4.1) Canon de los libros sagrados
4.2) Naturaleza de la inspiración bíblica
4.3) Veracidad y santidad de la Sagrada Escritura
4.4) La interpretación bíblica: criterios racionales y teológicos
4.5) Teología y exégesis bíblica
4.1 Canon De Los Libros Sagrados. Suele llamarse canon a un patrón o norma por el que se juzga correcto un pensamiento o doctrina. El canon cristiano de la Sagrada Escritura (SE), es el conjunto de libros que la Iglesia considera oficialmente como base de su doctrina y sus costumbres, por el hecho de estar inspirados por Dios. La canonicidad implica inspiración. La inclusión de un libro en el canon no supone necesariamente su autenticidad literaria por parte del que aparece como autor de la obra. La carta a los Hebreos, por ejemplo, se atribuyó durante mucho tiempo a San Pablo. El hecho de que la ciencia bíblica considere hoy que el Apóstol no fue su redactor, no priva al libro de su canocidad y carácter inspirado. El canon cristiano del AT contiene libros (Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y algunas secciones de Daniel) que no aparecen en el canon judío. Estos libros son llamados deuterocanónicos y fueron aceptados oficialmente como inspirados y normativos por el C. de Trento (1546) (D 1502). El canon de los escritos del NT se formó gradualmente mediante un proceso de separación de libros procedentes de un cuerpo más numeroso y amplio de obras cristianas muy antiguas. La Iglesia hubo de desempeñar en este proceso un papel decisivo e insustituible. Hacia el año 300 el canon neotestamentario adquiere la configuración que conocemos hoy. El canon se ordena a identificar y delimitar para los creyentes una serie de libros recibidos y leídos en la Iglesia como Palabra de Dios. El criterio que influyó en mayor medida para la formación del canon bíblico cristiano fue el reconocimiento en los libros de una recta regla de fe, una clara apostolicidad y un uso habitual en el culto. 4.2 Naturaleza De La Inspiración Bíblica. Noción. "La revelación que la SE contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo" (DV.11). El término inspiración expresa la cualidad más propia de los libros catalogados en el canon del AT y del NT. La inspiración bíblica es un carisma sobrenatural, dado por Dios a ciertos hombres en el seno del pueblo de Dios, del antiguo y del nuevo testamento, para consignar por escrito con validez general y pública aquellos misterios de Dios y de su intervención en la historia de la Salvación humana que Dios ha querido que fuesen de este modo entregados a la Iglesia por causa de nuestra salud y santificación (GER) De esta definición se desprenden algunas características de la inspiración (I): - La I.divina, es el constitutivo previo necesario para que un libro forme parte de la Biblia. - La I.divina de un escrito, es previa y necesaria para que ese escrito sea canónico. - La I.divina, es un carisma sobrenatural dado por Dios al hagiógrafo, para que ponga por escrito y sin error lo que Dios ha revelado y quiere comunicar a los hombres. - El carisma de la I., es transitorio, sobrenatural y gratuito. - El carisma de la I., proporciona una luz en el entendimiento del hagiógrafo para juzgar con "certeza" divina. - La I. es un don otorgado por Dios, no para la santificación del que lo recibe (gracia santificante), sino para el bien de la Iglesia (gratia gratis dada). Naturaleza. " La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del AT y del NT con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo (Ioh20,31; 2Tim3.16; 2Pet1.19-21), tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia" (CVI: DF, 21; PCB 1915). En la SE se afirma también la autoridad divina de la Biblia. En el Pentateuco, en la tablas de la Ley, se dice en ocasiones que han sido escritas por Moisés. En el NT (2Tim3.15ss), se afirma formalmente toda la I. de los libros del AT. En 2Pet1.20ss, hay una alusión clara a la naturaleza misma de la I. La afirmación de que Dios es autor, ha de compaginarse con las afirmaciones de algunos textos sagrados (Lc1.1ss), que nos hablan del esfuerzo que pusieron los hombres concretos en su escritura y que también son verdaderos autores. Entre los Padres, el testimonio es unánime. Sus enseñanzas