LA FE
3.1) Naturaleza de la fe teologal y propiedades
3.2) Inteligencia y voluntad en el acto de fe
3.3) Génesis de la fe: conocimiento credibilidad de
la Revelación-juicio de credibilidad-Credibilidad y vida de fe
3.4) Fe e Iglesia
3.1. Naturaleza De La Fe Teologal Y Propiedades.
La fe es simultaneamente una virtud teologal y una
virtud personal. En la estructura de la fe se destacan dos aspectos: por una
parte la fe es teologal; por otra, es personal. Es teologal porque tiene a Dios
por objeto y viene de arriba, del Dios que se comunica a sí mismo, y toda
persona creyente si tiene fe es porque en ella se ha producido como una nueva
Pentecostés que le ha permitido ponerse en contacto con todo ese mundo divino
predicado por Jesucristo. Y es personal porque exige la colaboración permanente
de una decisión libre del hombre a quien Dios hace creyente; siendo pues una
virtud, demanda la libre intervención y la puesta en práctica de la voluntad
humana. Nada está más lejos de la fe que un sentimiento religioso, o una vaga
aspiración religiosa de origen psicológico.
Con la palabra fe, pues, nos referimos al depósito
de la Revelación o conjunto de verdades comunicadas por Dios para nuestra
salvación, que la Iglesia custodia e interpreta. Es la fe en sentido objetivo.
Son los dogmas o los artículos de fe, que están recogidos y profesamos en el
Credo.
Más frecuentemente, sin embargo, usamos la palabra
fe para designar el acto de fe, es decir el acto del hombre y de la mujer
creyentes que han aceptado la Revelación de Dios y tratan de vivir según la
voluntad divina. La fe es aquí la respuesta personal de la criatura humana a
Dios que se revela y la llama. Es el aspecto subjetivo de la fe.
Creer es un suceso personal, es decir, algo que
ocurre entre dos seres personales. Dios se autocomunica, se hace el encontradizo
y llama, y el creyente responde a la llamada. Antes que creer algo, el fiel
cristiano cree en Alguien, a quien de alguna manera transfiere aspectos
fundamentales de su existencia, porque sabe bien que ese Alguien no puede engañarse
ni engañarle. El creyente percibe en grado suficiente que el Dios vivo y
personal que le llama no es simplemente para él otro sino que es como la vida
de su vida y tiene que ver absolutamente con su destino último.
La fe contiene las siguientes características:
a) implica un acto de asentimiento: el creyente
acepta verdades y misterios que no son evidentes para la razón. Y dado que el
objeto natural de la razón es lo evidente, el creyente necesita hacer un
obsequio intelectual para creer.
b) Es libre e incondicionada. Por la fe "el
hombre se confía libre y totalmente a Dios" (DV.5). El acto de fe se sitúa
en un horizonte de libertad y contiene rasgos intensamente personales. Es
aceptar como verdadero lo que Dios ha revelado, es una respuesta de todo el
hombre (dimensión existencial y personalista).
c) Es razonable. La fe no se opone a la razón, sino
que la supera, como la gracia supera la naturaleza -sin destruirla ni
ignorarla-. Los creyentes siempre tienen razones para creer, aunque su fe
proceda en último término de una acción o impulso de la gracia, y aunque
muchos de ellos no sepan decir cuáles son esas razones. Es la credibilidad de
la fe.
d) Es un don sobrenatural. Don gratuito y
sobrenatural, que Dios concede. El hombre puede desearlo y prepararse a
recibirlo con oración, sinceridad interior y docilidad a la voz de la propia
conciencia.
e) Lleva consigo un modo de vivir, pues es el
principio y la base del modo de vivir según el Evangelio. Sólo la fe introduce
y posibilita la vida nueva que trae Jesucristo.
3.2. Inteligencia Y Voluntad Del Acto De Fe.
El acto de fe es un "asentimiento sobrenatural,
libre y firme, dado con ayuda de la gracia, a las verdades sobrenaturales, por
la autoridad de Dios que revela" (CVI).
El sujeto es el hombre con uso de razón, capaz de
hacer actos plenamente libres y conscientes de fe. El sujeto próximo -potencia
o facultad-, es el intelecto especulativo: cada acto de fe es un asentimiento
intelectual a una verdad.
El objeto del acto de fe, puede ser todo el objeto
de la virtud en conjunto -todas las verdades reveladas- o bien parte de él.
