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viernes, 8 de agosto de 2014

ESCATOLOGÍA INDIVIDUAL


48.1) Noción de escatología
48.2) Aspectos escatológicos de la predicación de Jesús
48.3) La muerte como término del estado del viador
48.4) Juicio particular
48.5) Inmortalidad del alma y escatología intermedia
48.6) El purgatorio
48.7) La reprobación
 
48.1 Noción de Escatología
La escatología es la parte de la Teología que estudia los últimos acontecimientos del hombre y del mundo. Dios crea, dirige lo creado y lo consuma, por tanto, la escatología se sitúa después del tratado de creación y no como un apéndice independiente como se situaba antes, ni siquiera detrás de la Soteriología.
- "es la doctrina de las cosas últimas del mundo y del hombre. Las cosas últimas  son la muerte, el juicio, el infierno y la gloria" (Lexicón alemán).
- "Estudio teológico de las realidades últimas, es decir, posteriores a la vida terrena del hombre y a la historia humana" (P. Cándido Pozo).
- "Reflexión creyente sobre el futuro de la de la promesa aguardado por la esperanza cristiana" (J.R. de la Peña).
La teología clásica se ha ocupado mucho de los novísimos, como una consideración de lo que va a venir pero no como misterios que dan sentido y orientación a la vida presente del cristiano y de la Iglesia, porque el más allá   ya está presente, con Cristo se inaugura el futuro en la tierra. La escatología puede ser:
General: Parusía - Resurrección
Consumada: Vida Eterna - Retribución del Impío
Intermedia: Muerte - Purgatorio
 
48.2 Aspectos Escatológicos de la Predicación de Jesús
Leyendo el N.T. se puede afirmar:
1. El Reino de Dios se hace presente en Jesús de Nazareth
2. El Reino de Dios se consumará en el futuro
En cuanto a la primera afirmación:
Juan Bautista predica: "Preparad el camino del Señor..." (Mc. 1,2,3). Juan introduce el reino, o sea, lo prepara - promesa y cumplimiento- exhorta a la penitencia y a recibir un bautismo para evitar la "ira venidera" (Mt. 3,7) o sea el juicio escatológico.
Jesús tiene conciencia de que con El irrumpe en la historia el Reino de Dios anunciado por Juan como inminente. "¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?" (MT. 11,3) y la respuesta remite a Isaías en versos que describen el más allá (escatn) 26, 19 y 35,5.
O sea, que la presencia y la actuación de Jesús no es un simple anuncio sino que es un cumplimiento. Juan fue el profeta al que cupo el honor de señalar con el dedo a Jesús (Prefacio).
Hay pues, un esquema clásico de profecía-Juan ; cumplimiento-Jesús. Todo esto se remata con ese bello momento de Lucas 4, 16-21 Jesús en la sinagoga de Nazareth (esta profecía se ha cumplido hoy entre vosotros).
Veamos pues algunos textos sobre cada uno de estos dos aspectos:
1. El Reino de Dios se hace presente en Jesús de Nazareth
La presencia del Reino de Dios se manifiesta en su actividad taumatúrgica y exorcista, en una irrupción de la gracia, del poder de Dios, de poner fin al reino del demonio con lo que se demuestra que hay en la tierra otro más fuerte que el demonio. En la teología judía, la presencia del reino implicaba la derrota de Satanás.
 
Las manifestaciones de esta presencia del Reino de Dios:
a) Los milagros - que no son la alteración de las leyes naturales, Dios no hace paréntesis ni hiatos. El milagro responde a una capacidad de la naturaleza, se glorifica puntualmente la naturaleza anticipadamente a lo que será en el escatón. El milagro prefigura los nuevos cielos y la nueva tierra porque ya está aquí el Reino, semilla de lo que va a venir.
b) Expulsión de demonios - La única explicación posible de que los demonios sean expulsados es que el reino de Satanás se tambalea porque ya está aquí el Reino de Dios (Mc. 3, 23-27).
c) El perdón de los pecados - Ejerce el poder presente de Jesús: Al paralítico, a la mujer adúltera.
El relato de la muerte de Jesús se acompaña con señales: tinieblas, el velo del templo se rasga, apertura de sepulcros y resurrecciones, son imágenes apocalípticas del fin. Este fin de las cosas se ha anticipado con la muerte de Jesús. El fin ya ha llegado.
