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viernes, 5 de agosto de 2016

¿La receta para un matrimonio feliz? !Es simple!

Las emociones son como una onda sinusoidal, que sube y baja. ¿Qué hacer si vuestra relación necesita de una rápida reanimación?

Tomad nota de una regla simple para mantener la unidad del matrimonio: 30 segundos de besos + 30 minutos de de conversación + 3 minutos de oración, CADA DÍA. Vivir con estas tres simples reglas garantiza la frescura y la longevidad del matrimonio.

30 segundos de besos

Esto va dirigido a vosotros, los románticos. Perdón, pero tengo que decirlo en voz alta: la química en una relación no es una metáfora. La química es simplemente química. En nuestro torrente sanguíneo fluyen sustancias llamadas hormonas. Dos de ellas son específicamente hormonas del amor.

Os presento la oxitocina y la vasopresina.

La concentración de oxitocina en mucho más alta en mujeres, por ejemplo: durante el parto, la lactancia materna, durante los abrazos, caricias y besos. La vasopresina es una hormona masculina del amor, que inunda todo el cuerpo durante las relaciones sexuales. Esta mezcla química crea el vínculo entre nosotros, nos involucra, produce una sensación de cercanía y nos ofrece sensaciones muy agradables, tanto que queremos más y más. Funciona mejor que el chocolate y ¡no engorda!

Así que si queremos disfrutar del amor hasta la tumba… debemos simplemente amarnos. No sólo cuando estamos bien, aferrándonos el uno al otro, sino especialmente cuando sentimos que algo comienza a fallar. Unos investigadores californianos observaron que un beso de 30 segundos activa la secreción de oxitocina. Gracias a las caricias, el cóctel hormonal opera en un nivel óptimo.  Así que la proximidad física no debe ser objeto de premio o castigo. Tiene que formar parte de la relación. Entonces, ¿muac muac?

30 minutos de conversación

Es agradable y divertido hablar de todo y de nada. Digamos que, a veces es incluso necesario, porque tomarse la vida demasiado en serio puede ser mortal. Pero la conversación con la pareja es como una buena dieta: para lograr los resultados esperados y para tener más fuerza vital, tiene que ser equilibrada. En una conversación equilibrada caben también los temas poco serios que son cruciales para el funcionamiento saludable de la relación. Treinta minutos al día es el momento óptimo. Una charla constructiva no es un monólogo, no es un sermón, ni un testimonio, ni un bla bla bla, sino un diálogo. Y éste tiene sus propios principios inviolables:

1. En primer lugar, escuchamos y luego hablamos.

2. Tratamos de entendernos y no juzgamos.

3. Compartimos e intercambiamos la información sobre (la oración comienza con un “yo”) nuestras experiencias y sentimientos (debemos tener a mano la “chuleta” con una lista de sentimientos) antes de discutir.

4. Evitamos las generalizaciones y exageraciones, como por ejemplo: tu siempre esto o lo otro…

5. No nos vamos a dormir sin el perdón y la reconciliación.

3 minutos de oración

¿Habéis tratado, alguna vez, correr largas distancias sin calentar previamente? Menos mal, y no lo intentéis. Lo mismo pasa con la oración común. Estos tres minutos de práctica todos los días durante al menos un mes, son tan buenos y necesarios como el calentamiento antes de un maratón espiritual. Pasar de ello puede ser peligroso, con riesgo de salidas falsas o lesiones, y como resultado de la pérdida de motivación.

Podéis rezar juntos una decena del rosario, el pasaje del Evangelio del día con la consideración final, una oración espontánea o letanía favorita. Hay oraciones para todos los gustos. La elección del lugar es importante. Así como tenéis un sofá-cama para dormir y para ver películas, una mesa de comedor y escritorio, también tenéis que organizar un rincón para la oración, con un icono, una vela, la Biblia y el rosario. Que éste sea vuestro rincón de las reuniones espirituales. La perseverancia fortalecerá el deseo de permanecer juntos ante el Señor. Y admitiréis que vale la pena estar en tan buena compañía.

¡Buena suerte!

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