Indirecta pero necesariamente, en cada acto de fe
interviene la voluntad: mueve al entendimiento al acto e impera el asentimiento
(al no haber evidencia en la fe -es siempre "cogitare"-, el
entendimiento no asiente por sí mismo).
Por ser la fe un acto sobrenatural, en cada acto de
fe intervienen las gracias actuales correspondientes, además de la gracia
santificante (salvo en el caso de una fe informe).
En consecuencia, podemos decir que el acto de la fe
es virtuoso cuando lo mueve la voluntad, tendiendo a su fin, bajo el impulso de
la caridad. Si no, el entendimiento se perfecciona, pero no la voluntad.
La fe lleva a un compromiso intelectual, que incluye
un acto expreso de la voluntad: "Credere non potest nisi volens", dice
San Agustín. La necesidad de la intervención de la voluntad, viene
precisamente de que la verdad a la que se asiente no se presenta con evidencia,
sino como algo que es bueno aceptar; y a lo bueno responde el querer. Una vez la
voluntad reacciona ante esa bondad, como lo que se presenta es, de hecho, una
verdad bajo su aspecto de bondad, es el entendimiento el que debe intervenir
para recibir ese objeto: por eso la fe es verdadero conocimiento.
La voluntad interviene más propiamente, en la
relación con el testigo de lo que se cree: el creyente se adhiere con su
voluntad al testigo, en cuanto testigo. Y esa adhesión amorosa al testigo -en
el caso de Dios-, es lo que apoya la fe y es lo que hace que sea fe.
El conocimiento de fe (natural o sobrenatural) es:
1- inteligible: es verdadero conocimiento; aporta al
espíritu humano verdades, hechos o ideas.
2- no evidente: no es evidente en sí ni en sus
principios. Es necesario el imperio de la voluntad para asentir; e investigar
para asentir bien. Se asiente a la verdad por la confianza en el origen de esa
verdad.
3- subordinado: en dos sentidos;
a - conocimiento que se apoya en el conocimiento de
otro, para el que esa verdad sí es evidente.
b - conocimiento que presupone en el mismo sujeto
algún conocimiento ya: credibilidad del testigo, conceptos de los que se habla,
etc.
4- cierto: asentimiento firme, aunque no apoyado en
la evidencia, sino en la confianza en el otro. Si el conocimiento de fe fuera
dudoso, no me movería a actuar hacia el fin.
El acto de fe es un acto de conocimiento, movido por
la confianza y no es propiamente un acto de confianza.
El término fe, designa también el contenido de lo
que se cree: "fides qua creditur" (virtud de la fe) y "fides quae
creditur" (lo que se cree por esta virtud).
La fe es un verdadero conocimiento, revelado por
Dios, de contenido divino: es lo que nos dice 1Cor2, 6-10. Y el acto de fe está
condicionado por las disposiciones morales del sujeto: sobretodo por la
humildad.
3.3 GENESIS DE LA FE: CONOCIMIENTO CREDIBILIDAD
DE LA REVELACIÓN-JUICIO DE CREDENDIDAD-CREDIBILIDAD Y VIDA DE FE.
El acto de fe se apoya en :
a) dispositivamente, en los motivos de credibilidad.
b) directivamente, en la autoridad de la Iglesia.
c) formalmente, en la autoridad de Dios.
d) eficientemente, en la gracia, fe e inspiración
divina (gracia actual).
Los elementos principales del acto de fe son:
1- juicio de credibilidad (1-5): sólo gracias
actuales, aunque no necesarias.
2- juicio de credendidad (8-10): necesidad de la
gracia (actuales, al menos), acompañando los actos del entendimiento y
voluntad.
3- decisión o mandato de la voluntad (11): fruto de
la gracia y la fe, pero con total libertad.
4- asentimiento del intelecto (12): idem.
Esquema del acto de fe:
Entendimiento Voluntad
1- conoce algo 2- lo capta como bien: amor
3- quiero pensar
4- piensa
5- consejo (prudencia):
razonable y posible.
6- quiero decidirme 7- quiero decidirme
8- se debe creer 9- decidido
10- debo creer 11- quiero creer
12- creo: acto de fe.
