Hay otras apariciones que han sido aprobadas por el obispo local correspondiente; por ejemplo, la aprobación en 2010 de las apariciones del siglo XIX de “Our Lady of Good Help” (Nuestra Señora de la Buena Ayuda), la primera aparición mariana reconocida en los Estados Unidos.

Apariciones marianas del siglo XX

El siglo XX es pródigo en la documentación de apariciones de la Santísima Virgen, desde la celebérrima aparición en Fátima, Portugal, hasta otras menos divulgadas, pero igualmente poderosas, como las apariciones en Kibeho, Ruanda, o en Akita, Japón. ¿Por qué se ha estado apareciendo tan recientemente?

Fray René Laurentin, un mariólogo mundialmente reputado, nacido el 19 de octubre de 1917 —sólo seis días después de la última aparición de la Virgen María en Fátima— ha viajado por todo el mundo investigando muchos de los informes de estos eventos. Hace algunos años, afirmó que cree que la multitud de apariciones es una llamada urgente a un mundo abocado a la autodestrucción.

“Hay situaciones muy graves y serias en el mundo de hoy en día, así que hay muchas razones para que la Virgen se aparezca para alertarnos. Ella habla de forma global de los riesgos morales, de la inmoralidad sexual liberal o del materialismo. El mundo ha rechazado a Dios y se está abandonando lenta y pacientemente al pecado. Es como si estuviéramos sentados en una rama mientras nosotros mismos la cortamos. Así que ahora experimentamos las consecuencias. El mundo se autodestruye a causa del pecado y no podemos sacarnos a nosotros mismos de esa situación sin ayuda. Así que la Virgen nos llama a volver a lo esencial en nuestras vidas. Pide oración y conversión, nos dice que Dios existe y que debemos regresar a Él. Solamente en Él encontraremos nuestra libertad”.

¿Qué mensaje quiere comunicarnos la Santísima Virgen? En una entrevista en 2008, fray Laurentin explicó que los mensajes varían pero que, al mismo tiempo, son unánimes “en la medida en que representan el simple eco del Evangelio y nos invitan a la oración, a la conversión, al arrepentimiento, al ayuno y a la lectura de la Biblia, de formas diferentes según los tiempos y la relevancia profética de cada mensaje individual, pero siempre sin traspasar los límites de la doctrina de la Iglesia”.

Aunque se informe de milagros, curaciones y recuperaciones acompañando a las apariciones marianas, no son el propósito esencial. Cuando aparece la Santísima Virgen, su propósito principal es el de guiar a sus hijos hacia Jesucristo.

Aquí tienes 7 ocasiones en las que la Virgen María visitó a la humanidad.

Lourdes (Franca), 1858:

La Virgen María se aparece a Bernadette Soubirous, de 14 años, un total de 18 veces en la gruta de Massabielle (“la roca”). La Virgen indicó a Bernadette que debía decir a los sacerdotes que construyeran una capilla en el lugar y le mostró una fuente cuyas aguas han sido causa de numerosas curaciones milagrosas. Cuando por fin Bernadette le preguntó a la Señora quién era, la Virgen respondió: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.


Fátima (Portugal), 1917:

La Virgen María se aparece a tres niños pastores, Lúcia dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto, el 13 de mayo de 1917, en el valle de Cova da Iria. La Virgen habló del dolor de un mundo asolado por la guerra y las revoluciones e hizo un llamamiento a la oración, el arrepentimiento y la penitencia redentora. También confió a los niños una serie de mensajes proféticos, conocidos como “secretos” o “misterios”, que compartirían con los líderes de la Iglesia. María pidió a los niños que rezaran a menudo el Rosario, diciendo que con el Rosario “pondrían fin a las guerras”. El domingo 13 de octubre de 1917, entre 30.000 y 100.000 personas fueron testigos del “Milagro del Sol”.



Akita (Japón), 1973-1981:

La Virgen María se aparece a sor Agnes Sasagawa, una conversa del budismo al cristianismo. Se dice que el mensaje de Akita, que se asocia con una imagen de la Virgen María venerada por milagrosa, está profundamente relacionado con Fátima y que advierte de la venida de dificultades para la Iglesia. Aunque fueron aprobadas por devoción local, las apariciones de Akita no han recibido ni la aprobación ni la desaprobación de la Santa Sede.