se pueden recoger en: a- Los primeros apologetas para describir la acción de Dios sobre el hagiógrafo, reproducen las expresiones e imágenes bíblicas. b- Dios "dicta", "dice" los Libros Sagrados. c- Dios es "autor" o "escritor" de la SE. El que la Biblia sea una obra literaria que tiene a Dios y al hombre conjuntamente como verdaderos autores, plantea el problema teológico de cómo se compagina la acción de Dios y del hagiógrafo en la composición del texto. Se han propuesto varias soluciones. La más significativa es la de Sto.Tomás (II-II, qq.171-174), a partir de la causa instrumental. El Aquinate sintetizó su solución diciendo que la causa agente puede ser doble: principal (o aquella que obra por su propia virtud) e instrumental (o aquella que obra en virtud de una moción previa que recibe de un agente principal y es también aplicada a la acción). Así, el instrumento además de su propia capacidad, adquiere otra más elevada a su propia naturaleza. El efecto conseguido es tanto del uno como del otro, aunque de manera distinta. Y de modo análogo, sucede en la composición de la SE. Hay que afirmar que los hagiógrafos son instrumentos vivos, libres y racionales movidos por Dios para la redacción de los Libros Sagrados. Esta acción de Dios sobre el hagiógrafo, se observa como una acción ad extra de Dios (inspiración activa), atribuida de modo especial al Espíritu Santo; que es recibida libre y voluntariamente por el hagiógrafo (inspiración pasiva); y que se contempla plasmada en los Libros Sagrados (inspiración terminativa). DV.11, resume los caminos para solucionar el problema de compaginar la acción de Dios y la del hagiógrafo: "en la composición de los Libros Sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios por ellos y en ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería". Como conclusión, decir que el Libro Sagrado es de Dios y del hagiógrafo. Toda la Biblia es inspirada, tiene a Dios por autor y es, por tanto, palabra de Dios. 4.3 Veracidad Y Santidad De La Sagrada Escritura. Una consecuencia lógica de que Dios es autor, es que estos libros son santos y nos transmiten una enseñanza verdadera. "Todo lo que afirman los hagiógrafos o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo; se sigue que los Libros Sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra. Por tanto, toda la SE, inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir en la justicia, para que el hombre de Dios esté en forma, equipado para toda obra buena (2Tim3,12-17)", DV.11. Veracidad. La doctrina de la veracidad (V.) de la SE pertenece al dogma católico, como una consecuencia necesaria del dogma de la inspiración divina de la Biblia. ƒsta, es doctrina mantenida siempre a lo largo de los siglos por el Magisterio de la Iglesia y por la fe de los cristianos. La Tradición fundamenta la V. de la SE en dos razones: 1- que la V. está en íntima relación con el fin mismo de la inspiración, de manera que son inseparables. 2- que la V. está en íntima conexión con la perfección de Dios. De lo dicho, podemos resumir la doctrina de la V. de la Biblia en los siguientes apartados: a- pertenece al Depósito de la Fe y se explica como consecuencia necesaria de la inspiración divina de la SE. b- la V. se extiende a todo el contenido de la Biblia. c- es una verdad absoluta en la que se contienen tanto verdades de orden matafísico, como acontecimientos, promesas, exigencias ético-morales. d- la verdad de un escrito viene especificada entre otras cosas por el carácter literario del mismo. Santidad. La Santidad de la Biblia se entiende desde diversos aspectos; por su origen principalmente divino, por su finalidad religiosa, etc. Pero debido a la problemática surgida, la literatura moderna cristiana habla de la santidad bíblica principalmente en el aspecto moral, es decir, conformidad (adecuación) de los actos que se redactan en la SE, con la ley moral. 