Hasta 7, se puede alcanzar por las fuerzas
naturales, con la ayuda de la gracia actual de Dios (ayuda, no capacidad). 11 y
12 son actos movidos por la virtud de la fe. 9 y 10 -y probablemente 8-,
necesitan la gracia de Dios (santificante o actuales), por la cual se dispone el
sujeto para recibir la fe: son acciones estrictamente sobrenaturales.
En los primeros pasos de la fe, en la credibilidad y
en la credendidad, cabe un apoyo importante de la razón ( entra aquí la apologética,
la teología fundamental, la teodicea y los preambula fidei) y de la conciencia.
En la SE, el Señor mismo apoya la fe, entre otros argumentos, en los milagros:
Ioh5.31; 11.42; etc. El CVI enseña que "la razón, usada rectamente,
demuestra los fundamentos de la fe", incluyendo los milagros, profecías, y
la misma realidad de la Iglesia, además de motivos internos y personales. Y
Santo Tomás enseña: "non enim crederat, nisi videret ea esse credenda";
lo creído es conocido "sub ratione credibilis".
Entre los motivos de credibilidad, destaca - ya en
la SE -, el hecho histórico y milagroso de la Resurrección de Jesucristo
(tema, pues, central de la apologética cristiana).
En la preparación para la fe, previa a todo lo
anterior, también suele concurrir la gracia, ayudando a la razón y a la
voluntad en su búsqueda de la verdad, su deseo de confianza y seguridad en su
ser superior, etc. De hecho, una buena preparación para la conversión, incluye
habitualmente una cierta inquietud intelectual, unas disposiciones morales mínimas
previas, bastante oración (propia y/o ajena), etc. Incluso aunque la conversión
sea casi instantánea.
3.4 Fe e Iglesia.
Cristo ha dispuesto que la Iglesia por El fundada
sea la depositaria e intérprete de la Revelación. De ahí que la fe sea
esencialmente eclesial. La fe divina es fides Ecclesiae, fe compartida por los
fieles de todos los tiempos, fe de las iglesias. El creyente recibe la fe de la
Iglesia y en la fe católica está en comunión con Dios y con los demás
miembros de la Iglesia.
A la vez, la fe constituye a la Iglesia porque la
Iglesia es comunidad de fe. Fe e Iglesia están, pues, íntimamente
relacionadas. Siendo inevitablemente cristocéntrica, la fe conlleva intrínsecamente
un impulso hacia la Iglesia, hacia el Cristo total caput et corpus. Al recibir
la fe en Cristo, los hombres comienzan a unirse con Cristo, y por eso, ya están
vinculados a la Iglesia, ya son de la Casa de Cristo.
La fe no sólo crea una relación externa entre los
miembros de la congregación de los fieles, sino también una relación interna
de real comunidad de vida divina. Si por la fe somos hijos de Dios, la fe también
produce simultáneamente una común fraternidad entre los fieles, que son
hermanos en la fe. Ontológica y espiritualmente -y no sólo jurídicamente-, el
credere in Deum tiene como efecto unirse a los miembros de la Iglesia.
La fe se recibe ordinariamente oyendo la Revelación
divina que se conserva en la Iglesia, fides ex auditu (Rom 10.17). Y el carácter
eclesial de la fe, se manifiesta de modo especial en el bautismo y en los demás
sacramentos de la fe. La Iglesia, como la vida sobrenatural de cada uno, se
edifica sobre los sacramentos y las virtudes. Como afirma Santo Tomás: la
Iglesia se funda en la fe y en los sacramentos de la fe. Todos los sacramentos
son sacramento de la fe, protestationes fidei, confesiones de fe, pues se apoyan
en la fe de la Iglesia, y la manifiestan.
Dogma:
El contenido de la fe viene determinado por la
Revelación, tal como es recibida y enseñada por la Iglesia. Por una parte, la
Iglesia -y en particular su magisterio-, es el principal y primer formador de la
fe (todos los demás, formamos en su nombre y con su autorización); por otra,
no hay verdadera fe si no es en comunión con el Magisterio de la Iglesia, sino
se es fiel a sus enseñanzas, en la medida y en los grados que ya se han señalado
en su lugar (tema 1).
