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miércoles, 6 de agosto de 2014

EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS


33.1) La enfermedad y la muerte, momento de prueba para el hombre.
33.2) Naturaleza, efectos, sujeto y ministro del sacramento de la Unción.
 
33.1. La enfermedad y la muerte, momento de prueba para el hombre.
La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan a la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte. Ella puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él.
33.2. Naturaleza, efectos, sujeto y ministro del sacramento de la Unción.
La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe uno especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: es la Unción de los enfermos. "Fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor ( St 5,14-15). (Cc. de Trento: DS 1695).
Se administra a los gravemente enfermos imponiéndoles las manos y rezando por ellos, luego ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido pronunciando estas palabras: "Per istam sanctam unctionem et suam piisimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius allevet" (Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad).
Los efectos de este sacramento son: La unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia; el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o la vejez; el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido confesarse antes; el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual; y la preparación para el paso a la vida eterna.El sujeto del sacramento es todo bautizado que se encuentra en peligro de muerte por enfermedad o vejez. Si se recupera y vuelve a enfermar de gravedad puede volver a recibir el sacramento. Solo los sacerdotes (obispos y presbíteros) son ministros de la Unción de los enfermos.

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