4.4 La Interpretación Bíblica: Criterios Racionales Y Teológico. El hecho de que la Biblia sea un conjunto de textos inspirados por Dios, trae consigo una consecuencia para la interpretación de esos textos: "Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en el lenguaje humano, por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras" (DV.12). La hermeneútica bíblica, es la disciplina que enseña las reglas que deben seguirse para entender y explicar correctamente los Libros Sagrados. Es el método para alcanzar la Exégesis, que consiste en la misma interpretación mediante la aplicación de las reglas establecidas en la hermeneútica. A las reglas comunes valederas para cualquier escrito, la hermeneútica añade otras particulares correspondientes a los Libros Sagrados. La hermeneútica es una ciencia teológica, y también histórica; por lo cual el intérprete ante la Biblia, debe situarse como un dialogante que no juzga el texto de un modo exclusivamente humano. Los Libros Sagrados, como tienen autor humano, las reglas que deben aplicarse para su interpretación son las de cualquier obra literaria (criterios racionales), y como además su autor es Dios, tiene unas reglas específicas para su interpretación (criterios dogmáticos o teológicos) (DV.12). Criterios racionales de interpretación. "Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se presenta y se anuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir, según su tiempo o cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de pensar, de expresarse , de narrarse que se usaban en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más se oían emplear en la conversación ordinaria" (DV.12). A la hora de interpretar un texto, el exegeta debe recorrer el siguiente camino: 1- establecer cual es el textos genuino, 2- aplicar los principios científicamente establecidos por la hermeneútica, acompañándose del género literario de cada libro o perícopa, y al ambiente histórico del que ha sido o al que se refiere el escrito. El primer cuidado que ha de tener fijo el exegeta, es la diligente investigación del sentido literal del texto, y las normas que la hermeneútica le impone para tal trabajo de investigación son cuatro: examinar el texto, contexto, los pasos paralelos y el ambiente histórico (todo esto sin olvidar que el autor del sentido literal es Dios). 1¼- Para explicar el texto, es necesario el empleo de la filología o conocimiento de las lenguas de los modos literarios del antiguo oriente. 2¼- La principal regla para la investigación del sentido está en el examen del contexto. Muchas veces los criterios filológicos no son decisivos para la determinación del significado (entre los varios posibles), de un verbo o de un nombre en una frase dada. Toda proposición recibe luz de lo que precede y de lo que sigue; hay que insertarla en el conjunto, pues el pensamiento del autor se completa y se esclarece en virtud de los diferentes elementos del contexto. 3¼- Al contexto siguen en importancia, los lugares paralelos, o sea, fragmentos afines entre sí por constar de los mismos términos o por razón del contenido doctrinal o histórico. 4¼- El ambiente histórico y todas las circunstancias para una perfecta inteligencia del libro: índole, cultura del autor, ambiente en que vivió y explicó su misión, ocasión que le indujo a escribir o fin que se propuso. Particularmente, las condiciones históricas, religiosas, sociales que se reflejan; las costumbres, los usos, la mentalidad de sus contemporáneos (israelitas, pueblos vecinos que tuvieron contacto con ellos). Hay que tener en cuenta la importancia que tiene el conocimiento de las ciencias auxiliares (ciencias filológicas, linguísticas, historia del antiguo Oriente, arqueología, geografía bíblica) y algunos métodos hermeneúticos (mejor conocimiento de los géneros literarios de la Biblia, el método histórico formal redaccional). Criterios teológicos de interpretación. El exegeta católico tiene en el Magisterio infalible de la Iglesia, un guía seguro para su trabajo: "La Escritura se ha de leer con el mismo espíritu con el que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener en cuenta el contenido y unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A los exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la SE, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación sobre la SE queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios" (DV.12). Estos criterios, teniendo su fundamento y exigencias en la inspiración divina de la SE, se dividen en dos