Betania (Venezuela), 1976-1988:

La Virgen María se aparece a María Esperanza de Bianchini, esposa, madre y abuela, bajo el título de María, Virgen y Madre, Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones. Durante una de estas apariciones, había presentes 150 personas que también vieron a la Señora. Las apariciones de Betania han sido aprobadas por el ordinario local, pero la Santa Sede aún no se ha posicionado. En 2010, la Diócesis de Metuchen, Nueva Jersey, EE.UU., abrió un proceso de beatificación y canonización de la visionaria, que ahora es conocida como Sierva de Dios María Esperanza.




Kibeho (Ruanda), 1981-1986:

La Virgen María se aparece a tres adolescentes, Alphonsine Mumereke, Nathalie Ukamazimpaka y Marie-Claire Mukangango, poco antes del genocidio de Ruanda. La Virgen pide ayuno, oración incesante y conversión. Otros jóvenes en Kibeho afirmaron haber recibido mensajes de la Virgen María, pero sólo fueron aprobadas por el ordinario local las apariciones de Alphonsine, Nathalie y Marie-Claire. En el santuario de Kibeho, María es venerada como Nuestra Señora de los Dolores.




Champion, Wisconsin (EE.UU.), 1859:

La Virgen María se aparece a una joven inmigrante, Adele Brise, al noreste de Wisconsin. María la llamó a “reunir a los niños de este lugar campestre y enseñarles lo que tienen que hacer para la salvación”. En 2010 las apariciones fueron aprobadas por veneración por el obispo de Green Bay, Wisconsin, y el Santuario de Nuestra Señora de la Buena Ayuda, construido en el lugar de la aparición a Adele Brise, es un gran atractivo para los peregrinos.




Zeitun, El Cairo (Egipto), 1968-1970 (aprobada por la Iglesia copta ortodoxa):

La Virgen María se aparece sobre la cúpula de la Iglesia copta ortodoxa de Santa María ante una multitud de más de 250.000 personas, entre los que se encontraban católicos, ortodoxos, protestantes, musulmanes y no creyentes. No se transmitió ningún mensaje durante estas apariciones. Puesto que la iglesia donde ocurrieron las apariciones pertenecía a la Iglesia copta ortodoxa de Alejandría, el patriarca copto ortodoxo Cirilo VI fue quien aprobó su veneración.



jueves, 26 de mayo de 2016

Las desgarradoras oraciones de Nietzsche al Dios desconocido

“Mis lágrimas, a torrentes, discurren en cauce hacia Ti”


El filósofo Friedrich Nietzsche, quien proclamó “Dios ha muerto” y ha influido en el pensamiento de tantos ateos, expresó así, cuando tenía 44 años, su búsqueda desesperada:

Dame amor… ¿quién me ama todavía? ¿quién, aún, me da calor?
Tiéndeme manos ardientes, dale un brasero a mi corazón…
ofrécete, sí, entrégate a mí, ¡tú, el más cruel enemigo!
¿Huyó? Él mismo ha huido, mi único compañero,
mi gran enemigo, mi desconocido, ¡el Dios verdugo!
¡No! ¡Vuelve otra vez! ¡Con todos tus suplicios!
Vuelve a mí, ¡al último solitario!
Mis lágrimas, a torrentes,
discurren en cauce hacia Ti,
y encienden en mí el fuego
de mi corazón por Ti.
¡Oh, vuelve, mi Dios desconocido!
Mi dolor, mi última suerte, ¡mi felicidad!

Esta desgarradora oración está recogida en la compilación de 2.397 fragmentos póstumos del gran filósofo del siglo XIX recopilados por Friedrich Würzbach Das Vermächtnis Friedrich Nietzsches: Versuch einer neuen Auslegung allen Geschehens und einer Umwertung aller Werte (El legado de Friedrich Nietzsche. Ensayo de una nueva interpretación de todo acontecer y de una transvaloración de todos los valores).

A pesar de las dificultades para publicar todos los escritos de Nietzsche que todavía no habían salido a la luz después de su muerte, el trabajo editorial de Würzbach está reconocido a nivel internacional.

Y otros libros, como Friedrich Nietzsche de Jorge Manzano (Universidad Iberoamericana, Ciudad de México), recogen también plegarias del exaltador del “superhombre”, escritas en distintos momentos de su vida.