Como se puede ver, la escatología consecuente de Albert Schwaitzer que dice que Jesús anunció el reino como una magnitud futura, no es justa, no da razón de los textos que acabamos de aducir, suprime la frontera entre Jesús y Juan que prácticamente hacen lo mismo. El Reino de Dios no está virtualmente en Jesús, sino que está con todo su dinamismo, solo contenido por las limitaciones de lo temporal, la contingencia de lo humano.
Tampoco la escatología realizada de C.H. Dott que dice que Jesús anunció el Reino como algo presente y no habló de ninguna dimensión futura da razón de otros textos del NT. Lo vemos al considerar el segundo aspecto.
2. El Reino de Dios se consumará en el futuro
Jesús habla de dos siglos o eones o mundos, son dos espacios temporales sucesivos:
Mt 12,32: "No se le perdonará ni en este mundo ni en el otro" (blasfemia contra Espíritu Santo). 
Lc 20,34: "Los hijos de este mundo se casan, los que tengan parte en el otro..." (Viuda de siete hermanos sucesivamente).
Mc 10,30: "Ahora en el presente es así, pero en el futuro, siglo venidero..." O sea, el siglo presente espera aún su consumación que dividirá de modo final y definitiva a justos y pecadores.
Mc 8,38: El juicio: recoge las ideas del AT sobre el día de Yahweh con una connotación de retribución futura que tiene que ver con algo que ya ha ocurrido aquí.
Las figuras del banquete mesiánico, la Vida etc., todo eso habla de un final que todavía no ha llegado, es una tensión siglo presente-siglo futuro.
Las Parábolas:
Varias exhortan a la vigilancia; porque el momento de la venida futura tiene carácter incierto. Hay parábolas de índole futurista: siervos que velan; ladrón en la noche; administrador infiel (Lc12) o las Diez Vírgenes (Mt25). El esquema es siempre el mismo:
- Expectación ante una venida que consumará la historia.
-Ignorancia del momento en que se producirá.
-Exhortación constante a la vigilancia.
Las parábolas indican crecimiento de algo que ya está presente caminando en una dirección de futuro en la que habrá una consumación.
Hijo del Hombre:
Título cristológico que solo lo dice Jesús de sí mismo, Mesías, Hijo de David etc., lo dicen otros, pero esto solo lo dice Jesús, al principio es algo misterioso, tiene un contexto de glorificación y abajamiento y tiene su antecedente en el Libro de Daniel, último libro del AT que es un Apocalipsis y enuncia los dos temas preparatorios del NT: el Hijo del Hombre y el Reino de Dios -"su reinado es sempiterno y todos los Reyes le servirán"..
Resumiendo y terminando:
Las dos series de afirmaciones se necesitan mutuamente para entenderse. La originalidad del NT reside en la tensión de estos dos momentos del escatón, es un ya pero todavía no, el todavía no se apoya en el ya.
48.3 LA MUERTE COMO TERMINO DEL ESTADO DE VIADOR
El hombre está compuesto de alma (forma sustancial) y cuerpo (materia). Esta composición no es una idea original helénica, también entre los primeros judíos (cfr. muerte y entierro de Jacob) había la idea de una cierta composición con algo que permanece después de la muerte. La SCDF publicó una carta el 17 de mayo de 1979 en la que se recuerda la pervivencia del alma inmortal después de la muerte del hombre, el término "alma" es indispensable para exponer la doctrina cristiana sobre la muerte. La muerte es en cierto sentido natural al hombre, siendo este un compuesto de materia (potencia pasiva) y forma, la materia puede perder siempre la forma que tiene. Dios dotó al primer padre del don preternatural de la inmortalidad (Concilio de Cartago, 418). Ahora la muerte es castigo del pecado original. La universalidad de la muerte está definida (Trento ses.V, c.2).
Con la muerte acaba el tiempo de mérito. En muchos documentos dogmáticos (Const. benedictus Deus, de Benedicto XII; Conc.II de Lyon; Conc. de Florencia) se habla del inmediato cumplimiento de la sentencia de premio o castigo.
S.Pablo: "Hemos de presentarnos ante el tribunal de Cristo para referir lo bueno o lo malo que hicimos cuando estábamos unidos al cuerpo (2Cor5,10); y a los Gálatas: "hagamos el bien mientras tengamos tiempo".
Todos los Padres sostienen lo mismo, sobre todo al combatir la Apocatastasis de Orígenes o sea el continuo movimiento de apartamiento de Dios y de vuelta a El y la posibilidad de desmerecer incluso en el Cielo. S. Juan Crisóstomo compara la vida con un torneo deportivo: solo se puede ganar el premio mientras dure.