grupos: A- Criterios dogmáticos basados en la condición de Dios como autor principal de la Biblia: a) Analogía de la fe bíblica. Por esto se entiende la mutua conformidad y correspondencia de las verdades contenidas en la SE. Este principio ofrece un aspecto positivo (unos textos proyectan luz sobre otros y ayudan al lector a una más honda inteligencia) y un aspecto negativo (ningún texto de la SE puede contradecir verdaderamente a otro). b) Desarrollo progresivo y homogéneo de la Revelación. Dios no ha revelado de una vez toda la verdad al hombre, sino que ha ido revelándose progresivamente hasta llegar a la suprema Revelación, el Verbo Encarnado. c) La interna armonía de ambos testamentos. Este principio fundamenta la interpretación cristiana del AT y los sentidos pleno y típico de la SE (S.Agustín). d) La gracia divina y la acción vivificante del Espíritu Santo. Lector e intérprete deben "sintonizar" con ese Espíritu de Dios por medio de la práctica de la vida cristiana, especialmente de la oración..., para que la gracia divina y la acción vivificante el Espíritu, abra el alma a la comprensión de la SE. B- Criterios dogmáticos en la consideración de la Iglesia como custodio e intérprete de la SE: a) La interpretación auténtica de la Biblia compete exclusivamente al Magisterio de la Iglesia. Esta interpretación puede ser: directa, cuando la determinación del sentido bíblico de un texto es objeto directo y formal de la definición, es decir, dicho Magisterio declara infaliblemente el sentido auténtico de un texto; ésta, a su vez, puede ser positiva (cuando se declara el sentido auténtico de un texto) o negativa (cuando se determina como erróneo, temerario,etc.). Indirecta es cuando el objeto formal de la definición no es el texto en sí, sino que formal y directamente se refiere a una verdad de fe, para cuya ilustración se trae a colación uno o varios textos de la SE. b) Analogía de la fe católica. Por este principio se entiende la conformidad de las verdades religiosas contenidas en la Revelación (fe bíblica), con las verdades contenidas en la tradición oral (Prov. Deus). c) El sentido de la Sagrada Tradición y el testimonio unánime de los Padres de la Iglesia. 4.5 Teología Y Exégesis Bíblica La SE es una de las fuentes constitutivas de la Teología: aporta los datos sobre los cuales se hace la especulación teológica. "La teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la SE unidas a la tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la fe verdad escondida en el misterio de Cristo. La SE contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente Palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser alma de la Teología" (DV.24). La unión de la SE y la Teología da lugar a la teología bíblica, que es la disciplina teológica que tiene por objeto específico la captación íntegra y la exposición sistemática de la Revelación divina contenida en la SE, haciendo la síntesis de los resultados parciales de la exégesis de los textos sagrados mediante la razón iluminada por la fe. Esta disciplina (teología bíblica), es relativamente moderna. Su objeto específico, método y límites aún no han llegado a ser definidos con precisión (incluso entre tratadistas y teólogos católicos), debido a que se sitúa en una zona intermedia entre la exégesis bíblica y la teología sistemática o especulativa. Entre estas tres diversas disciplinas existe una obligada interrelación. El exegeta no podrá penetrar en el sentido profundo de un determinado texto bíblico, si prescinde del conjunto en el cual dicho texto se integra, mientras que la teología bíblica debe tener presente las diversas piezas, todos los textos para poder realizar una síntesis valedera. De otro lado, el teólogo especulativo que intenta una comprensión integral de la Revelación o de alguno de us artículos, debe estar firmemente asentado en lo que la Revelación ha enseñado sobre ese punto, y cuando acude al texto de la SE, a la síntesis de varios textos, lo hace apoyándose en los estudios de exégesis y teología bíblica; mientras que el biblista, debe tener un conocimiento adecuado de la entera Teología cristiana para así poder interpretar rectamente los textos a la luz de la analogía de la fe.