Como esta, cuando tenía 20 años:

Antes de seguir mi camino y de poner mis ojos hacia delante, alzo otra vez, solitario, mis manos hacia Ti, al que me acojo, al que en el más hondo fondo del corazón consagré, solemne, altares, para que en todo tiempo tu voz, una vez más, vuelva a llamarme. Abrásame, encima, inscrita hondo, la palabra: Al Dios desconocido: suyo soy, y siento los lazos que en la lucha me abaten, y si huir quiero, me fuerzan al fin a su servicio. Quiero conocerte, Desconocido, tú, que ahondas en mi alma, que surcas mi vida cual tormenta, ¡tú, inaprehensible, mi semejante! ¡Quiero conocerte, servirte quiero!

Aunque quizás la oración más entrañable que pronunció fue la que algunos reconocen como sus últimas palabras antes de morir, pronunciadas en un marco de silencio y evasión de la realidad: “Madre, soy un tonto”.

domingo, 22 de mayo de 2016

Prepárate para alabar a Dios

¿Cuál es mi experiencia más honda de Dios?


Hablar de la Trinidad no es tan sencillo, es un misterio. Hablar de un solo Dios y tres personas, de un amor que se construye en un silencio eterno, de un misterio que mi corazón no abarca,… no logro comprender el misterio.

Me gusta pensar en un hombre hecho a imagen de la Trinidad. En un hombre que es reflejo del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Un hombre inhabitado por Dios Trino. Bendecido.
Estoy llamado a ser un hombre trinitario. Un hombre pobre, vacío de mí y lleno de Dios. Un hombre anclado en lo más profundo del cielo y al mismo tiempo con los pies muy en la tierra.
Una persona rezaba: “Me da miedo que el espíritu pierda la fuerza y dejar de soñar con las cosas imposibles. Me da miedo ser demasiado del mundo y demasiado poco del cielo. Pero sé que Tú estás ahí para recordarme de dónde vengo y adónde voy”.

Soy ciudadano del cielo en la tierra. Con esa tensión que provoca ser templo de Dios entre los hombres. Lleno de luces y de sombras. Volcado en la tierra y abierto a la luz del cielo.
Quiero vivir así. Anclado y enraizado. Sujeto y atado. Perteneciendo a Dios. Siendo parte de los hombres. Es el misterio de la vida. Es el misterio de Dios. Siempre me supera. Un misterio de amor que no comprendo.El amor de Dios es imposible. Me desborda. Sin Él no puedo vivir. Tanto me amó Dios que me creó con infinito cuidado, soñando conmigo desde siempre.Me buscó, me esperó, salió a mi encuentro en tantas esquinas de mi vida. Me perdonó, me abrazó. Lo dejó todo, todos sus privilegios, para hacerse hombre y caminar a mi lado. Para tocarme con manos humanas, sanar, darlo todo y morir.

Tanto me amó que se quedó conmigo en su cuerpo y en su Espíritu. Tanto me ama que quiere habitar en mí, para que sea más suyo. A pesar de mi pobreza, quiere que mi corazón sea su morada. Y ser luz para mis pasos. Susurrarme por dónde puedo ser más feliz, hacer más feliz a otros, amar más.

¿Quién es Dios para mí? ¿Cuál es mi experiencia más honda de Dios? Seguro que tiene que ver con mi sed de amor, con mi herida de amor. Justo ahí Dios se ha derramado en mi vida. Me ha sostenido. Me ha querido más todavía. Ha vuelto a morir por mí.En los momentos de desaliento sus ojos no se apartan de mí. Llena mi pozo vacío. Se derrama en la grieta de mi roca. En mi pecado. En mi dolor más hondo ahí está Dios abrazándome y diciéndome que vuelva.
Me dice que me quiere, que me perdona, que me cuida. Me recuerda que no hay nada que haya podido hacer en mi vida que no pueda perdonarme. Todo es motivo para amarme y esperarme.

Si me abro, si me dejo, Él entra. Él puede cambiar en mi vida lo gris en azul. Él tiene ese poder que me parece increíble, es el mayor milagro.Él ha convertido mis momentos de cruz en momentos de apertura. La amargura en paz. La renuncia en crecimiento interior. El dolor en ocasión para pedir ayuda y sentir que no estoy solo. La oscuridad en búsqueda. La angustia en esperanza.
Él ha salido a mi encuentro tantas veces en mi desaliento… En tantos caminos de Emaús Él ha ido a buscarme. Porque me quiere.¡Cuántas veces en mi vida he sentido que Dios volvía a buscarme y lo hacía sólo por mí! ¡Cuántas veces en mi vida he sentido su mirada de amor cuando yo le había negado previamente como Pedro!
¿Cuál es ese rostro de Dios que me busca? Ese rostro que me pide habitar en mi alma. ¿Cómo puedo vivir siempre a su lado? ¿Cómo puedo ser de verdad templo de la Trinidad?