Muchos Padres usan la parábola de Epulón y Lázaro para subrayar que después de la muerte ya no se puede merecer.
La respuesta del Cristianismo al problema de la muerte es pues la permanencia del yo y la superación de la propia indigencia.
48.4 Juicio Particular
Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del Cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre (Cat. de La Igl. Católica 1022)
Esta es la segunda enseñanza explícita sobre el juicio particular, la primera es el CV. II al recoger las palabras de San Pablo: "Compareceremos ante el tribunal de Cristo para dar cuenta cada cual de las cosas propias del cuerpo, según que hizo el bien o el mal". A continuación el Concilio se refiere al juicio final como cosa distinta (L. G. 48).
Aunque la existencia del juicio particular no está definida expresamente; así se deduce de la inmediatez con que se cumple el premio o el castigo merecido (cfr. Benedictus Deus; II Lyon y Florencia).
La Sagrada Escritura: Epulón y Lázaro; premio prometido al Buen Ladrón; Vírgenes necias y prudentes
La Tradición: No se reza por los condenados no por los bienaventurados, sí se reza a los mártires y otros santos como a quienes gozan del premio y se ofrecen sufragios por las almas del purgatorio.
48.5 Inmortalidad del Alma y Escatología intermedia
Es de fe que el alma es inmortal (V Letrán) y también es de fe que es espiritual (IV Letrán y Vaticano I) que se refiere a la composición del hombre de espíritu y materia.
La Sagrada Escritura atribuye al alma muchas operaciones espirituales: querer, pensar, etc. Luego es espiritual ya que toda potencia es específica por su objeto y el modo de operar sigue al moda de ser.
En cuanto a su inmortalidad basta recordar la promesa del Señor al Buen Ladrón, y sus palabras: "No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla" (Mt. 10,28).
En el original hebreo, se menciona al alma con varios nombres: Nefesh; Ruah; que significan respectivamente: "aliento de vida", "espíritu" o soplo de Dios a los hombres, al cuerpo animado se le llama "basar", el hebreo tenía pues cierta dificultad para expresar nuestro concepto de alma espiritual. Pero esto no quiere decir que concibieran al hombre como una unidad no compuesta, pues es también claro que a la muerte del hombre, pervive algo de él en el sheol o morada de los muertos. La revelación de la espiritualidad e inmortalidad del alma es mucho más clara en el N.T.
La razón puede demostrar la espiritualidad e inmortalidad del alma estudiando sus operaciones. Si el hombre es capaz de operaciones en las que no puede intervenir la materia, quiere eso decir que principio del que proceden tiene que ser también espiritual, o sea, no compuesto de materia. Las operaciones del entendimiento son puramente espirituales porque capta formas de modo universal (p. ej. tengo en el entendimiento la forma del "caballo" porque no está ligada al tiempo o al espacio, sino que es válida para todos los individuos de esa especie, es pues un universal); si el receptor de esas formas estuviera compuesto de materia, ya no sería posible captarlas universalmente, porque la materia individúa o sea, limita un tiempo y espacio concreto.
Otras pruebas: la experiencia de la libertad; la capacidad de buscar lo sensiblemente desagradable por un ideal (la mortificación no la hacen los animales); la posibilidad de tender a todo lo que tiene razón de bueno; la de conocer y amar a Dios, etc.
48.6 El Purgatorio
El Catecismo de la Iglesia Católica sintetiza la doctrina sobre el purgatorio:
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufre después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo (1030).
La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los concilios de Florencia (DS 1304) y Trento (DS 1820, 1580). La tradición de la Iglesia haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (p. ej. 1 Cor. 3,15; 1 Pt. 1,7) habla de un fuego purificador. (1031).
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Judas Macabeo, por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856) para que una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos (1032).
Muchos Padres de la Iglesia aplican al purgatorio la parábola del Señor sobre la cárcel de la que no se sale hasta haber pegado el último cuadrante (Mt. 5, 26). El Catecismo trae dos citas de los diálogos de S. Gregorio Magno y de una homilía de Crisóstomo.
Razón teológica: En el cielo no puede entrar nada manchado (Cfr. Apoc. 21,27). Remitida la culpa del pecado mortal o venial (aversio a Deo) queda la pena temporal en mayor o menor grado (conversio ad criaturas), se han de purificar todas las reliquias de pecado antes de entrar en el cielo.