4.2) Naturaleza de la inspiración bíblica
4.3) Veracidad y santidad de la Sagrada Escritura
4.4) La interpretación bíblica: criterios racionales y teológicos
4.5) Teología y exégesis bíblica
4.1 Canon De Los Libros Sagrados. Suele llamarse canon a un patrón o norma por el que se juzga correcto un pensamiento o doctrina. El canon cristiano de la Sagrada Escritura (SE), es el conjunto de libros que la Iglesia considera oficialmente como base de su doctrina y sus costumbres, por el hecho de estar inspirados por Dios. La canonicidad implica inspiración. La inclusión de un libro en el canon no supone necesariamente su autenticidad literaria por parte del que aparece como autor de la obra. La carta a los Hebreos, por ejemplo, se atribuyó durante mucho tiempo a San Pablo. El hecho de que la ciencia bíblica considere hoy que el Apóstol no fue su redactor, no priva al libro de su canocidad y carácter inspirado. El canon cristiano del AT contiene libros (Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y algunas secciones de Daniel) que no aparecen en el canon judío. Estos libros son llamados deuterocanónicos y fueron aceptados oficialmente como inspirados y normativos por el C. de Trento (1546) (D 1502). El canon de los escritos del NT se formó gradualmente mediante un proceso de separación de libros procedentes de un cuerpo más numeroso y amplio de obras cristianas muy antiguas. La Iglesia hubo de desempeñar en este proceso un papel decisivo e insustituible. Hacia el año 300 el canon neotestamentario adquiere la configuración que conocemos hoy. El canon se ordena a identificar y delimitar para los creyentes una serie de libros recibidos y leídos en la Iglesia como Palabra de Dios. El criterio que influyó en mayor medida para la formación del canon bíblico cristiano fue el reconocimiento en los libros de una recta regla de fe, una clara apostolicidad y un uso habitual en el culto. 4.2 Naturaleza De La Inspiración Bíblica. Noción. "La revelación que la SE contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo" (DV.11). El término inspiración expresa la cualidad más propia de los libros catalogados en el canon del AT y del NT. La inspiración bíblica es un carisma sobrenatural, dado por Dios a ciertos hombres en el seno del pueblo de Dios, del antiguo y del nuevo testamento, para consignar por escrito con validez general y pública aquellos misterios de Dios y de su intervención en la historia de la Salvación humana que Dios ha querido que fuesen de este modo entregados a la Iglesia por causa de nuestra salud y santificación (GER) De esta definición se desprenden algunas características de la inspiración (I): - La I.divina, es el constitutivo previo necesario para que un libro forme parte de la Biblia. - La I.divina de un escrito, es previa y necesaria para que ese escrito sea canónico. - La I.divina, es un carisma sobrenatural dado por Dios al hagiógrafo, para que ponga por escrito y sin error lo que Dios ha revelado y quiere comunicar a los hombres. - El carisma de la I., es transitorio, sobrenatural y gratuito. - El carisma de la I., proporciona una luz en el entendimiento del hagiógrafo para juzgar con "certeza" divina. - La I. es un don otorgado por Dios, no para la santificación del que lo recibe (gracia santificante), sino para el bien de la Iglesia (gratia gratis dada). Naturaleza. " La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del AT y del NT con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo (Ioh20,31; 2Tim3.16; 2Pet1.19-21), tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia" (CVI: DF, 21; PCB 1915). En la SE se afirma también la autoridad divina de la Biblia. En el Pentateuco, en la tablas de la Ley, se dice en ocasiones que han sido escritas por Moisés. En el NT (2Tim3.15ss), se afirma formalmente toda la I. de los libros del AT. En 2Pet1.20ss, hay una alusión clara a la naturaleza misma de la I. La afirmación de que Dios es autor, ha de compaginarse con las afirmaciones de algunos textos sagrados (Lc1.1ss), que nos hablan del esfuerzo que pusieron los hombres concretos en su escritura y que también son verdaderos autores. Entre los Padres, el testimonio es unánime. Sus enseñanzas se pueden recoger en: a- Los primeros