Si no hago más que ir y venir, si no hago más que buscar fuera de mí al que está muy dentro, si no me abro permaneceré vacío y roto.Me gustaría que hoy, cada uno de nosotros, se hiciera esta pregunta: ¿Cómo han sido los pasos de Dios en mi camino, en mi alma, en la tierra más honda y árida de mi corazón?
Dios, a veces delante, a veces detrás, a veces a mi lado, ha caminado siempre conmigo. ¿Cómo ha sido su mano, su mirada sobre mi vida?

Quiero adorarlo. Alabarlo. Darle gracias. Hoy es un día de darle gracias por sus huellas ocultas en mi alma. Por su fidelidad. Adorarlo de rodillas, en silencio, mirarlo.¡Cuántas veces me miro a mí mismo al rezar! Quiero mirarlo a Él y decirle que le quiero. ¿Cuál es mi oración de alabanza hoy? ¿Por qué le quiero dar gracias de forma especial?
Una persona rezaba: “Gracias, Dios mío, por ir a mi lado, por esperarme, por ir a buscarme, por llegar a mí. Pasa dentro. Muy dentro. Hasta la hondonada de mi alma. Y quédate. Enséñame a sentirme querido por ti, a veces no me siento así, me cuesta creerlo. Y necesito creerlo. Enséñame a amar. Hasta que nos encontremos en el cielo, camina junto a mí”.
Le doy gracias porque nunca está lejos, porque es el Dios de mi vida, y se acerca cada día hasta mí. Porque toma mi corazón y lo va modelando, con mi pobreza y mi riqueza, con mis montes y mis valles, con mis sueños y mis miedos. Con mis caminos de luz y mis caminos de renuncia. Con mis odios y mis amores. Con mis síes y mis noes.

Hoy alabo a Dios porque su amor es más fuerte. Porque me ama desde siempre, porque cada día lo deja todo por mí para llenar mi pozo vacío, mi alma seca. Porque me ama como soy y no como debería ser.Ser hijo es lo más bonito que puedo ser. Hoy de nuevo quiero ser hijo y decirle a Dios que tome el timón de mi vida. Él sabe mejor que yo el rumbo hacia el cielo. Le entrego mis proyectos y decisiones. Sin condiciones. Sin pedirle que lo haga a mí manera.

Quiero estar junto a Él, tal como soy. Quiero que me lleve en sus manos, que sea mi descanso, mi refugio, mi roca. Que me enseñe a amar un poco según Él. Amar sin medida, sin límite, sin condiciones.Parece imposible. Pero la cruz lo hizo posible para mí. Le doy gracias porque mi vida sin Él estaría vacía, y con Él está tan llena. El templo de mi alma lleno de Dios. De ese Dios Trino que hace morada en mí.
Hoy es un día para mirar cuánto me ama Dios a mí de forma concreta. ¿Conozco su forma de llegar a mí? Esa forma que sólo usa conmigo. Porque conmigo usa un camino que nadie sabe, que sólo es para mí…

Sí, quiero ser templo de Dios. Quiero vaciarme de mí mismo para llenarme sólo de Él. Le pido hoy a Dios ese milagro.

5 revelaciones sorprendentes del “tercer secreto” de Fátima


En el 2000, el entonces cardenal Joseph Ratzinger explicó los signos y los símbolos de las apariciones marianas


El 13 de mayo es el 99° aniversario de las apariciones marianas en Fátima, en Portugal. Durante todo el siglo pasado, individuos de todas partes del mundo han elaborado teorías para descifrar el mensaje oculto en los “tres secretos” de Fátima, pero sor Lucía dijo que la interpretación pertenecía no al vidente, sino a la Iglesia. Toca a la Iglesia interpretar los diversos signos y símbolos de Nuestra Señora de Fátima para ofrecer a los fieles una guía clara en la comprensión de lo que Dios quiere revelar.

La Iglesia hizo exactamente esto en el 2000, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió un largo comentario-interpretación a nivel teológico del famoso “tercer secreto”. Al cardenal se le encargó que aclarara los signos y símbolos que se encontraban en las visiones de la Virgen, e hizo algunos descubrimientos extraordinarios.