Penas del purgatorio:
a) De daño: privación temporal de la visión de Dios y que es la peor de todas las penas.
b) De sentido: No está definida su naturaleza, pero es opinión común que es semejante a la pena de sentido del infierno (fuego corporal)
Las penas del purgatorio son desiguales, según la pena temporal aún debida y temporales -no sabemos como es ese tiempo- después del juicio final no habrá ya purgatorio. Se pueden aliviar con sufragios, sobre todo con la aplicación de los frutos de la Sta. Misa (Trento ses. 25).
48.7 La Reprobación
El A.T. prepara ideológica y literariamente el tema del infierno, el problema es la retribución del impío: ¿porqué en esta vida sufre el justo mientras que triunfa el impío? Primero los salmos (Ps 37) se cierran en un horizonte terreno: El justo acaba por triunfar aunque momentáneamente prevalezca el impío. El libro de Job da un paso más: El más allá como solución del problema. La Sabiduría y Daniel 12,2 ya hablan más claramente: "unos resucitarán para la vida eterna, aquellos para el oprobio, para eterna ignominia".
Juan Bautista supone una transición entre el A.T. y el N.T. Su predicación contiene el anuncio de un castigo escatológico: "Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles... la paja la quemará en el fuego inextinguible" (alusión a Isaías).
Doctrina del N.T.
1. El destino de los justos y el de los impíos en el estadio escatológico son diversos.
-"Así será en la consumación del mundo: saldrán los ángeles y separarán los malos de en medio de los justos". Jesucristo explicando la parábola de la red barredera y la explicación de una parábola (metáfora) no puede ser otra metáfora.
2. El destino de los impíos implica la exclusión definitiva de la vida eterna
- "Apartaos de mí, malditos".
- "¡Señor! ¡Señor! ábrenos. No os conozco."
- "Siervo inútil arrojadlo a las tinieblas de allá fuera".
- "Ninguno de los que habían sido convidados probarán mi cena".
Idea de exclusión definitiva muy frecuente en S. Pablo, sentido tan absoluto que hace inadmisible cualquier idea de apokatástasis.
- "¿Es que no sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios?"
3. Dolor sensible y fuego eterno
- "Si tu ojo derecho te escandaliza..."
- "Serpiente, raza de víboras..."
- "Quien dijere a su hermano necio será reo de la Gehenna del fuego"
- "Si tu mano te escandaliza..."
Afecta a toda la realidad existencial del hombre: "No temáis a los que matan el cuerpo... temed al que pueda arrojar cuerpo y alma al fuego".
4. Las expresiones de eternidad
- "Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos" (Apoc 14,11).
- "Apartaos de mí malditos al fuego eterno...
 Los Padres:
S. Justino: "Cada uno va a la pena eterna o a la salvación eterna, según los méritos de sus acciones"
S. Ireneo: Establece distinción entre penas temporales y eternas. 
Magisterio:
Es un estado, después de la resurrección será lugar, privación dolorosa de la visión de Dios (pena de daño) y fuego (sentido) ambos eternos.
a) Símbolo Quicumque: "Los que hicieron bien Irán a la gloria eterna, los que mal al fuego eterno".
b) Sínodo endemonsa de 543 condenación de Orígenes (apokatástasis) por el Papa Vigilio.
c) Concilio IV de Letrán, Inocencio III habla de la eternidad del infierno.
d) Concilio II de Lyon y IV de Florencia: Aquellos que mueren en pecado mortal actual o pecado original bajan en seguida al infierno para ser castigados con penas desiguales: pecado original priva de la visión de Dios, pecado actual: Gehenna perpetua.
e) Benedictus Deus (Benedicto XII) habla de penas infernales: carencia de la visión de Dios y otra pena.
f) Lumen Gentium: Pena eterna del infierno
g) Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI: Pena de daño y pena de sentido distintas, aquella no mera aflicción sicológica que provendría de la privación de la visión de Dios.
En 23 lugares del N.T. se menciona el "fuego" como agente de esta pena. El Santo al hablar de las almas separadas explica cómo les puede afectar un agente material como es el fuego: un espíritu se puede unir a una materia como la forma a su materia (caso del alma humana) o como el motor al móvil; la acción del fuego sobre al alma implica una unión de ese segundo tipo, el alma se verá aterrazada por un agente material que impide su libertad de movimiento y es el instrumento de la justicia divina, con todo, es imaginable lo que supondrá esta sujeción será un fuego material no unívoco al terreno que actúa sobre espíritus y demonios.