apologetas para describir la acción de Dios sobre el hagiógrafo, reproducen las expresiones e imágenes bíblicas. b- Dios "dicta", "dice" los Libros Sagrados. c- Dios es "autor" o "escritor" de la SE. El que la Biblia sea una obra literaria que tiene a Dios y al hombre conjuntamente como verdaderos autores, plantea el problema teológico de cómo se compagina la acción de Dios y del hagiógrafo en la composición del texto. Se han propuesto varias soluciones. La más significativa es la de Sto.Tomás (II-II, qq.171-174), a partir de la causa instrumental. El Aquinate sintetizó su solución diciendo que la causa agente puede ser doble: principal (o aquella que obra por su propia virtud) e instrumental (o aquella que obra en virtud de una moción previa que recibe de un agente principal y es también aplicada a la acción). Así, el instrumento además de su propia capacidad, adquiere otra más elevada a su propia naturaleza. El efecto conseguido es tanto del uno como del otro, aunque de manera distinta. Y de modo análogo, sucede en la composición de la SE. Hay que afirmar que los hagiógrafos son instrumentos vivos, libres y racionales movidos por Dios para la redacción de los Libros Sagrados. Esta acción de Dios sobre el hagiógrafo, se observa como una acción ad extra de Dios (inspiración activa), atribuida de modo especial al Espíritu Santo; que es recibida libre y voluntariamente por el hagiógrafo (inspiración pasiva); y que se contempla plasmada en los Libros Sagrados (inspiración terminativa). DV.11, resume los caminos para solucionar el problema de compaginar la acción de Dios y la del hagiógrafo: "en la composición de los Libros Sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios por ellos y en ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería". Como conclusión, decir que el Libro Sagrado es de Dios y del hagiógrafo. Toda la Biblia es inspirada, tiene a Dios por autor y es, por tanto, palabra de Dios. 4.3 Veracidad Y Santidad De La Sagrada Escritura. Una consecuencia lógica de que Dios es autor, es que estos libros son santos y nos transmiten una enseñanza verdadera. "Todo lo que afirman los hagiógrafos o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo; se sigue que los Libros Sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra. Por tanto, toda la SE, inspirada por Dios, es útil para enseñar, reprender, corregir, instruir en la justicia, para que el hombre de Dios esté en forma, equipado para toda obra buena (2Tim3,12-17)", DV.11. Veracidad. La doctrina de la veracidad (V.) de la SE pertenece al dogma católico, como una consecuencia necesaria del dogma de la inspiración divina de la Biblia. ƒsta, es doctrina mantenida siempre a lo largo de los siglos por el Magisterio de la Iglesia y por la fe de los cristianos. La Tradición fundamenta la V. de la SE en dos razones: 1- que la V. está en íntima relación con el fin mismo de la inspiración, de manera que son inseparables. 2- que la V. está en íntima conexión con la perfección de Dios. De lo dicho, podemos resumir la doctrina de la V. de la Biblia en los siguientes apartados: a- pertenece al Depósito de la Fe y se explica como consecuencia necesaria de la inspiración divina de la SE. b- la V. se extiende a todo el contenido de la Biblia. c- es una verdad absoluta en la que se contienen tanto verdades de orden matafísico, como acontecimientos, promesas, exigencias ético-morales. d- la verdad de un escrito viene especificada entre otras cosas por el carácter literario del mismo. Santidad. La Santidad de la Biblia se entiende desde diversos aspectos; por su origen principalmente divino, por su finalidad religiosa, etc. Pero debido a la problemática surgida, la literatura moderna cristiana habla de la santidad bíblica principalmente en el aspecto moral, es decir, conformidad (adecuación) de los actos que se redactan en la SE, con la ley moral. 