Aquí cinco revelaciones sorprendentes que se desprenden del “tercer secreto” de Nuestra Señora de Fátima tal y como lo interpretó el cardenal Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI).


¡Penitencia, penitencia, penitencia!

“La palabra clave de este “secreto” es el triple grito: “¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”. Nos vuelve a la mente el inicio del Evangelio: paenitemini et credite evangelio (Mc 1, 15). Comprender los signos del tiempo significa: comprender la urgencia de la penitencia – de la conversión – de la fe. Esta es la respuesta correcta al momento histórico, que está caracterizado por grandes peligros, los cuales serán delineados en las imágenes sucesivas”.
El mensaje central de Nuestra Señora de Fátima era “Penitencia”. Ha querido recordar al mundo la necesidad de alejarse del mal y de reparar los daños provocados por nuestros pecados. Esta es la “clave” para comprender el resto del “secreto”. Todo gira en torno a la necesidad de penitencia.

Nosotros hemos forjado la espada de fuego

“El ángel con la espada de fuego a la izquierda de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas del Apocalipsis. Este representa la amenaza del juicio, que se cierne sobre el mundo. La perspectiva que el mundo podría ser carbonizado en un mar de llamas, hoy no parece ya que sea una pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se contrapone al poder de la destrucción — el esplendor de la Madre de Dios, y, procedente en cierto modo de ello, la llamada a la penitencia”.
Esta parte de la aparición tiende a ser la más angustiosa. Parece que Dios puede destruirnos a todos con una “espada de fuego”.

Pero el cardenal Ratzinger, sin embargo, subraya que la “espada de fuego” sería algo que creamos nosotros (como la bomba atómica) más que un fuego que desciende del cielo. La buena noticia es que la visión afirma que la espada de fuego se extingue al contacto con el esplendor de la Virgen, en conexión con la llamada a la penitencia. La Virgen tiene la última palabra, y su esplendor puede detener cualquier cataclisma.


El futuro no está grabado en piedra

“Se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está de hecho determinado de modo inmutable, y la imagen, que los niños vieron, no es un film anticipado del futuro, del que nada podría ser cambiado. Toda la visión sucede en realidad sólo para apelar a la libertad humana, para encaminarla en una dirección positiva… El sentido de la visión … es… el de movilizar las fuerzas del cambio al bien”.
Contrariamente a la convicción popular, las intensas visiones ofrecidas por Nuestra Señora de Fátima no son una previsión de lo que sucederá. Son una previsión de lo que podría suceder si no respondemos al llamamiento a la penitencia y a la conversión del corazón que la Virgen hace. Tenemos aún nuestro libre albedrío, y se nos exhorta a usarlo por el bien de toda la humanidad.

La sangre de los mártires es semilla de la Iglesia


“La conclusión del ‘secreto’… es una visión consoladora, que quiere hacer permeable al poder curador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan así las almas, que se acercan a Dios… Como por la muerte de Cristo, de su costado abierto, nació la Iglesia, así la muerte de los testigos es fecunda para la vida de la Iglesia. La visión de la tercera parte del ‘secreto’, tan angustiosa al principio, se concluye con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano, y precisamente una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en signo indicador para la búsqueda de Dios por parte del hombre”
Es verdad que la visión contiene mucho sufrimiento, pero no es en vano. La Iglesia puede tener que sufrir mucho en los años venideros, y esto puede no ser una sorpresa. La Iglesia ha vivido la persecución desde la crucifixión, y nuestro sufrimiento en la época actual producirá efectos positivos solo en el futuro.


Tened valor, yo he vencido al mundo

“‘Mi Corazón Inmaculado triunfará’. ¿Qué significa? El Corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que las armas de todo tipo … El maligno tiene poder en este mundo … tiene poder porque nuestra libertad se deja continuamente separar de Dios. Pero… la libertad para el mal no tiene la última palabra. Desde entonces vale la palabra: ‘En el mundo tendréis tribulaciones, pero ánimo, yo he vencido al mundo’ (Jn 16, 33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa”
Para concluir, el “secreto” de Fátima nos da esperanza en este mundo lacerado por el odio, por el egoísmo y por la guerra. Satanás no triunfará, y sus planes malvados serán obstaculizados por el Corazón Inmaculado de María. Podrá haber sufrimiento en el futuro próximo, pero si nos agarramos a Jesús y a Su Madre saldremos victoriosos.