(Texto extraído de Servicio Católico)
 
48.1) Noción de escatología
48.2) Aspectos escatológicos de la predicación de Jesús
48.3) La muerte como término del estado del viador
48.4) Juicio particular
48.5) Inmortalidad del alma y escatología intermedia
48.6) El purgatorio
48.7) La reprobación
 
48.1 Noción de Escatología
La escatología es la parte de la Teología que estudia los últimos acontecimientos del hombre y del mundo. Dios crea, dirige lo creado y lo consuma, por tanto, la escatología se sitúa después del tratado de creación y no como un apéndice independiente como se situaba antes, ni siquiera detrás de la Soteriología.
- "es la doctrina de las cosas últimas del mundo y del hombre. Las cosas últimas  son la muerte, el juicio, el infierno y la gloria" (Lexicón alemán).
- "Estudio teológico de las realidades últimas, es decir, posteriores a la vida terrena del hombre y a la historia humana" (P. Cándido Pozo).
- "Reflexión creyente sobre el futuro de la de la promesa aguardado por la esperanza cristiana" (J.R. de la Peña).
La teología clásica se ha ocupado mucho de los novísimos, como una consideración de lo que va a venir pero no como misterios que dan sentido y orientación a la vida presente del cristiano y de la Iglesia, porque el más allá   ya está presente, con Cristo se inaugura el futuro en la tierra. La escatología puede ser:
General: Parusía - Resurrección
Consumada: Vida Eterna - Retribución del Impío
Intermedia: Muerte - Purgatorio
 
48.2 Aspectos Escatológicos de la Predicación de Jesús
Leyendo el N.T. se puede afirmar:
1. El Reino de Dios se hace presente en Jesús de Nazareth
2. El Reino de Dios se consumará en el futuro
En cuanto a la primera afirmación:
Juan Bautista predica: "Preparad el camino del Señor..." (Mc. 1,2,3). Juan introduce el reino, o sea, lo prepara - promesa y cumplimiento- exhorta a la penitencia y a recibir un bautismo para evitar la "ira venidera" (Mt. 3,7) o sea el juicio escatológico.
Jesús tiene conciencia de que con El irrumpe en la historia el Reino de Dios anunciado por Juan como inminente. "¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?" (MT. 11,3) y la respuesta remite a Isaías en versos que describen el más allá (escatn) 26, 19 y 35,5.
O sea, que la presencia y la actuación de Jesús no es un simple anuncio sino que es un cumplimiento. Juan fue el profeta al que cupo el honor de señalar con el dedo a Jesús (Prefacio).
Hay pues, un esquema clásico de profecía-Juan ; cumplimiento-Jesús. Todo esto se remata con ese bello momento de Lucas 4, 16-21 Jesús en la sinagoga de Nazareth (esta profecía se ha cumplido hoy entre vosotros).
Veamos pues algunos textos sobre cada uno de estos dos aspectos:
1. El Reino de Dios se hace presente en Jesús de Nazareth
La presencia del Reino de Dios se manifiesta en su actividad taumatúrgica y exorcista, en una irrupción de la gracia, del poder de Dios, de poner fin al reino del demonio con lo que se demuestra que hay en la tierra otro más fuerte que el demonio. En la teología judía, la presencia del reino implicaba la derrota de Satanás.
 
Las manifestaciones de esta presencia del Reino de Dios:
a) Los milagros - que no son la alteración de las leyes naturales, Dios no hace paréntesis ni hiatos. El milagro responde a una capacidad de la naturaleza, se glorifica puntualmente la naturaleza anticipadamente a lo que será en el escatón. El milagro prefigura los nuevos cielos y la nueva tierra porque ya está aquí el Reino, semilla de lo que va a venir.
b) Expulsión de demonios - La única explicación posible de que los demonios sean expulsados es que el reino de Satanás se tambalea porque ya está aquí el Reino de Dios (Mc. 3, 23-27).
c) El perdón de los pecados - Ejerce el poder presente de Jesús: Al paralítico, a la mujer adúltera.
El relato de la muerte de Jesús se acompaña con señales: tinieblas, el velo del templo se rasga, apertura de sepulcros y resurrecciones, son imágenes apocalípticas del fin. Este fin de las cosas se ha anticipado con la muerte de Jesús. El fin ya ha llegado.