4.4 La Interpretación Bíblica: Criterios Racionales Y Teológico. El hecho de que la Biblia sea un conjunto de textos inspirados por Dios, trae consigo una consecuencia para la interpretación de esos textos: "Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en el lenguaje humano, por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras" (DV.12). La hermeneútica bíblica, es la disciplina que enseña las reglas que deben seguirse para entender y explicar correctamente los Libros Sagrados. Es el método para alcanzar la Exégesis, que consiste en la misma interpretación mediante la aplicación de las reglas establecidas en la hermeneútica. A las reglas comunes valederas para cualquier escrito, la hermeneútica añade otras particulares correspondientes a los Libros Sagrados. La hermeneútica es una ciencia teológica, y también histórica; por lo cual el intérprete ante la Biblia, debe situarse como un dialogante que no juzga el texto de un modo exclusivamente humano. Los Libros Sagrados, como tienen autor humano, las reglas que deben aplicarse para su interpretación son las de cualquier obra literaria (criterios racionales), y como además su autor es Dios, tiene unas reglas específicas para su interpretación (criterios dogmáticos o teológicos) (DV.12). Criterios racionales de interpretación. "Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se presenta y se anuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir, según su tiempo o cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de pensar, de expresarse , de narrarse que se usaban en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más se oían emplear en la conversación ordinaria" (DV.12). A la hora de interpretar un texto, el exegeta debe recorrer el siguiente camino: 1- establecer cual es el textos genuino, 2- aplicar los principios científicamente establecidos por la hermeneútica, acompañándose del género literario de cada libro o perícopa, y al ambiente histórico del que ha sido o al que se refiere el escrito. El primer cuidado que ha de tener fijo el exegeta, es la diligente investigación del sentido literal del texto, y las normas que la hermeneútica le impone para tal trabajo de investigación son cuatro: examinar el texto, contexto, los pasos paralelos y el ambiente histórico (todo esto sin olvidar que el autor del sentido literal es Dios). 1¼- Para explicar el texto, es necesario el empleo de la filología o conocimiento de las lenguas de los modos literarios del antiguo oriente. 2¼- La principal regla para la investigación del sentido está en el examen del contexto. Muchas veces los criterios filológicos no son decisivos para la determinación del significado (entre los varios posibles), de un verbo o de un nombre en una frase dada. Toda proposición recibe luz de lo que precede y de lo que sigue; hay que insertarla en el conjunto, pues el pensamiento del autor se completa y se esclarece en virtud de los diferentes elementos del contexto. 3¼- Al contexto siguen en importancia, los lugares paralelos, o sea, fragmentos afines entre sí por constar de los mismos términos o por razón del contenido doctrinal o histórico. 4¼- El ambiente histórico y todas las circunstancias para una perfecta inteligencia del libro: índole, cultura del autor, ambiente en que vivió y explicó su misión, ocasión que le indujo a escribir o fin que se propuso. Particularmente, las condiciones históricas, religiosas, sociales que se reflejan; las costumbres, los usos, la mentalidad de sus contemporáneos (israelitas, pueblos vecinos que tuvieron contacto con ellos). Hay que tener en cuenta la importancia que tiene el conocimiento de las ciencias auxiliares (ciencias filológicas, linguísticas, historia del antiguo Oriente, arqueología, geografía bíblica) y algunos métodos hermeneúticos (mejor conocimiento de los géneros literarios de la Biblia, el método histórico formal redaccional). Criterios teológicos de interpretación. El exegeta católico tiene en el Magisterio infalible de la Iglesia, un guía seguro para su trabajo: "La Escritura se ha de leer con el mismo espíritu con el que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener en cuenta el contenido y unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A los exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la SE, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación sobre la SE queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios" (DV.12). Estos criterios, teniendo su fundamento y exigencias en la inspiración divina de la SE, se dividen en dos grupos: A- Criterios dogmáticos basados en la