"Al adherirnos a la fe que la Iglesia nos
propone, nos ponemos en comunicación directa con los Apóstoles, a quienes
queremos recordar; y mediante ellos, con Jesucristo, nuestro primero y único
Maestro, acudimos a su escuela, anulamos la distancia de los siglos que nos
separan de ellos, hacemos del momento actual una historia viviente siempre igual
a sí misma, propia de la Iglesia, mediante la actuación -idéntica y original
al mismo tiempo- de la misma fe en una verdad revelada, inmutable y siempre
luminosa. Sólo la Iglesia, puede escribir, leer, vivir su historia de esta
manera, dejando que el paso veloz de los siglos mida su duración, y que la
permanencia de lo eterno defina su perenne identidad" (Pablo VI, alocución
de 1967).
Ioh 20.21: "Como mi Padre me envió, así os
envío yo a vosotros".
Confesión de fe
Mt 10.3-33: "Al que me confesare delante de los
hombres, le confesaré también yo delante de mi Padre que está en los cielos;
pero a quien me negare delante de los hombres, yo también le negaré delante de
mi Padre que está en los cielos". Cristo, antes de curar enfermos, solía
pedir confesión expresa de fe (martirio). Este deber de confesar la fe, lo
exige el Señor con una fidelidad que llegue, si es necesario, hasta la pérdida
de la propia vida (Mt 10.34ss).
Los símbolos de fe son formulados, pronunciados y
exigidos por la Iglesia desde el principio, como atestiguan los mismos escritos
neotestamentarios (Act.). Está exigido por justicia, caridad (con Dios y con
los demás), por la naturaleza social del hombre y por el carácter público de
la Iglesia. Sería una falsa fe la que no se confiesa. Por tanto, la Profesión
de fe es un acto externo que pertenece a la misma virtud de la fe (y no sólo a
la sinceridad).
La fe de la Iglesia o fe en sentido objetivo, se
expresa en los Credos o Símbolos. Estos son la regla de fe. La fe que creemos (fides
quae), se distingue del acto de fe o fe por la que creemos (fides qua). El núcleo
de la autodefinición doctrinal de la Iglesia se resume en el Padrenuestro (lo
que esperamos), en el Decálogo (lo que hemos de hacer) y en los Sacramentos
(fuentes de energía espiritual que hacen posible la vida cristiana).
Nuestro Credo, responde a la necesidad de fijar la
fe en términos precisos. Esta necesidad obedece a diversas razones, entre las
que podemos mencionar las que siguen:
- Asegurar la identidad cristiana individual
(distinguir al bautizado del que no lo es).
- Comunicar y reforzar la unidad católica de la
Iglesia en torno a la única fe.
- Transmitir la fe y enseñarla.
- Satisfacer lícitamente al intelecto, que pide
respetuosamente un enunciado coherente y global del objeto de su adoración.
- Establecer puntos sólidos de referencia que
faciliten la meditación y contemplación de los misterios cristianos.
La Profesión de fe:
1) Obligación positiva de confesar la fe con la
propia vida. Explícitamente no debe ser continua, sino que "obligat semper,
sed non pro sempre". Es precepto divino, cuando lo exige el honor de Dios o
el bien espiritual de las almas; y es ley eclesiástica: en las conversiones, en
bautismo, confirmación o cuando lo pida la Iglesia expresamente (ad casum).
2) Negación de la fe: nunca es lícito negarla (ni
directamente, ni indirectamente). Es un grave desprecio de Dios y supone, además
de mentira, escándalo. Obliga "semper et pro sempre" y no se trata sólo
de no escandalizar, sino de ayudar positivamente.
3) Ocultación o simulación: es lícito si no
equivale a una negación y existe una causa justa. Se deduce del principio
general de que un precepto positivo obliga salvo grave incómodo, a no ser que
se transforme en negativo (caso 1).
Los tres últimos concilios ecuménicos, son las
tres fuentes magisteriales principales para la doctrina sobre la fe:
- Concilio de Tento: sobretodo en el decreto
"De iustificatione", para salir al paso a los errores de Lutero (papel
de la fe en Salvación).
- Concilio Vaticano I: CD Dei Filius, de fide
catholica, contiene una definición de lo que es la fe: "Virtud
sobrenatural por la que, con inspiración y ayuda de la gracia de Dios, creemos
ser verdadero lo que por El ha sido revelado, no por la intrínseca verdad de
las cosas, percibida por la luz natural de la razón, sino por la autoridad de
Dios que revela, el cual no puede engañarse ni engañarnos".
- Concilio Vaticano II: Gaudium et Spes,
analiza la situación del hombre de hoy y dice que "la fe todo lo ilumina
con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre.
Por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas" (n.11).
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