Como se puede ver, la escatología consecuente de Albert Schwaitzer que dice que Jesús anunció el reino como una magnitud futura, no es justa, no da razón de los textos que acabamos de aducir, suprime la frontera entre Jesús y Juan que prácticamente hacen lo mismo. El Reino de Dios no está virtualmente en Jesús, sino que está con todo su dinamismo, solo contenido por las limitaciones de lo temporal, la contingencia de lo humano.
Tampoco la escatología realizada de C.H. Dott que dice que Jesús anunció el Reino como algo presente y no habló de ninguna dimensión futura da razón de otros textos del NT. Lo vemos al considerar el segundo aspecto.
2. El Reino de Dios se consumará en el futuro
Jesús habla de dos siglos o eones o mundos, son dos espacios temporales sucesivos:
Mt 12,32: "No se le perdonará ni en este mundo ni en el otro" (blasfemia contra Espíritu Santo). 
Lc 20,34: "Los hijos de este mundo se casan, los que tengan parte en el otro..." (Viuda de siete hermanos sucesivamente).
Mc 10,30: "Ahora en el presente es así, pero en el futuro, siglo venidero..." O sea, el siglo presente espera aún su consumación que dividirá de modo final y definitiva a justos y pecadores.
Mc 8,38: El juicio: recoge las ideas del AT sobre el día de Yahweh con una connotación de retribución futura que tiene que ver con algo que ya ha ocurrido aquí.
Las figuras del banquete mesiánico, la Vida etc., todo eso habla de un final que todavía no ha llegado, es una tensión siglo presente-siglo futuro.
Las Parábolas:
Varias exhortan a la vigilancia; porque el momento de la venida futura tiene carácter incierto. Hay parábolas de índole futurista: siervos que velan; ladrón en la noche; administrador infiel (Lc12) o las Diez Vírgenes (Mt25). El esquema es siempre el mismo:
- Expectación ante una venida que consumará la historia.
-Ignorancia del momento en que se producirá.
-Exhortación constante a la vigilancia.
Las parábolas indican crecimiento de algo que ya está presente caminando en una dirección de futuro en la que habrá una consumación.
Hijo del Hombre:
Título cristológico que solo lo dice Jesús de sí mismo, Mesías, Hijo de David etc., lo dicen otros, pero esto solo lo dice Jesús, al principio es algo misterioso, tiene un contexto de glorificación y abajamiento y tiene su antecedente en el Libro de Daniel, último libro del AT que es un Apocalipsis y enuncia los dos temas preparatorios del NT: el Hijo del Hombre y el Reino de Dios -"su reinado es sempiterno y todos los Reyes le servirán"..
Resumiendo y terminando:
Las dos series de afirmaciones se necesitan mutuamente para entenderse. La originalidad del NT reside en la tensión de estos dos momentos del escatón, es un ya pero todavía no, el todavía no se apoya en el ya.
48.3 LA MUERTE COMO TERMINO DEL ESTADO DE VIADOR
El hombre está compuesto de alma (forma sustancial) y cuerpo (materia). Esta composición no es una idea original helénica, también entre los primeros judíos (cfr. muerte y entierro de Jacob) había la idea de una cierta composición con algo que permanece después de la muerte. La SCDF publicó una carta el 17 de mayo de 1979 en la que se recuerda la pervivencia del alma inmortal después de la muerte del hombre, el término "alma" es indispensable para exponer la doctrina cristiana sobre la muerte. La muerte es en cierto sentido natural al hombre, siendo este un compuesto de materia (potencia pasiva) y forma, la materia puede perder siempre la forma que tiene. Dios dotó al primer padre del don preternatural de la inmortalidad (Concilio de Cartago, 418). Ahora la muerte es castigo del pecado original. La universalidad de la muerte está definida (Trento ses.V, c.2).
Con la muerte acaba el tiempo de mérito. En muchos documentos dogmáticos (Const. benedictus Deus, de Benedicto XII; Conc.II de Lyon; Conc. de Florencia) se habla del inmediato cumplimiento de la sentencia de premio o castigo.
S.Pablo: "Hemos de presentarnos ante el tribunal de Cristo para referir lo bueno o lo malo que hicimos cuando estábamos unidos al cuerpo (2Cor5,10); y a los Gálatas: "hagamos el bien mientras tengamos tiempo".
Todos los Padres sostienen lo mismo, sobre todo al combatir la Apocatastasis de Orígenes o sea el continuo movimiento de apartamiento de Dios y de vuelta a El y la posibilidad de desmerecer incluso en el Cielo. S. Juan Crisóstomo compara la vida con un torneo deportivo: solo se puede ganar el premio mientras dure.