condición de Dios como autor principal de la Biblia: a) Analogía de la fe bíblica. Por esto se entiende la mutua conformidad y correspondencia de las verdades contenidas en la SE. Este principio ofrece un aspecto positivo (unos textos proyectan luz sobre otros y ayudan al lector a una más honda inteligencia) y un aspecto negativo (ningún texto de la SE puede contradecir verdaderamente a otro). b) Desarrollo progresivo y homogéneo de la Revelación. Dios no ha revelado de una vez toda la verdad al hombre, sino que ha ido revelándose progresivamente hasta llegar a la suprema Revelación, el Verbo Encarnado. c) La interna armonía de ambos testamentos. Este principio fundamenta la interpretación cristiana del AT y los sentidos pleno y típico de la SE (S.Agustín). d) La gracia divina y la acción vivificante del Espíritu Santo. Lector e intérprete deben "sintonizar" con ese Espíritu de Dios por medio de la práctica de la vida cristiana, especialmente de la oración..., para que la gracia divina y la acción vivificante el Espíritu, abra el alma a la comprensión de la SE. B- Criterios dogmáticos en la consideración de la Iglesia como custodio e intérprete de la SE: a) La interpretación auténtica de la Biblia compete exclusivamente al Magisterio de la Iglesia. Esta interpretación puede ser: directa, cuando la determinación del sentido bíblico de un texto es objeto directo y formal de la definición, es decir, dicho Magisterio declara infaliblemente el sentido auténtico de un texto; ésta, a su vez, puede ser positiva (cuando se declara el sentido auténtico de un texto) o negativa (cuando se determina como erróneo, temerario,etc.). Indirecta es cuando el objeto formal de la definición no es el texto en sí, sino que formal y directamente se refiere a una verdad de fe, para cuya ilustración se trae a colación uno o varios textos de la SE. b) Analogía de la fe católica. Por este principio se entiende la conformidad de las verdades religiosas contenidas en la Revelación (fe bíblica), con las verdades contenidas en la tradición oral (Prov. Deus). c) El sentido de la Sagrada Tradición y el testimonio unánime de los Padres de la Iglesia. 4.5 Teología Y Exégesis Bíblica La SE es una de las fuentes constitutivas de la Teología: aporta los datos sobre los cuales se hace la especulación teológica. "La teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la SE unidas a la tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la fe verdad escondida en el misterio de Cristo. La SE contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente Palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser alma de la Teología" (DV.24). La unión de la SE y la Teología da lugar a la teología bíblica, que es la disciplina teológica que tiene por objeto específico la captación íntegra y la exposición sistemática de la Revelación divina contenida en la SE, haciendo la síntesis de los resultados parciales de la exégesis de los textos sagrados mediante la razón iluminada por la fe. Esta disciplina (teología bíblica), es relativamente moderna. Su objeto específico, método y límites aún no han llegado a ser definidos con precisión (incluso entre tratadistas y teólogos católicos), debido a que se sitúa en una zona intermedia entre la exégesis bíblica y la teología sistemática o especulativa. Entre estas tres diversas disciplinas existe una obligada interrelación. El exegeta no podrá penetrar en el sentido profundo de un determinado texto bíblico, si prescinde del conjunto en el cual dicho texto se integra, mientras que la teología bíblica debe tener presente las diversas piezas, todos los textos para poder realizar una síntesis valedera. De otro lado, el teólogo especulativo que intenta una comprensión integral de la Revelación o de alguno de us artículos, debe estar firmemente asentado en lo que la Revelación ha enseñado sobre ese punto, y cuando acude al texto de la SE, a la síntesis de varios textos, lo hace apoyándose en los estudios de exégesis y teología bíblica; mientras que el biblista, debe tener un conocimiento adecuado de la entera Teología cristiana para así poder interpretar rectamente los textos a la luz de la analogía de la fe.
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