Muchos Padres usan la parábola de Epulón y Lázaro para subrayar que después de la muerte ya no se puede merecer.
La respuesta del Cristianismo al problema de la muerte es pues la permanencia del yo y la superación de la propia indigencia.
48.4 Juicio Particular
Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del Cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre (Cat. de La Igl. Católica 1022)
Esta es la segunda enseñanza explícita sobre el juicio particular, la primera es el CV. II al recoger las palabras de San Pablo: "Compareceremos ante el tribunal de Cristo para dar cuenta cada cual de las cosas propias del cuerpo, según que hizo el bien o el mal". A continuación el Concilio se refiere al juicio final como cosa distinta (L. G. 48).
Aunque la existencia del juicio particular no está definida expresamente; así se deduce de la inmediatez con que se cumple el premio o el castigo merecido (cfr. Benedictus Deus; II Lyon y Florencia).
La Sagrada Escritura: Epulón y Lázaro; premio prometido al Buen Ladrón; Vírgenes necias y prudentes
La Tradición: No se reza por los condenados no por los bienaventurados, sí se reza a los mártires y otros santos como a quienes gozan del premio y se ofrecen sufragios por las almas del purgatorio.
48.5 Inmortalidad del Alma y Escatología intermedia
Es de fe que el alma es inmortal (V Letrán) y también es de fe que es espiritual (IV Letrán y Vaticano I) que se refiere a la composición del hombre de espíritu y materia.
La Sagrada Escritura atribuye al alma muchas operaciones espirituales: querer, pensar, etc. Luego es espiritual ya que toda potencia es específica por su objeto y el modo de operar sigue al moda de ser.
En cuanto a su inmortalidad basta recordar la promesa del Señor al Buen Ladrón, y sus palabras: "No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla" (Mt. 10,28).
En el original hebreo, se menciona al alma con varios nombres: Nefesh; Ruah; que significan respectivamente: "aliento de vida", "espíritu" o soplo de Dios a los hombres, al cuerpo animado se le llama "basar", el hebreo tenía pues cierta dificultad para expresar nuestro concepto de alma espiritual. Pero esto no quiere decir que concibieran al hombre como una unidad no compuesta, pues es también claro que a la muerte del hombre, pervive algo de él en el sheol o morada de los muertos. La revelación de la espiritualidad e inmortalidad del alma es mucho más clara en el N.T.
La razón puede demostrar la espiritualidad e inmortalidad del alma estudiando sus operaciones. Si el hombre es capaz de operaciones en las que no puede intervenir la materia, quiere eso decir que principio del que proceden tiene que ser también espiritual, o sea, no compuesto de materia. Las operaciones del entendimiento son puramente espirituales porque capta formas de modo universal (p. ej. tengo en el entendimiento la forma del "caballo" porque no está ligada al tiempo o al espacio, sino que es válida para todos los individuos de esa especie, es pues un universal); si el receptor de esas formas estuviera compuesto de materia, ya no sería posible captarlas universalmente, porque la materia individúa o sea, limita un tiempo y espacio concreto.
Otras pruebas: la experiencia de la libertad; la capacidad de buscar lo sensiblemente desagradable por un ideal (la mortificación no la hacen los animales); la posibilidad de tender a todo lo que tiene razón de bueno; la de conocer y amar a Dios, etc.
48.6 El Purgatorio
El Catecismo de la Iglesia Católica sintetiza la doctrina sobre el purgatorio:
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufre después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo (1030).
La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los concilios de Florencia (DS 1304) y Trento (DS 1820, 1580). La tradición de la Iglesia haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (p. ej. 1 Cor. 3,15; 1 Pt. 1,7) habla de un fuego purificador. (1031).
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Judas Macabeo, por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856) para que una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos (1032).
Muchos Padres de la Iglesia aplican al purgatorio la parábola del Señor sobre la cárcel de la que no se sale hasta haber pegado el último cuadrante (Mt. 5, 26). El Catecismo trae dos citas de los diálogos de S. Gregorio Magno y de una homilía de Crisóstomo.
Razón teológica: En el cielo no puede entrar nada manchado (Cfr. Apoc. 21,27). Remitida la culpa del pecado mortal o venial (aversio a Deo) queda la pena temporal en mayor o menor grado (conversio ad criaturas), se han de purificar todas las reliquias de pecado antes de entrar en el cielo.
Penas del purgatorio:
a) De daño: privación temporal de la visión de Dios y que es la peor de todas las penas.
b) De sentido: No está definida su naturaleza, pero es opinión común que es semejante a la pena de sentido del infierno (fuego corporal)
Las penas del purgatorio son desiguales, según la pena temporal aún debida y temporales -no sabemos como es ese tiempo- después del juicio final no habrá ya purgatorio. Se pueden aliviar con sufragios, sobre todo con la aplicación de los frutos de la Sta. Misa (Trento ses. 25).
48.7 La Reprobación
El A.T. prepara ideológica y literariamente el tema del infierno, el problema es la retribución del impío: ¿porqué en esta vida sufre el justo mientras que triunfa el impío? Primero los salmos (Ps 37) se cierran en un horizonte terreno: El justo acaba por triunfar aunque momentáneamente prevalezca el impío. El libro de Job da un paso más: El más allá como solución del problema. La Sabiduría y Daniel 12,2 ya hablan más claramente: "unos resucitarán para la vida eterna, aquellos para el oprobio, para eterna ignominia".
Juan Bautista supone una transición entre el A.T. y el N.T. Su predicación contiene el anuncio de un castigo escatológico: "Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles... la paja la quemará en el fuego inextinguible" (alusión a Isaías).
Doctrina del N.T.
1. El destino de los justos y el de los impíos en el estadio escatológico son diversos.
-"Así será en la consumación del mundo: saldrán los ángeles y separarán los malos de en medio de los justos". Jesucristo explicando la parábola de la red barredera y la explicación de una parábola (metáfora) no puede ser otra metáfora.
2. El destino de los impíos implica la exclusión definitiva de la vida eterna
- "Apartaos de mí, malditos".
- "¡Señor! ¡Señor! ábrenos. No os conozco."
- "Siervo inútil arrojadlo a las tinieblas de allá fuera".
- "Ninguno de los que habían sido convidados probarán mi cena".
Idea de exclusión definitiva muy frecuente en S. Pablo, sentido tan absoluto que hace inadmisible cualquier idea de apokatástasis.
- "¿Es que no sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios?"
3. Dolor sensible y fuego eterno
- "Si tu ojo derecho te escandaliza..."
- "Serpiente, raza de víboras..."
- "Quien dijere a su hermano necio será reo de la Gehenna del fuego"
- "Si tu mano te escandaliza..."
Afecta a toda la realidad existencial del hombre: "No temáis a los que matan el cuerpo... temed al que pueda arrojar cuerpo y alma al fuego".
4. Las expresiones de eternidad
- "Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos" (Apoc 14,11).
- "Apartaos de mí malditos al fuego eterno...
 Los Padres:
S. Justino: "Cada uno va a la pena eterna o a la salvación eterna, según los méritos de sus acciones"
S. Ireneo: Establece distinción entre penas temporales y eternas. 
Magisterio:
Es un estado, después de la resurrección será lugar, privación dolorosa de la visión de Dios (pena de daño) y fuego (sentido) ambos eternos.
a) Símbolo Quicumque: "Los que hicieron bien Irán a la gloria eterna, los que mal al fuego eterno".
b) Sínodo endemonsa de 543 condenación de Orígenes (apokatástasis) por el Papa Vigilio.
c) Concilio IV de Letrán, Inocencio III habla de la eternidad del infierno.
d) Concilio II de Lyon y IV de Florencia: Aquellos que mueren en pecado mortal actual o pecado original bajan en seguida al infierno para ser castigados con penas desiguales: pecado original priva de la visión de Dios, pecado actual: Gehenna perpetua.
e) Benedictus Deus (Benedicto XII) habla de penas infernales: carencia de la visión de Dios y otra pena.
f) Lumen Gentium: Pena eterna del infierno
g) Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI: Pena de daño y pena de sentido distintas, aquella no mera aflicción sicológica que provendría de la privación de la visión de Dios.
En 23 lugares del N.T. se menciona el "fuego" como agente de esta pena. El Santo al hablar de las almas separadas explica cómo les puede afectar un agente material como es el fuego: un espíritu se puede unir a una materia como la forma a su materia (caso del alma humana) o como el motor al móvil; la acción del fuego sobre al alma implica una unión de ese segundo tipo, el alma se verá aterrazada por un agente material que impide su libertad de movimiento y es el instrumento de la justicia divina, con todo, es imaginable lo que supondrá esta sujeción será un fuego material no unívoco al terreno que actúa sobre espíritus y demonios.

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